El Brexit: o cómo conseguir que los súbditos imploren a Su Magestad seguir siendo súbditos

El Brexit: o cómo conseguir que los súbditos imploren a Su Magestad seguir siendo súbditos

"(Los utopianos) lamentan y se avergüenzan de una victoria ganada con sangre, ya que juzgan absurda comprar una mercancía, por valiosa que sea, a precio tan excesivo. Para ellos, el mayor timbre de gloria es vencer al enemigo con habilidad y engaño." (Tomás Moro, Utopía, Libro II, El arte de la guerra)

Las reacciones de estupor y pesadumbre de la inmensa mayoría de los ciudadanos de Europa Occidental ante el reciente referéndum celebrado en el Reino Unido sobre su permanencia o no en la UE, referéndum en el que venció la opción rupturista (el Brexit), sólo puede ser comprensible si somos capaces de percibir el alarmante nivel de degradación alcanzado por el ciudadano medio europeo, el cual parece haber perdido hasta el último ápice de la poca dignidad que le quedaba, así como todo rastro de las facultades racionales e intelectivas que, en un pasado no muy lejano, le diferenciaban del resto de las especies animales.

Después de la imposición del bilingüismo en las escuelas, el Brexit sólo ha sido una nueva maniobra de Ingeniería Social destinada a supeditar aún más las mentes y los corazones de los europeos al imperio anglosajón [1], y un método muy eficaz para camuflar a los verdaderos promotores de este proyecto globalista llamado UE: el propio Reino Unido.

El Brexit, la disciplina marcial de los medios de comunicación de masas y la miserable actitud del telespectador promedio de Europa occidental, al que sólo le ha faltado arrodillarse ante la Pérfida Albión pidiendo que no le abandonara, serán de gran ayuda para que este proyecto globalista se consolide de forma definitiva y sin la necesidad de hacer uso de la fuerza, al conseguir que sean los propios siervos quienes reclamen sus cadenas. Se trata de la vieja estrategia de vencer a través del engaño empleada históricamente por los descendientes ideológicos de la isla de Utopía para ampliar sus fronteras. Parece que, después de casi 500 años de que el sheriff de Londres, Tomás Moro, redactara su magna obra, no han sido capaces de idear nada mejor; pero ¿para qué molestarse? si los viejos métodos siguen dando los mismos resultados.

Implorar al Reino Unido que continúe en la UE es como si un cerdo le pidiera al matarife que no se marchara del matadero. Un pueblo que suplica ser encadenado sólo puede tener un destino: obedecer. Habrá que esperar tiempos mejores.

Respecto al atentado que supuestamente le costó la vida a la parlamentaria que se oponía al Brexit [2], es posible que éste se orquestara como una maniobra con la intención de beneficiar a los partidarios del Brexit. Por paradójico que esto pueda parecer, debemos de tener en cuenta que nos encontramos en un momento histórico en el que la población es más consciente que nunca de cómo puede ser manipulada a través de la estrategia de los ataques de bandera falsa, por lo que es muy probable que el Poder haya decidido empezar a cometer atentados de bandera falsa en sentido inverso (o falsos atentados de bandera falsa) para conseguir sus propósitos; de hecho, tras el atentado contra la parlamentaria anti-Brexit, importantes líderes de opinión y políticos pro Brexit no tuvieron el menor rubor en insinuar la posibilidad de que este atentado fuera una bandera falsa cometida con la intención de frenar la victoria del Brexit. Esta estrategia victimista habría servido, en este caso, para dotar de mayor fuerza a la opción separatista. Como decía Edward Bernays, el padre de la manipulación psicológica de las masas: "cuanto más cínicos se vuelvan los gobernados, más cínicos se deben de volver los gobernantes".

Por todo esto, no es nada descabellado pensar que se haya decidido dar una nueva vuelta de tuerca a la estrategia de los ataques de bandera falsa con el fin de que puedan cumplir una doble función (y ocultar aún más esta estrategia bajo un espeso manto de confunsión). Por ejemplo, el reciente intento de asesinato de Donald Trump podría beneficiar mucho más a su rival, Hillary Clinton, que a él mismo, pues dicho suceso ha empezado a ser presentado masivamente como una maniobra organizada por el propio Trump con el fin de victimizarse y conseguir un mayor apoyo popular. Todo esto es algo muy parecido a lo del famoso croché a Rajoy en las elecciones españolas de diciembre de 2015, y que sirvió mucho más para restarle popularidad que para dársela. Como en el caso de Rajoy, el supuesto atacante de Trump no ha sido más que un pobre diablo que ha inspirado al ciudadano medio más compasión que otra cosa.

Lo cierto es que no es nada difícil interpretar los movimientos de esta gente: basta con pensar como si fuéramos una máquina que pretende manipular a otras máquinas. Su objetivo es mantener esclavizado a su propio pueblo y saquear a otros, para ello no existe nada mejor que adular a los primeros (hacer creer al pueblo que es muy listo, y que sus dirigentes son muy tontos), de tal modo que, lo que hagan (lanzarse contra otros pueblos), lo hagan porque crean que eso es realmente lo que quieren hacer, y no porque alguien se lo haya mandado. En pocas palabras: se trata de la vieja estrategia empleada durante siglos por la iglesia de "si no puedes con ellos, úneteles". Hasta la fecha, esto les ha venido dando un gran resultado como método para parasitarnos. Lo cierto es que, de momento, es prácticamente imposible librarse de esta plaga, pues los parasitados no parecen ser muy diferentes a los parasitadores.

En todo este proceso, ha sido siempre muy importante hacer creer a los propios ciudadanos británicos que la UE era perjudicial para sus intereses, de tal forma que mostraran una actitud de desdén real y creíble hacia el resto de los europeos; lo cual, como hemos visto, ha conseguido activar de un modo automático el alma femenina que (según afirma Gustave Le Bon) subyace siempre en toda multitud, haciendo que las masas desdeñadas corrieran desesperadas detrás del macho alfa inglés suplicando su atención. Una elemental técnica de seducción aplicada a la geopolítica.

Finalmente, si todo esto no resultara, siempre pueden recurrir a su plan B: una guerra que destruya Europa para, después, reconstruirla desde las cenizas; aunque, tal y como se vio tras la Segunda Guerra Mundial, las consecuencias de esta opción son mucho más imprevisibles. En cualquier caso, teniendo en cuenta su absoluta falta de escrúpulos y su desprecio por la humanidad (propio de espíritus resentidos), no sería nada extraño que, de aquí a unos años, Europa se encontrase sumergida en una guerra civil de carácter total; probablemente, la agitación de odios interraciales que algunos blogs supuestamente alternativos están llevando a cabo desde hace algún tiempo, tenga como objetivo sembrar las semillas de ese futuro conflicto; y es que, ¿qué mejor forma de pasar desapercibido que dirigiendo a las masas desde la disidencia? No lo olvides: ellos controlan a la izquierda y controlan a la derecha; controlan a los moros y controlan a los cristianos; lo que no consigan de un modo, tratarán de conseguirlo del otro. No es más que el viejo juego de "tesis-antítesis-síntesis"

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