Ya Vivimos El TECNOFEUDALISMO.?

 


Manfred Vargas Ulffe
  

Aprovechando este maravilloso grafiti de los compas de @nadie.art os dejamos una pequeña reflexión sobre el tecnofeudalismo.
El concepto de "tecnofeudalismo", propuesto por Yanis Varoufakis en su libro de 2024, redefine nuestra comprensión de las dinámicas de poder y economía en el siglo XXI. Según el economista, el capitalismo, tal como lo conocíamos, ha muerto, y ha sido reemplazado por un sistema más insidioso: un feudalismo digital gobernado por los magnates tecnológicos. En este nuevo orden, los mercados tradicionales han sido suplantados por plataformas digitales que funcionan como feudos, y el motor económico ya no es el beneficio derivado de la producción, sino la extracción sistemática de rentas. Este cambio ha reconfigurado las relaciones de poder, volviendo a establecer jerarquías de dominación similares a las del medievo, pero adaptadas a la era de la nube.
La victoria de Donald Trump y su estrecha relación con figuras como Elon Musk, Mark Zuckerberg y Jeff Bezos no es solo un fenómeno político, sino también una manifestación directa del tecnofeudalismo en acción. Estos líderes tecnológicos no solo financiaron ni moldearon el discurso que favoreció su ascenso al poder, sino que han creado las infraestructuras digitales que definen las reglas del juego político y social. La capacidad de estas plataformas para controlar narrativas, amplificar desinformación y segmentar audiencias ha otorgado a sus dueños una influencia sin precedentes en la configuración de las democracias modernas.
En este marco, la toma de posesión de Trump, con los magnates tecnológicos ocupando lugares destacados en el Capitolio, marcó un hito en la fusión de poder político y tecnológico. Musk, con su retórica grandilocuente sobre viajes a Marte y su protagonismo en la ceremonia, simbolizó esta nueva era de dominación. Su influencia, respaldada por un sistema que se beneficia de la polarización y el control de datos, es un reflejo del orden tecnofeudal: un sistema donde las decisiones clave no responden a los intereses de las mayorías, sino a los de una élite que monopoliza tanto el capital económico como el simbólico.
El tecnofeudalismo, como describe Varoufakis, no es simplemente un fenómeno económico, sino también cultural y social. Las plataformas digitales no solo monopolizan mercados, sino que también dominan la esfera pública, filtrando y moldeando el discurso colectivo. Este dominio no se limita a lo económico; penetra en la política, en la cultura y en las vidas individuales. La narrativa de progreso y libertad tecnológica, promovida por figuras como Musk y Zuckerberg, enmascara un sistema que perpetúa la desigualdad, despoja de poder a las mayorías y concentra la riqueza en manos de unos pocos.
El riesgo del tecnofeudalismo radica en su capacidad de perpetuarse bajo la ilusión de progreso. La promesa de viajes espaciales, innovaciones tecnológicas y avances en inteligencia artificial enmascaran una realidad de explotación y concentración de poder. Para resistir esta nueva forma de dominación, es esencial comprender las dinámicas de este sistema y reclamar un futuro donde las tecnologías sirvan a las mayorías y no solo a los nuevos "señores feudales". La lucha contra el tecnofeudalismo es, en última instancia, una lucha por la democracia, la justicia social y la libertad en un mundo cada vez más controlado por algoritmos y plataformas.



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