Plesbiscito: ¿Una nueva forma de vender el movimiento?
A estas alturas de la movilización que ha convocado más personas desde hace décadas, nos encontramos frente a la siguiente decisión: qué hacer con la fuerza que hemos logrado acumular. Desde algunos sectores del movimiento han surgido voces que encuentran en una “salida ciudadana” el camino a seguir, basándose en el análisis de que los límites de este fenómeno han “desbordado lo estudiantil” y alcanzado a la ciudadanía, principalmente pensando en la histórica masividad, la alta aprobación de las demandas y la exposición mediática alcanzada.
Y si bien la lucha por la educación no consiste en un asunto gremial puesto que le concierne a toda la sociedad, como organización consideramos que es un error político plantear una “salida ciudadana” a este conflicto, ya que si se lo entregamos a la institucionalidad vigente no será posible apartarse de las pautas propias del modelo político-económico neoliberal y por lo tanto no se podrán conseguir las necesarias transformaciones estructurales en el sistema educativo. ¿A qué nos referimos con esto? A que plantear en este momento que la realización de un plebiscito nacional entorno a las demandas de la educación –incluyendo también las de otros sectores, probablemente- como forma de zanjar el tema, o incluso como herramienta del mismo movimiento en el sentido de “cambiar la forma en que se toman las decisiones en nuestro país”, apunta justamente a perfeccionar la pseudo-democracia en la que vivimos, en una búsqueda por lograr una inclusión ficticia en un modelo político que todos los días excluye al pueblo de las riquezas que concentran los dueños del país.Nos preguntamos, ¿cuándo fue que pasamos de una lucha por la educación a una por la democracia, para consolidar un “capitalismo más humano”?
Optar por el análisis del movimiento ciudadano ante la posibilidad de construir movimiento popular a partir de la experiencia estudiantil es equivalente a ocultar el enfrentamiento de fuerzas, a suavizar el conflicto de clases que sostiene este sistema, a canalizar por la vía institucional las expresiones de descontento y las medidas de presión para que nadie se sienta incómodo, a culpar de todo a la clase política y a los rectores del CRUCH antes que al nefasto modelo que estos se dedican a administrar.
Nuestro enemigo es el actual modelo educativo de mercado –que deriva inevitablemente del modelo de sociedad de mercado- y contra éste se lucha con la construcción colectiva y unificada de demandas que realmente pongan en entredicho las bases del sistema, con organización permanente y con la articulación real con otros sectores,es decir con fundamentos basados en un historial de trabajo político conjunto y en la construcción de fuertes lazos de solidaridad y confianza, no simplemente derivados de la coordinación de movilizaciones o de un pegoteo de petitorios.
Tras 6 semanas de paro tenemos que ganar aquellas demandas que apuntan a los fundamentos del modelo educativo mercantil, pero también tenemos que acumular saberes y experiencias que nos permitan en el futuro dar nuevas peleas con horizontes cada vez mayores, hasta transformar nuestra realidad y construir una sociedad más justa y más humana.
A LUCHAR POR LA EDUCACIÓN PARA GANAR
Y PARA CONSTRUIR MOVIMIENTO POPULAR
PLATAFORMA COLECTIVA
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