El gran fracaso de Barack Obama

“Durante años, el sector financiero de Estados Unidos estuvo gobernado por reglas anticuadas y débilmente aplicadas que permitieron a algunos sacar ventaja del sistema y tomar riesgos que pusieron en peligro toda la economía”. Ésta fue una de las frases más repetidas por Barack Obama durante su campaña presidencial, pocos meses después de que la crisis de las ‘subprime’ estallara en las mismísimas narices de la sociedad americana. Éstos, indignados por el comportamiento de su clase financiera y, por ende, de su clase política, pedían un cambio brusco en la orientación del país. Esto sucedía en 2008. ¿Les suena de algo? Plaza Catalunya, Sol… Como siempre, llegamos tarde a los debates. En este caso, unos tres años.
En ese momento, los estadounidenses, furiosos al ver como una minoría se había enriquecido gracias al esfuerzo de los más desprotegidos, querían suprimir todos los privilegios para la banca. Y ahí se abrazó muy hábilmente Obama. Tal vez por convicción o tal vez por interés, la verdad es que la promesa de una profunda reforma financiera del país animaba a todos, aún sin ser conscientes de la magnitud de la crisis que tenían a las puertas. El líder demócrata fue capaz de capitalizar éste cambio, de convencer que otro sistema era posible. El pueblo le siguió, ávido de líderes que le dieran su merecido a los banqueros. Ilusos, los ciudadanos creyeron que eso era posible.
Dos años después, en julio de 2010, Obama conseguía firmar, con sólo el apoyo de unos cuantos republicanos, la que decían era la reforma financiera más ambiciosa de la historia. Mentira. Todo eran fuegos de artificio de cara a la galería. Las personas que mandaban sobre el capital eran las mismas que lo habían hecho durante los mandatos de Reagan, Bush padre, Clinton y Bush hijo. Los mismos perros, eso sí, con distintos collares. Al final, el presidente cedió al empuje de los lobbys financieros, que en Washington representan 5 personas por cada congresista o senador americano. Una auténtica barbaridad. No sabemos si el presidente hizo lo que pudo en esta reforma o es que no quería hacer más. Los nombramientos de personas que iban a gestionar su política financiera hace pensar más en lo segundo que en lo primero.
La desregulación financiera continua inexorablemente. Aquellos que durante más de 30 años corrompieron el sistema financiero mundial continúan sentados en sus poltronas gubernamentales. Los que organizaron todo lo que ahora sufrimos siguen mandando sin problemas, sin consecuencias. Siguen ejerciendo su inmenso poder con el beneplácito de las dos cambras. Éste es sin duda el gran fracaso de Barack Obama, y no la frustrada reforma sanitaria. Reformar el sistema económico es algo más que necesario en este momento en el que se está reconstruyendo el mundo. Tras la crisis más grave desde la Gran Depresión, es el momento de empezar de 0. El problema es que aquellos que lo están construyendo son los mismos que nos han llevado al borde del abismo. Y seguirán haciendo aquello que mejor saben hacer: enriquecerse.
Todo esto se explica de una forma mucho más exhaustiva en el genial documental ‘Inside Job’, dirigido por Charles Ferguson y que desnuda todas las vergüenzas de nuestra sociedad actual. Un documento rompedor, de visionado obligatorio para comprender cuál es el origen y la diagnosis de la situación actual. Imprescindible para todos aquellos que quieran hablar con conocimiento de causa de un asunto que en estos días está en boca de todos.

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