PEDRO PABLO ATUSPARIA Y UCHCU PEDRO: LA REBELIÓN DE LOS ANCASHINOS
PEDRO PABLO ATUSPARIA Y UCHCU PEDRO: LA REBELIÓN DE LOS ANCASHINOS
Cuando acabo la Guerra del Pacifico, Chile tenía una gran influencia sobre el Perú al extremo que el Presidente Miguel Iglesias era tildado de afín al país del sur. La crisis económica de post guerra en el Perú fue terrible, ya no existía más las minas de salitre, ni el guano de islas. Fue necesario aumentar los impuestos, y aquellos dirigidos a los indígenas fueron en moneda (2 soles de plata). La aplicación de esta medida vario a lo largo y ancho del Perú, en Huaraz el prefecto Javier Noriega añadió una contribución adicional en mano de obra gratuita, conocida como las “republicas”.
Los indios odiaban a los representantes de la justicia, porque actuaban favoreciendo intereses de particulares, siendo los indios los perjudicados con la pérdida de sus tierras. Al prefecto no se le ocurrió mejor idea que comenzar las faenas gratuitas con la reparación del edificio de la Corte de Justicia Departamental, lo que provoco la ira de los indios.Pedro Pablo Atusparia, alcalde indio de Marian –localidad cercana a Huaraz-, en 1885 se opuso tenazmente a esta medida. Logro convencer a un criollo para que elabore un memorial que firmaron 50 alcaldes indios, en el que se pedía una reducción del 25% de la contribución y la supresión de las faenas gratuitas o “republicas”. Atusparia fue apresado por órdenes del prefecto y torturado para que revele el nombre del “criollo” traidor. (1)
“El delito de reclamo fue condenado al látigo. Un sargento de la policía, el "Zambo Vergara", flageló a Atusparia. El estoicismo del indígena exacerbó al sicario hasta el ensañamiento”. (6)
Los alcaldes acudieron a la prefectura pidiendo la liberación de Atusparia. Javier Noriega había viajado hacia Aija y al mando de la prefectura quedo José Collazos, quien apreso a los alcaldes y les corto las largas trenzas a sabiendas que cuanto más largas eran simbolizaban mayor autoridad. Esta humillación pública, provoco la rebelión.
Los alcaldes indios convocaron a la población y el 2 de marzo de 1885 bajaron centenas de indios a la ciudad de Huaraz.(1) “El ejercito indígena portaba rejones, barretas, palos de “lloque”, hondas, escopetas y algunos fusiles que fueron arrebatadas de las patrullas chilenas en la Guerra del Pacífico”.(2)
José Collazos con 70 hombres de caballería, 120 de infantería y 100 del batallón de Artesanos hizo frente a los indios a balazos. (1)
“… Los rebeldes tomaron el Castillo de Pumacayán, el 1ero de marzo de 1885, encargando su defensa al indígena Pedro Granados. El Gobernador José Collazos en ausencia del Prefecto y la inacción del Sub-prefecto preparó un batallón de artesanos y puso a disposición del Coronel Vidaurre 100 hombres armados y, que unidos a los 125 de línea y 70 de caballería sirvieron para hacer frente a la sublevación. Los indígenas apenas tenían una que otra arma de fuego, los demás esgrimían sus bastones e instrumentos de trabajo; entre ellos había licenciados que se encargaban de dirigirlos. El 2 de marzo Collazos rompió el fuego y atacó las fortificaciones del Castillo. Hubo una sangrienta carnicería en las filas indígenas; las armas de fuego abrían boquerones. Las escenas de valor enardecían los ánimos. El indígena Ángel Bailón, cuñado de Atusparia, organizó la artillería pétrea del castillo e infirió enormes bajas. Pedro Granados con su honda descalabraba a los asaltantes y las piedras del morro se cernían como una lluvia sobre los invasores. La caballería a órdenes del Coronel Vidaurre no lograba operar y horrorizada por las pedradas y galgas se retiró. El ejército indio se precipitó tras los fugitivos. En las fuerzas de Collazos cundió el terror y pronto sobrevino la retirada. Los indígenas los persiguieron y tomaron los barrios de La Soledad y San Francisco, que en vano Collazos trató de recuperar. El día 4 la invasión se extendió a toda la ciudad. No hubo cuartel para los vencidos. La ferocidad del indio no tuvo límites. El Zambo Vergara fue decapitado. También fueron victimados los Capitanes Delario y Protasio Gonzáles, los oficiales de la Roix, Smit y Lazarte y todos los valientes que pretendieron detener la invasión. La ciudad fue puesta a saco. Muchos de los expoliadores de indígenas fueron fusilados. Los desmanes y depredaciones de la multitud enfurecida alarmaban a la población. Solo el sacerdocio católico encabezados por los Presbíteros Fidel Olivas Escudero y Amadeo Figueroa lograron calmar la furia indígena. …” (6)
“La ciudad de Huaraz [estaba] sitiada, los notables criollos y los jefes de las fuerzas militares acantonadas, acordaron liberar a los alcaldes prisioneros en la prefectura y solicitar al supremo gobierno para que se les eximiera del pago del tributo”. (2) No hubo forma de hacer entender esta propuesta a los rebeldes.
Era tal el número de indios que al día siguiente, a las 3 de la tarde (2), la masacre fue inevitable. José Collazos conociendo que la desproporción del número era descomunal y lo desfavorecía huyo amparado por la noche. Pedro Pablo Atusparia trato de controlar a sus hombres, y evito que se saquearan las propiedades, pero no pudo evitar que los indios saquearan los comercios de los chinos. El 4 de marzo Atusparia estaba al mando de 8 mil indios, con trescientos fusiles y toda la pólvora del cuartel de Huaraz. Los vecinos de Huaraz trataron de mantenerse al margen, pero un indicio de apoyo velado fue la celebración de una misa de gracias por el triunfo el 8 de marzo.
La rebelión comprometió a toda la familia indígena, las mujeres marcharon con los hombres y se dedicaban a darles aliento, y también les azuzaban para “no tener piedad” (2), ellas buscaban las piedras para las hondas, daban agua y comida al combatiente y retiraban a los heridos. Treinta soldados escaparon escalando las paredes del cuartel y se dirigieron hacia el río, llegaron a Callhuacocha, cruzaron el puente de Shamsha camino a Aija y luego al puerto de Huarmey. (2)
Javier Noriega pretendió regresar de Aija a Huaraz, pero en Recuay casi lo linchan. No le quedó más que huir rumbo al Callao. (4)
Atusparia nombro al abogado Manuel Mosquera como prefecto, quien era agente político de Andrés Avelino Cáceres, General en guerra civil contra el Presidente Miguel Iglesias. Los vecinos llegaron a firmar un acta desconociendo al gobierno pro chileno de Iglesias. Luis Montestruque, intelectual mestizo, fue nombrado Secretario General del movimiento, publicando el periódico “El Sol de los Incas” donde instaba la restauración del Imperio de los Incas.
La rebelión se extendió a otras provincias, uniéndose a la causa el obrero minero nacido en Carhuaz, Pedro C. Cochachin o Uchcu Pedro, quien rápidamente tomo Carhuaz y se instalo en la localidad de Mancos con sus fuerzas (4).
“… Una avanzada al mando del indio José Orobio, fue rechazada por la guardia Urbana de Yungay. Este triunfo estimuló y decidió el envío de un destacamento de observación al campamento indígena, pero en Ranrahirca fue destruido. La indignación de La Guardia Urbana fue tal que fusilaron al mestizo Simón Bambarén, hecho prisionero en el ataque de Orobio y sindicado de facilitar la invasión indígena. Mosquera y Atusparia reforzaron las huestes revolucionarias; y, no habiendo la Guardia Urbana aceptado la rendición de la plaza fue tomada la ciudad a sangre y fuego (la ciudad de Yungay), pese al heroico gesto de la resistencia organizada por don Rosas Villón. La defensa de la población costó las vidas ilustres de don Fernando Arias, Rosas Villón, Félix Díaz, Claudio Navarro y de centenares de ciudadanos más. Sometido Yungay las fuerzas de Atusparia invadieron Caraz. …” (6)
En abril dominaban todo el Callejón de Huaylas, Carhuas, Yungay, Caraz y Huaylas. Los hombres de Uchcu Pedro controlaban los pasos de acceso a la costa. Los Hacendados quedaron aislados y en protección de sus intereses armaron milicias con chinos y zambos.
Dada la situación el Presidente Miguel Iglesias nombro como nuevo prefecto al Coronel Iraola. El 15 de abril, con el Coronel Callirgos al mando de dos batallones de infantería, un regimiento de caballería y dos brigadas de artillería desembarco en Casma. Esta fuerza se llego a unir a las milicias de chinos y zambos. Con astucia la primera medida que tomo el prefecto fue la de suprimir los impuestos y las faenas gratuitas quitándole razón de ser a la protesta.
Las tropas marcharon por Quillo hacia Huaraz, siendo hostigadas por los hombres de Uchhu Pedro. Atusparia ordeno a Mosquera salir con sus hombres al encuentro de las tropas para detenerlos, pero este no acepto el mando. Atusparia lo destituyo y nombro a Pedro Granados. Montestruque con un gran número de indios fue a enfrentar a las tropas del gobierno. El 21 de abril se produjo la sangrienta batalla de Yungay, donde los rebeldes fueron derrotados.
Montestruque murió con honor y Uchcu Pedro tomo el mando retirando sus tropas hacia Huaraz. El 4 de mayo las fuerzas del gobierno retomaron Huaraz. Herido en una pierna Atusparia se asilo en la casa de un español. El 11 de mayo Uchcu Pedro con 50,000 indios intento la reconquista de la ciudad, sucediendo una gran matanza y crímenes. (1)
“El 13 de mayo, un destacamento del ejército desembarca en Casma, y avanzando por ese valle se enfrenta contra las fuerzas de Uchcu Pedro, en Chacchán, siendo repelidos con mucha efectividad”. (4)
Entre el 12 y 25 de mayo Atusparia desactivo la rebelión de los alcaldes indios para evitar un Holocausto, reconociendo la autoridad del prefecto. Uchcu Pedro fue apresado y fue fusilado el 29 de setiembre.
En junio de 1886 Pedro Pablo Atusparia viajo a Lima entrevistándose con el nuevo Presidente de la Republica Andrés Avelino Cáceres. (1) “Ante el Presidente de la República, Atusparia sostuvo el pliego de reivindicaciones que había motivado el levantamiento, Cáceres conmovido por la nobleza del patricio indígena no solo lo perdonó sino que anheló que su descendencia gozara de la protección del Estado, para lo que se encargó de la educación de su hijo Manuel Ceferino Atusparia Itauri” (6).
En julio de 1887 Pedro Pablo Atusparia murió en Marian aparentemente envenenado. (1)
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