Tiquipaya, Bolivia, 5 jun (PL) La Cumbre Social, celebrada de forma paralela a la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Cochabamba, exigió hoy despenalizar el masticado de la hoja de coca (acullico), al considerarlo práctica milenaria en Bolivia y Perú.
Tal conclusión fue incluida entre las 40 entregadas al secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y a los 34 cancilleres reunidos hace dos días en este municipio, a 12 kilómetros de la ciudad de Cochabamba.
"Históricamente, nosotros hemos nacido con la coca, como gente productora de coca, y necesitamos que Latinoamérica entienda y nos dé su respaldo reconociendo que la hoja de coca es una medicina natural y un patrimonio cultural", explicó la integrante de la mesa número tres de ese evento social, Erika Duarte.
La resolución fue sustentada bajo tradiciones históricas, al recordar que su producción y consumo era libre antes de la colonia en varias regiones de América del Sur.
Con el apoyo absoluto de las organizaciones sociales de las Américas se propuso a la OEA la inclusión de la hoja de coca en una normativa regional, que destaque el patrimonio ancestral de los pueblos.
Esta resolución refuerza la cruzada internacional liderada por el presidente de Bolivia, Evo Morales, para pedir la revisión de los artículos de la Convención de Estupefacientes de 1961 de las Naciones Unidas que penalizó el acullico al inscribir ese arbusto en la lista de sustancias ilícitas.
La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, organismo independiente de la ONU, penalizó en el ya lejano 1961 la antigua costumbre andina denominada aquí como acullico o pijcheo, un hecho realizado a despecho de la tradición alimentaria, cultural y religiosa de millones de suramericanos.
Bolivia denunció la convención de 1961 de la ONU, que consideró a la coca como droga en su estado natural y proscribe su masticado, aunque solicitó su readhesión con la condicionante de que ese órgano internacional despenalice el masticado de la coca y considere sus propiedades medicinales y culturales.
El requisito de la Convención Única contrario a la masticación de la hoja de coca es incompatible con la Constitución boliviana y vulnera derechos indígenas y culturales reconocidos en acuerdos internacionales de derechos humanos, incluyendo la declaración de la ONU sobre los Pueblos Indígenas.
La carta magna aprobada en 2009 por voluntad democrática del pueblo boliviano protege la coca como patrimonio cultural, recurso natural renovable de la biodiversidad y factor de cohesión social, y establece que en su estado natural no es una droga y tiene usos alimentarios, tradicionales, culturales y medicinales.
Usada durante más de 50 siglos por civilizaciones precolombinas de Suramérica, la producción agrícola de la coca es parte de la cultura milenaria de los pueblos indígenas andinos y se integra a su farmacopea ancestral y sus rituales sociales y religiosos hasta la actualidad.
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