Sin programa ni ideas

 
Keiko Fujimori promete crear una Superintendencia Laboral y hacer respetar las leyes laborales. No sabe, por lo visto, que existe el Ministerio de Trabajo y olvida –o hace como que hace que se olvida– que su padre eliminó o recortó sin escrúpulos los principales derechos laborales.

Jornada de ocho horas, seguro social para la mayoría, vacaciones, horas extras, compensación por tiempo de servicios, estabilidad en el empleo, libre sindicalización: todo eso fue barrido por el dictador en cumplimiento de la orden del Fondo Monetario Internacional de “desregular” el mercado laboral.

Si, por desgracia, la hija del exterminador de derechos llegara a la presidencia, ¿encargaría a su Superintendencia Laboral que haga cumplir el Decreto Legislativo 728, sarcásticamente llamado “Ley de Fomento del Empleo”, el cual fomentó un conjunto de disposiciones que afectaron la estabilidad laboral, así como las remuneraciones, reforzando el poder unilateral del empleador?

Ese Decreto Legislativo implantó el empleo precario, auspició el despido masivo de trabajadores, los cuales, a través de contratos laborales o bajo programas de “formación profesional”, fueron reemplazados por jóvenes privados de derechos individuales y colectivos como la organización sindical, o a través de diversos tipos de intermediación como “cooperativas” de trabajo y empresas de servicios complementarios.

A partir de eso, los “services” reforzaron su presencia en el mercado del trabajo. También crecieron las subcontrataciones. Florecieron asimismo las empresas privadas de seguridad social, que han demostrado ser un buen negocio pero un mal sin remedio, que se aprovecha de las instalaciones y equipos de Essalud.

¿También vigilaría la candidata de Fuerza 2011 que se cumpla el Decreto Ley 25593, del 2 de julio de 1992, que flexibilizó los derechos de sindicalización, negociación colectiva y huelga, y que facilitaba al empleador renegociar cláusulas antes convenidas con el sindicato?

La década de los 90 del siglo pasado empezó con una tasa de Desempleo de 5,9%. La gran variación vino precisamente en 1992, cuando esa tasa llegó a 9.4%.

En 1992, el asesino y ladrón que fungía de Presidente de la República logró que se aprobara una Constitución hecha a la medida del FMI y el Banco mundial.

Desde entonces, el trabajador peruano es paria de derechos, huérfano de amparos.

¿También haría cumplir Keiko Fujimori los decretos legislativos 854, 855 y 856 que norman, rebajándolos, el derecho a la jornada de ocho horas, el de sobretiempos y el de créditos laborales?

Keiko Fujimori mostró, al plagiar a Humala sobre impuesto a las sobreganancias y aumento del salario mínimo, que no tenía programa, ahora demuestra que nada sabe de derechos laborales y que busca encubrir los crímenes sociales de su padre

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