.LA REVOLUCIÓN DE TÚPAC AMARU Y TÚPAC CATARI EN TACNA

LA REVOLUCIÓN
DE TÚPAC AMARU
Y TÚPAC CATARI
EN TACNA
Efrain Choque Alanoca
Marcelino Velarde Castillo
1
INSTITUTO DE CIENCIAS SOCIALES DEL PERU
LA REVOLUCIÓN DE TÚPAC AMARU
Y TÚPAC CATARI
EN TACNA
Marcelino Velarde Castillo
Efrain Choque Alanoca
Edición auspiciada por el
MOVIMIENTO TAWAINTISUYANO PACHAKUTI
2015
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INSTITUTO DE CIENCIAS SOCIALES DEL PERU
LA REVOLUCIÓN DE TÚPAC AMARU Y
TÚPAC CATARI EN TACNA
Marcelino Velarde Castillo / Efrain Choque Alanoca
© Instituto de Ciencias Sociales del Perú
Tacna - Perú
Impreso en el Perú
Primera edición: Febrero de 2015.
1,000 ejemplares
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2015-01412
Diseño, diagramación e impresión:
Imprenta Gráfica Publicidad Monterrey
Av. 2 de Mayo Nº 831, Interior 2 – Tacna
VELARDE CASTILLO, Marcelino y CHOQUE ALANOCA, Efrain
LA REVOLUCION DE TUPAC AMARU Y TUPAC CATARI
EN TACNA
/HISTORIA/COLONIA/INDEPEDENCIA/SIGLOXVIII/REVOLUCIONES
/PERU/TACNA
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PRESENTACIÓN
En el período de la crisis colonial, se ubica la revolución de Túpac Amaru II
que estalla en Tinta el 4 de noviembre de 1780, seguida en 1781 por Túpac
Catari en Charcas y el sur andino en donde se ubicaron los corregimientos
de Arica y Tarapacá. Con esta insurrección se inicia la independencia en el
Perú, tal como lo afirma el historiador Alberto Flores Galindo.
La revolución anticolonial de entonces, originó dos grandes movimientos de
liberación: primero, el indígena y luego el movimiento de liberación criollo.
En el actual territorio de Tacna, en el verano del año 1781 estalló la
insurrección tupacamarista-tupacatarista, al mando de los capitanes Juan
Buitrón y Ambrosio Ali, muy conectados inicialmente a los mandos de
Cusco y luego a los de La Paz.
Este movimiento indígena de Buitrón y Ali se anticipó en 30 años al
movimiento criollo dado por Francisco Antonio de Zela de1811.
Todo un proceso de guerra revolucionaria independentista precedió al
levantamiento de Zela. Se dió en una coyuntura de grandes agitaciones
sociopolíticas y militares en el sur occidental-andino, al que pertenecía
Tacna. José Gabriel Condorcanqui o Túpac Amaru II (o Thupa Amaro como
señalan los documentos) había sacudido la zona entre 1780-1782, con Ali y
Buitrón; luego, con la invasión napoleónica a España, en 1808, se
sucedieron las juntas de gobierno en América, todas fidelistas -excepto la
cercanamente separatista de Buenos Aires-, acompañadas de
levantamientos criollos, o en combinación con mestizos hasta el arribo de
los ejércitos de colaboración exterior de San Martín y Bolívar.
El gran movimiento de Túpac Amaru II, calificado como una revolución
popular, por la dirección y la aglutinación de las fuerzas sociales bajo su
mando, atravesó por etapas muy marcadas. Desde sus inicios con un
programa nacional anticolonial, dirigida por la aristocracia indígena, pues
reunió en torno suyo a fuerzas étnico-sociales nacionales: criollas,
mestizas, indígenas, negras y se enfrentó a los peninsulares o
“chapetones” de la aristocracia española, para luego ser desbordadas por
las masas campesinas y convertirse en un movimiento étnico antiespañol.
En los valles interandinos de Tacna, que por entonces fue una
circunscripción dependiente del corregimiento de Arica, la insurrección
tomó características propias, dada su composición social, objetivos y
efectos conseguidos en la estructura colonial.
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La contribución de los héroes, mártires y hombres y mujeres levantados en
armas en 1781, en Tacna, recién empieza a valorarse desde las disciplinas
histórico-sociales, y servirá para consolidar la imagen de ser un pueblo
heroico con larga tradición combativa. Así ocurrió –y ocurrirá seguramentela
resuelta resistencia frente a la opresión de fuerzas y potencias externas
cuando pretender eternizar la postración nacional frente al desarrollo
nacional en el concierto de los pueblos amantes de la libertad con justicia
social.
Los autores
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CONTENIDO
Presentación
I. EL ESCENARIO GEOGRÁFICO
1. Ubicación geográfica
2. Descripción del escenario físico-geográfico
II. LA SOCIEDAD REGIONAL
1. La estructura económica
2. La estructura sociopolítica
3. Los caciques o curacas leales al Rey
4. Los capitanes o jefes rebeldes
III. LOS ANTECEDENTES Y CAUSAS
3.1. El reparto forzoso de mercaderías
3.2. El conflicto por aguas y tierras
3.3. El incremento de la alcabala
3.4. La ideología de la insurrección
IV. EL DESARROLLO
4.1. La fase organizativa y de llamamiento
4.2. La fase de hostigamiento
4.3. La fase de enfrentamiento violento
4.4. Su extensión en otros pueblos de los corregimientos de Arica y
Tarapacá
V. CONSECUENCIAS EN LA REGIÓN.
VI. SIGNIFICADO Y TRASCENDENCIA
Referencias Citadas
Anexos
1. Informe del cura de Candarave sobre sucesos de la sublevación.
2. Informe del cura de Tarata sobre insurrección
3. Informe del cura de Tacna sobre sucesos de insurrección en los Altos de
Tacna: Toquela, Caplina y Challaviento
4. Llamamiento al pueblo de Tacna
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CAPITULO I
EL ESCENARIO GEOGRAFICO
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I. EL ESCENARIO GEOGRÁFICO
1. Ubicación geográfica
Fuente: The Tupac Amaru and Catarista Rebellions: An Anthology of Sources/ edited by
Ward Stavig, Ella Schmidt. Hacckett Publishing. Indianápolis, 2008
El Gobernador del Perú, don Cristóbal Lope García de Castro se encargó de
implementar los corregimientos. A partir del 17 de julio de 1565, fue creado el
Corregimiento de Arica con jurisdicción sobre Tacna, Sama, Ilabaya, Arica y
Tarapacá, siendo designado el minero don Francisco Rodríguez de Almeida como
su primer corregidor. Hubo un corregidor, y tenientes corregidores en cada
repartición. Dependían del corregidor, los tenientazgos o distritos de Tacna, Sama,
Arica, Tarapacá y Locumba. En cada uno de estos lugares, la autoridad era el
Teniente de Gobernador, dependiente del Corregimiento de Arica. El corregimiento
funcionó hasta 1784. Según Dagnino (1909) el naciente corregimiento de Arica
comprendía a “los partidos o tenentazgos de Tacna, de Tarapacá o Pica i de
Locumba”.
Tenemos evidencias que en Tarata-Putina había un teniente de corregidor desde
1623, desde cuando se establecieron las odiosas mitas de chacaneo para el
traslado del vino y otras especies hasta Potosí. El corregidor de Arica arrendaba
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los tenientazgos de Tacna con los pueblos de Tarata-Putina, al mejor postor, luego
estos para recuperar costos y sacar ganancias hacían las mayores vejaciones a los
comuneros indígenas en este lucroso negocio del chacaneo.
Jurisdicción del corregimiento de Arica, en 1780-81, que comprendía a los repartimientos de
Ilabaya -el que a su vez albergaba a los pueblos de Locumba y Candarave-, Tarata y,
Tacna. Por el norte colindaba con el corregimiento de Moquegua y por el sur con el de
Tarapacá. Croquis modificado de Jorge Hidalgo (2004)
Luego en 1575, después de las reformas del virrey Toledo, el “corregimiento de
Arica comprendía los repartimientos de Lluca (Lluta), Tarapacá, Pica, Tacana,
Hilabaya e Yte” (Barriga, 1948)
El 8 de marzo de 1614 se dividió la diócesis del Cuzco en tres obispados: Cuzco,
Huamanga y Arequipa. El obispado de Arequipa abarcó a su vez a 7
corregimientos: Arequipa, Collaguas, Condesuyos, Camaña, Vitor, Ubinas y el de
Arica dentro del cual estaba Ilabaya. Por entonces la jurisdicción eclesiástica
coincidía con la jurisdicción civil, debido al patronato del monarca español.
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Según documentos exhibidos en un expediente ante el virrey señor de Superunda,
de fecha 14 de abril de 1757, respecto a los ingresos que producía el tomín de
hospital se da cuenta que Ilabaya, junto a Tacna, Tarata, Codpa, Camiña, Sibaya,
Tarapacá y Pica conformaban los 8 repartimientos del corregimiento de Arica.
(Barriga, 1949)
En 1765, don Cosme Bueno, cosmógrafo mayor del Reino en la guía anual del
Perú, señala que los curatos de Arica eran a la fecha: Ilo, Ilabaya, Sama, Tarata,
Arica, Codpa, Camiña, Sibaya, Tarapacá, y Pica.
El curato de Tacna comprendía cinco anexo: Pachía, Pallagua, Caplina, Toquela y
Estique.
El curato de Tarata y Putina comprendía cuatro anexos: Ticaco, Chaspaya,
Tarucachi y Maure.
El de Ilabaya tenía dos anexos: Candarave y Locumba.
El curato de Codpa comprendía diecisiete anexos: Pachica, Esquiña, Timar,
Tignabnar (Tignamar), Sacsama, Belén, Pachania, Socoroma, Putre, Parinacota,
Choquelimpie, Huayaquire, Sora, Poconchile, Livilcar, y Umagata. De este curato,
se escinde y crea el curato de Belèn en 1777, agrupando a los anexos de
Socoroma, Putre y Pachama como a los asentamiento del valle de Lluta.
El curato de Camiña constaba de tres anexos: Miñimini, Pisagua y Sipisa.
Cuando se produjo la sublevación de Túpac Amaru II y Túpac Catari, en 1780-81, el
corregimiento de Arica, comprendía a los repartimientos de Ilabaya -el que a su vez
albergaba a los pueblos de Locumba y Candarave-, Tarata y, Tacna. Por el norte
colindaba con el corregimiento de Moquegua y por el sur con el de Tarapacá, este
último desprendido del de Arica en 1768.
El General D. Andrés Ordóñez y Natera fue el último Corregidor de Arica (1777 -
1784) y le siguieron en el cargo los Subdelegados que eran nombrados por los
Intendentes para gobernar los Partidos en que fueron divididas las Intendencias.
2. Descripción del espacio físico-geográfico
La geografía histórica nos señala que los suelos de los Valles Altos de la cuenca
del río Locumba se caracterizaban por estar constituidos de tierra volcánica,
pertenecientes a la Formación Toquepala, cubiertos por la formación Volcánico
Huaylillas. En este sector se ubican los valles interandinos de Quilahuani (3176 m);
Pallata (3270 m); y los pueblos vecinos de Calacala(3445m); Cairani (3400 m);
Ancocala (3500 m); Camilaca (3350 m); Huanuara (3222 m); Candarave (3415 m)
entre otros.
El anexo de Candarave, del repartimiento de Ilabaya, desde antes de la
insurrección de Túpac Amaru (1780-81) presentaba un relieve y una topografía
variada con niveles de altura que van desde los 2800 msnm hasta los 6000 metros
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de altitud. Las atractivas lagunas de Suches, Vizcachas y Aricota se encontraban a
una altitud superior de 4000 metros (las dos primeras) y la última a 2,814 metros
sobre el nivel del mar. Surcaban y nutrían sus tierras los ancestrales ríos Callazas,
Tacalaya y Salado.
Predominaba, pues un relieve típicamente interandino, y se ubicaba en lo que la
geografía física llama la Subzona de los “valles altos”. Esta se caracterizaba por
presentar una topografía muy accidentada, pero muy fértil a la vez. En sus partes
superiores, donde se inicia la formación de las quebradas, presentaban una
continuidad hacia la zona yunga.
Esta Subzona de los valles altos se encuentra arriba de los 2300 m y por debajo de
los 3800 m.
Siguiendo el curso inferior de la cuenca, encontramos al pueblo de Ilabaya y sus
anexos (Locumba, Cinto, Sagollo, Sitana e Ite) los que se ubican entre el Valle Bajo
y el Valle Inferior del río Locumba. En este sector del valle inferior discurre en medio
de la Formación Moquegua, en la que predominan estratificaciones de arcilla y limo
mezclados con grava. El valle relativamente es estrecho, está surcado por cerros
no mayores de 500 m. de altitud. De estos valles cálidos su recorrido desemboca
por acción de su río al litoral marino (Ite).
Tarata, es otro repartimiento, dependiente del corregimiento de Arica, donde se
protagonizó la revolución de Túpac Amaru II. Su altitud, con referencia al nivel del
mar, es de 3065 metros. Presentaba por entonces una topografía muy variada que
corresponde a niveles de altura que van desde los 3000 hasta los 5314 metros de
altitud. Dentro de este espacio de pronunciadas diferencias altitudinales se
distinguen tres zonas geográficas: interandina o quechua, altoandina o puna y la
zona cordillerana o janca.
La zona interandina comprende el sector de los valles o quebradas que se asientan
sobre depósitos aluviales en forma de V, en cuyas laderas se desarrolló la
agricultura utilizando la infraestructura agraria desde la época prehispánica como
son los andenes y canales. En esta zona se establecieron los asentamientos
humanos, como es el caso del pueblo de Tarata. En esta zona geográfica todas las
tierras agrícolas en uso son irrigadas por medio de canales que se originan en los
riachuelos afluentes del río Sama. Durante la época colonial se cultivó el maíz, la
papa, la oca, el olluco, diversos frutos, legumbres y alfalfa.
Entre los recursos hidrográficos se tiene el río Sama, con las siguiente fuentes: río
Salado, río Ticalaco, río Ticaco, río Chacavira, río Tarucachi, y río Estique-Pistala.
La zona altoandina del repartimiento de Tarata correspondía al área adyacente a la
zona cordillerana. Se iniciaba a partir de los 4000 m y alcanza su cota más elevada
a los 4600 metros de altitud, en el límite este con Palca-Maure. Esta zona
constituyó una unidad geográfica con paisaje de estepa, sus suelos son superficies,
más o menos, horizontales y ligeramente ondulados e interrumpidos por quebradas
y montañas que se desprenden de la cordillera del Barroso y van, a veces,
formando cadenas que terminan en imponentes picos nevados.
La zona cordillerana sobrepasa los 4600 metros de altitud. En ella se encuentran
las cumbres más elevadas de la cordillera del Barroso conformada por conos
volcánicos, nevados o cerros escarpados que se levantan sobre la puna. Destaca
el nevado el Barroso con una altura de 5741 metros de altitud.
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Los Altos de Tacna, como se llamaban a los pueblos ubicados en los valles
intermedios y altos del río Caplina, a saber: Pallagua, Caplina, Toquela y
Challaviento, se asentaban por encima de los 2300 metros de altura. Su lugar
estratégico y punto de contacto con los corregimientos vecinos de Puno, Charcas y
Carangas, le permitió ejercer un liderazgo en algunas acciones militares sobre el
pueblo de Tacna y ciudad de Arica.
Cordillera del Barroso
El cosmógrafo español Cosme Bueno en su Geografía del Perú Virreinal (siglo
XVIII) nos presenta una descripción muy sugestiva y puntual acerca de las
actividades productivas de los valles de la provincia de Arica publicada en 1765 y
por tanto de Locumba e Ilabaya en los términos siguientes:
“En los Valles, que por la mayor parte son fértiles, por no faltarles agua, se cogen
bastante maíz, trigo, frutas y semillas en abundancia. Cultivase mucho Ají, que se
comercia con las Provincias de la Sierra y no poco Aceite, Algodón y alguna
Azúcar. En este siglo pasado solía valer el Ají a esta Provincia cada año 200,000
pesos. Hácense también abundantes cosechas de Vino y Aguardiente. Es
celebrado en orden a este efecto el del Valle de Locumba por su calidad. En los
altos hacia la Cordillera se cría algún ganado mayor y menor y carneros de la tierra,
con los frutos de su temperamento como son Papas y algún Trigo, especialmente
en este Curato de llabaya, de que se abastece la inmediata Villa de Moquegua.
Para fertilizar las tierras se valen también aquí los labradores del beneficio del
Huano, que es el estiércol de unos pájaros nombrados Huanaes, el cual traen de
una Isla inmediata a la Costa, nombrada Iquique, que está en 20° 20’ de altura.
Tiene esta Provincia muy pocos ríos, porque los arroyos que bajan de las vertientes
son de poca agua.”
Cosme Bueno deja constancia del maíz, trigo, ají y algodón aparte de la vid, como
los cultivos de mayor explotación en los agricultores y hacendados locales. Subraya
también la producción de vinos y aguardientes de los valles.
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Respecto a los puertos de la provincia de Arica destacan“: El de Loa, que es por
donde confina con la de Atacama, está en 21º 30¨. El de Iquique, a cosa de dos
leguas de Huantajaya y en donde hay pesquería de Tollo, que es el Bacalao de
esta América y de Congrio, que se lleva a las Provincias de la Sierra, está a 20º
20´. El de Pisagua en 19º 15´. El de Camarones en 19º 15´. El de Víctor en 18º
40´. El de Arica en 18º 25´. El de Pacocha. El de Ilo en 17º 46´. El de Maestro
Lorenzo y el de la Yerba-buena que es por donde confina con la jurisdicción de
Arequipa, en 17º 35´. Hay cuatro caletas que son: la de Laquiaca, la de Sama, la de
Meca y la de Tancona. Estos Puertos no todos son seguros".
En los pueblos ubicados en las cabeceras de las tres Cuencas hidrográficas de
Tacna se desplazaron las fuerzas tupacamaristas en 1781, desplazándose hacia
los pueblos costeros en donde se asentaban las fuerzas coloniales.
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CAPITULO II
LA SOCIEDAD REGIONAL
II. LA SOCIEDAD REGIONAL
1. La estructura económica
En el periodo de la crisis colonial, en las cuencas en donde se asentaron
los pueblos de Tacna, es decir, las de Locumba, Sama y Caplina, se
desarrolló la producción agrícola, el comercio monopólico, y el arrieraje.
Asimismo, la economía natural campesina se desarrollaba en las alturas
de Tarata, Candarave y los altos de Tacna. En el litoral, la pesca tuvo
una importancia especial en la diversificación económica y en el rol
jugado por los pueblos dedicados a esta actividad. Pero la actividad que
jugaba el rol articulador de esta dinámica fue la minería del Alto Perú
como del sistema de haciendas dedicada a la producción de vinos y
aguardientes. Todas estas actividades productivas estaban articuladas
por una infraestructura de comunicación y arrieraje que circulaba entre
yacimientos mineros, pueblos, villas y puertos como el de Arica.
Desde los inicios de la colonia, la minería tuvo gran impulso a raíz del
descubrimiento de las minas de plata de Potosí (1545), Huantajaya
(inicios del siglo XVII) y luego Mecalaco, a mediados de 1700. Asimismo,
el descubrimiento de azogue o mercurio en Huancavelica trajo buenos
augurios para la expansión argentífera.
La gran propiedad de la tierra estaba en manos de las familias
españolas y criollas dueñas de las haciendas vitivinícolas y de panllevar.
Algunos grandes propietarios residían en Arequipa o Lima. Las
relaciones de producción semiservil y mercantil del feudalismo colonial
presidían el trabajo de los indígenas para la producción de bienes
agrícolas.
Coexistieron entonces dos sectores productivos diferenciados: uno
dirigido hacia el mercado externo, productor de materias primas (vinos y
aguardientes, azúcar, algodón, trigo) dirigido al mercado altoperuano, y
dependiente de la evolución del mercado internacional, y otro dirigido al
autoconsumo del mercado interno. El primer sector estuvo controlado
por los hacendados de Tacna, Sama, Locumba, Cinto, Ilabaya, y el
14
segundo, por los agricultores, campesinos y comuneros locales de los
valles costeros e interandinos.
Irrumpió la crisis colonial entre los años 1784 a 1824 con el rompimiento
de las estructuras de dominación española. Fue un periodo en donde las
reformas administrativas borbónicas intentaron modernizar el sistema de
dominación colonial, pero la desintegración del sistema se hizo
irremediable. Como consecuencia de ello el régimen adoptó medidas de
represión social e ideológica y fiscal contra la población indígena. Como
correlato se produjeron una serie de levantamientos como parte del
movimiento de liberación indígena, y después de su debelación, se
instauraron las intendencias y subdelegaciones en reemplazo de los
corregimientos.
En este periodo de desintegración colonial los estudios arrojan 107
alzamientos en Perú y 11 en el Alto Perú, pero de ellos entre los años
1770-79 en donde se concentran 66 de ellos. Flores Galindo anota que:”
Únicamente en la década de 1770 ocurren nueve atentados contra
corregidores cuzqueños. El sur es uno de los espacios más densamente
poblados, un área definidamente indígena, donde además pareciera que
el tráfico comercial tendió a incrementarse en la segunda mitad del siglo,
junto con la producción minera”. Eso explique quizá el carácter rural
andino del movimiento de las cuencas de Tacna, con presencia
mayormente indígena.
Los problemas conexos a la dinámica económica propia de la coyuntura,
como el tráfico comercial a cargo de los corregidores –intermediarios
entre el comerciante monopolista español y los comuneros indígenas;
como la presión fiscal contra comerciantes criollos, mestizos y curacas
comerciantes, son fenómenos ligados a la guerra comercial desatada
entre estos sectores de comerciantes de Lima y el sur andino, y de los
que daremos cuenta en el próximo acápite al tratar de las causas del
levantamiento.
2. La estructura sociopolítica
A la estructura económica descrita le corresponde unas relaciones
sociales y políticas propias. La sociedad regional de esos años, se
encontraba profundamente dividida y fragmentada, con serios
enfrentamientos entre sus componentes por sus disimiles intereses
referidos al acceso al agua, al control de la tierra (entre hacendados
criollos contra indígenas campesinos); la imposición de los repartos y
alcabalas por funcionarios públicos y exacciones de los curas, entre
otros. Por sólo citar los procesos judiciales y la información notarial
sobre los conflictos por aguas y tierras en los valles de Tacna, Sama,
15
Ilabaya, Candarave y Tarata estos ascienden a una treintena los
localizados en el Archivo Nacional de Chile y el Archivo Regional de
Tacna para el periodo 1770-1811.
Esquema propuesto por Kessel( 2003)
El pequeño pueblo y valle de Tacna contaba entonces con aproximadamente 7
mil habitantes, y presentaba un paisaje natural eminentemente rural andinooccidental.
Había una gran población indígena y campesina muy alta (62%), el
grueso de ella vivía en los 8 ayllus de Tacna, el resto en los valles, sierra y
altiplano. Seguía el sector mestizo (15%), como un minúsculo número de
blancos criollos y peninsulares (13%); la población de origen africano1, por su
parte, era algo menor a la hispana (10%)2 y se ubicaba en las haciendas de
1 Los esclavos de origen africano ascendían a 429 personas (6%); mientras los pardos libres
sumaban los 262 (4%). “Pardo” fue una categoría dada en los censos coloniales a los
descendientes de africanos que resultaban de uniones con personas del resto de categorías
étnico-raciales.
2 Censo general de 1792 (Cfr. HIDALGO, Jorge (2004).Historia andina en Chile. Edit.
Universitaria); Censo vecinal de Tacna 1813 (SEINER, Lizardo. (1989). “Economía, sociedad y
política en una coyuntura rebelde: Tacna, 1811-1813”. En: Pasado y Presente. Revista para
una historia alternativa. Año II, Nº 2-3. Estimaciones elaboradas por nosotros, en base a los
documentos precitados.
16
Sama, Locumba, Sagollo, Ilabaya y la mina de Mecalaco. Los pueblos
interandinos de Tarata (100%) y Candarave (100%) y Codpa (96%)
presentaban más bien un acento totalmente rural andino, con una población
casi íntegramente indígena.
La clase dominante regional en realidad fue un pequeño núcleo de poder
conformado por hacendados y comerciantes peninsulares y criollos dedicados
a la arriería, la agricultura de las haciendas (vinos y aguardientes, ají, granos) y
del comercio interno. Se añade a ella la aristocracia indígena a través de los
caciques de cada pueblo cabecera de Tacna, Tarata e Ilabaya.
Los sectores populares lo integraban los pequeños campesinos indígenas
insertados en una economía de subsistencia orientada al pago del reparto, el
tributo indígena, las gabelas de los curas y otras exacciones, así como
mestizos trabajadores del campo y la ciudad, quienes, producto de las reformas
borbónicas, dirigían sus excedentes al mercado local. Los esclavos de origen
africano constituían mano de obra dedicada a labores de hacienda o
domésticas. En la sociedad jerarquizada colonial, la propiedad sobre estas
personas significaba un claro signo de poder y distinción social.
Cuando se produjo la revolución de Túpac Amaru II y Túpac Catari, en 1780-
81, el corregimiento de Arica, que comprendía a los repartimientos de Ilabaya –
con sus pueblos de Locumba y Candarave-, Tarata y, Tacna, tenía como
máxima autoridad política al general Andrés Ordóñez y Natera, corregidor de
Arica y Tacna con residencia en el pueblo del Caplina. La autoridad del cabildo
de españoles correspondiente a la ciudad de Arica, fue José Joaquín de
Oviedo y Albarracín.
En el pueblo de Tacna desde su creación como reducción de indígenas había
un Alcalde de naturales, seguido del Alcalde Mayor, el Alcalde Ordinario y dos
Alguaciles. En su conjunto formaban el Cabildo, que era presidido por el
Alcalde Ordinario de Españoles. Fue tradición que la segunda persona del
cacique, en este caso fue Cipriano Quelopana quien asumiera el cargo de
alcalde mayor de los naturales de Tacna, como desarrollaremos más adelante.
17
Esquema propuesto por Kessel (2003)
3. Los caciques o curacas leales al Rey
La palabra “cacique” como lo señala Cúneo Vidal (1977) es una voz de Centro
América (antillana), que designaba a los jefes étnicos de pequeñas tierras.
Luego los españoles llamaron caciques a las autoridades de los grupos ayllales
llamados aquí curacas. El derecho oficial colonial español sancionó este
término dentro de la llamada “república de indios” que reconocía el origen noble
de determinados indígenas (caciques, príncipes), pero a la vez el indígena en
general fue tipificado como "vasallo libre de la Corona" y a la vez "rústicos y
miserables".
Steve J. Stern, señaló que la imposición del régimen colonial generó el
colaboracionismo de los nobles curacas, en términos de una nueva alianza
política. Había pues en estos antiguos curacas una doble posición: por un lado
se ubicaban en el grupo de los conquistadores al servir a los intereses del
conquistador (recaudación de tributos y otros); y por otro lado, eran
intermediarios naturales de los indígenas en sus relaciones sociales internas. A
cambio, los españoles le permitieron adoptar la ropa europea (incluyendo el
caballo como símbolo de prestigio), luego cambiaron sus dietas alimenticias y
finalmente se bautizaron y adoptaron los patronímicos españoles. También
habría que señalar que al alejarse de los principios andinos de reciprocidad y
redistribución, los curacas terminaron por convertirse en codiciosos y
despóticos jefes étnicos. En Moquegua y Tacna protagonizaron largas disputas
legales por la tenencia de estos cargos nobiliarios. En el caso de los caciques
de Ilabaya, Tarata, Tacna y Codpa, Hidalgo (2004) sugiere que estos
18
convinieron en forma armoniosa con las autoridades locales coloniales y
gozaban de cierto prestigio y consideraciones; además algunos de estos
nobles indígenas emparentaron con españoles u obtuvieron títulos
universitarios. Por ello cuando se desató el levantamiento de Túpac Amaru en
1781, estos caciques –vinculados a la arriería directa o indirectamente- no
apoyaron sino que estuvieron en contra como el caso de los Ara, los Cañipa,
los Lupistaca y los Copaja. Corrió igual suerte de ser ejecutado por los rebeldes
el cacique Cañipa, Esteban Gutierres, como segunda persona de Belén
(Inostroza, 2011)
Fueron los llamados segundas personas de los caciques o los llamados
indígenas principales los que protagonizaron el levantamiento como en los
casos de Buitrón y Ali.
En síntesis, cuando se desatò el levantamiento de Túpac Amaru II, se mostrò el
colaboracionismo y sumisión de un sector de curacas y principales, salvo pocas
excepciones.
3.1. Los Cañipa
Cuando estalló la revolución, Codpa, antigua prolongación territorial del
curacazgo de Tacna y por entonces repartimiento de Arica, estaba bajo el
gobierno del curaca Diego Felipe Cañipa y Ticona, fiel servidor y declarado
súbdito del "Rey de las Españas e Indias", en cuyo nombre ejercía autoridad
sobre los pueblos de Socoroma, Livilcar, Belén y otros caseríos.
A fines del siglo XVII, Codpa era gobernado por Juan Buitrón de Azango
(Hidalgo, Castro, 2004), ascendiente –abuelo- para nosotros del mismo Juan
Buitrón Asango, el líder tupacamarista de 1781 de los altos de Arica y Tacna.
Sin embargo, a partir de 1699, Joseph Cañipa tomó a su cargo el cobro de
tasas y tributos, este pertenecía a una antigua familia de caciques cobradores
que, durante tres generaciones, cuando por entonces los altos de Arica no
presentaba una estructura cacical reconocida por la legislación española.
En 1702, don Joseph Cañipa, principal y cobrador de tasas del pueblo y
repartimiento de Lluta, Umagata y Codpa, solicitó se le entregase la posesión
de los pueblos y valles de Lluta, Umagata, Azapa, Socoroma, Codpa, y demás
pueblos y repartimientos de los altos (Hidalgo, Castro, 2004).
Con apoyo del corregidor, Cañipa presentò una terna para la posesión del
cacicazgo, donde se consideraba a otros gobernadores: en segundo lugar a
Juan Buitrón de Azango y en tercer lugar a Diego Pérez Limachi. El corregidor
valorò a Cañipa como sujeto "idóneo y suficiente"; y los restantes fueron
calificados como sujetos "de menos yntelingencias". Esto originò una disputa
que discurrió hasta los tiempos de la revolución de Túpac Amaru.
En 1702, en el valle de Codpa, el corregidor dio a don Joseph Cañipa la
posesión real y corporal del gobierno y cacicazgo de Codpa, entregándole el
bastón de mando, siendo reconocido por los alcaldes y principales.
19
Sucediò en el cargo de cacique a Josè Cañipa su hijo Ignacio que nació en
1693, y que tomò el cargo en 1721, luego fue su hijo primogénito Diego Felipe
quien asumió el cacicazgo en 1755. Este gobernó hasta los días que sobrevino
la sublevación de Tupac Amaru y Tupac Catari. Mostrò alta fidelidad al rey de
España por cuya causa fue ajusticiado por las fuerzas al mando de Juan
Buitrón.
La tradición oral del pueblo de Codpa señala que los contemporáneos de
Cañipa lo consideraron “…un traidor que se había cristianizado, que no
deseaba renunciar al rey ni volver a adorar al sol” (Hidalgo, 1983)
3.2. Los Lupistaca
Por 1700 el cacique principal de Ilabaya y Candarave fue Pedro Lupistaca y
luego su hijo Feliciano Lupistaca como de Catalina Chuquimia, cacica principal
del pueblo de Ilabaya y Candarave, hija legitima de Carlos Chuquimia
Gobernador del pueblo de Juli.
“Don Feliciano Lupistaca fue casado en dos oportunidades. Primero con doña
Rosa Valdivia y en segundas nupcias con "...doña Catalina Chuquimia
(Tupayupanqui), palla, esto es India noble del Cuzco" y tuvo dos hijos Feliciano
y Francisco Lupistaca Chuquimia, como nos lo revela Luis Cavagnaro.
Don Feliciano testó en Arequipa el 25 de agosto de 1780 ante José de Salazar.
A su fallecimiento "...entró a gobernar (...) doña Catalina Chuquimia, y ello
durante la menor edad de su hijo Feliciano II Lupistaca".
Por entonces la cacica Chuquimia y los indígenas principales del cacicazgo de
Ilabaya, se mantuvieron al margen de la sublevación. Se sabe que en la región
del Desaguadero se identificó a uno de los parientes de los Lupistaca de
Ilabaya como fidelista al régimen colonial, por que fue duramente castigado.
3.3. Los Ara
Fue cacique de Tacna, Carlos Ara, cuando en el verano de 1781 se
movilizaban en actitud de combate a la opresión, por las proximidades del
pueblo de Tacna las fuerzas campesinas indígenas al mando de Juan Buitrón y
Ambrosio Ali. Prefirió mantener su fidelidad al rey, para luego huir de la
jurisdicción a su cargo, como funcionario leal. Falleció en enero de 1784.
Carlos Ara descendía de Pedro Ara, y Andrea Ticona, este falleció 24 de junio
de 1759. Estudio Carlos Ara abogacía en la Universidad de Chuquisaca. Su
hijo primero Santiago se tituló en leyes también, al igual que èl, en la misma
universidad. Fueron hijos además de Carlos Toribio, y María y Cipriano.
3.4. Los Copaja
Al momento de arribar la revolución al valle interandino de Tarata fue su
cacique Pedro Copaja y Alì. Copaja, al igual que Cañipa de Codpa, se
distinguió del resto de cacique locales por su decidido apoyo a la causa de la
corona española cuando el levantamiento de Túpac Amaru en 1781.
20
Juan Buitrón, líder y capitán general del ejército
rebelde en la zona de Tarapacá, Arica y Tacna.
Carboncillo del artista profesional Juan Gomez
Flores (Juanandino)
Entre 1705 y 1731 el cacique de Tarata fue Roque Ticona y Ninaja. Según los
estudios efectuados por Cùneo Vidal y Carlos Hidalgo, fue este cacique uno de
los màs acomodados de la zona, y gozò de todas las prerrogativas del cargo.
Al no contar con hijo varòn, estableció alianzas matrimoniales para perpetuar
su prestigio con los caciques vecinos de Tacna y Codpa. Así, su hija Andrea
caso Pedro Ara, primogénito y heredero por entonces del cacicazgo de Tacna.
Igualmente su hija Rosa casò con Ignacio Cañipa, favorecido del cacicazgo de
Codpa.
Fue fidelista, a pesar que 4 años antes protagonizò un singular hecho de
resistencia frente a las medidas de la corona. Fue precisamente, la acusación
levantada por el cacique de Tarata, Pedro Copaja, en 1776, que involucró al
cacique de Ilabaya y otros indígenas principales, contra los repartos del
saliente corregidor de Arica, Demetrio Egan.
4. Los capitanes o jefes rebeldes
4.1. Juan Buitrón
Naciò en Codpa en 1742,
pues contaba con 8 años al
momento de realizarse la
revisita de Joaquín de
Cárdenas de 1750. Su madre
Barbará Asango aseguró
tener 43 años en aquel censo,
además de sus hijas Bartola
de 6 años, Asencia de 4 y
Rosa de 1 año. Doña Barbará
apareció en el informe de la
Revisita en la categoría de
“Viudas”, del ayllu Capanique,
esto sugiere que el padre de
Juan habría fallecido hace
poco en 1749, y contar son
una edad semejante a la ella
Hidalgo, Jorge y Angela
Flores.(1978). Por tanto, fue
su abuelo Juan Buitrón de
Azango o como registra Jorge
Hidalgo “Juan de Azango” el
principal de Codpa, a quien un
trasladado a dicha zona como Cañipa quien le habría arrebatado el acceso al
cargo de Cacique, luego de contra con apoyo decidido del corregidor de la
época.
Por la Revisita de Demetrio de Egan de 1772- 1773(Hidalgo et al. 2004)
practicada a los Altos de Arica sabemos que Juan Buitrón tenía 31 años,
21
Ambrosio Ali, líder y capitán del ejército
rebelde en la cuenca de Tarata-Sama.
Carboncillo de Carlos Eduardo Mamani
Choque.
casado con Josefa Medina y contaba con los hijos Tadeo de 4 años, Pedro de
8 años, Asencia de 10 y María de 6 años. Fue considerado indígena principal y
registrado en el ayllo Collana del junto al cacique Cañipa.
Buitrón al protagonizar la revolución en 1781 contaba con 39 años, mientras
que el cacique Diego Felipe Cañipa frisaba los 56 años.
El apellido Buitrón correspondía a los originarios del valle de Codpa, como es
de verse en forma reiterativa en las revisitas de 1750 y 1772-1773 antes
citadas.
4.2. Ambrosio Ali
Ali, era un indígena principal del
ayllu yunga de Tarata, casó con
Inés Chura y tuvo dos hijos
llamados Eusebio y Ascencia.
(ADT. Juzgado Eclesiástico,
1780). Insinuamos el
protagonismo de este jefe o
ilacata yunga, pues el ejército
tupacamarista y catarista
estaba formado bajo el principio
de la jerarquía étnica; por ello a
la falta del cacique principal
Pedro Copaja por defección o
traición, pudo o tuvo que
sucederle uno de los principales
y este era Ambrosio Ali. En los
años precedentes a la
insurrección, este líder indígena
local, había ocupado del cargo
de Alcalde Mayor, al parecer
gozaba del aprecio de la
población, pues en los libros
parroquiales de bautizos y
matrimonios aparece
reiterativamente como padrino
de muchas personas de los
ayllus de la cuenca de Tarata.
Algún historiador local propone
que este líder Ali habría sido natural de Tarucachi, basándose en la abundancia
del apellido en este pueblo. La antigua nominación personal Ali, nos sugiere un
origen yunga o puquina, que luego se convirtió en apellido por orden
eclesiástica tomando la forma castellana Ale a partir de 1797, coexistiendo
paralelamente junto al original, de acuerdo a los registros parroquiales de la
época.
Debemos a Carlos Basadre (1863) la primera referencia escrita –desde 1863-
sobre este precursor tucacamarista tacneño Ali; aunque no trajo noticias de
Buitrón. Este autor decía sobre la actuación de Ali:
22
“Los indígenas de esta provincia siguieron el movimiento general de las
insurrección. Los pueblos de Tarata, Candarave, Ibarra, Belén, y demás
cabeceras de los valles y amenazaban descender sobre Tacna y Arica;
algunas partida bajaron hasta Pachia, y se abrigaban fundados temores
de que los indios de los valles de Tacna, encabezados por un Ali,
que gozaba entre ellos de alguna influencia, se levantaran de un día a
otro, de acuerdo con los insurrectos de los Altos, y acabaran con la
población española. Era al sazón corregidor de esta provincia un señor
Ordoñez, sujeto no muy sobrado de energía, que tuvo por conveniente
emigrar a la vista del peligro y situarse en Ilo, donde no podían
alcanzarle las balas de los indios.”(Subrayado nuestro)
4.3. Otros líderes o jefes rebeldes
A atenernos de la información contendida en el Expediente formado por el
Alcalde de Arica José Joaquín de Oviedo sobre los sucesos del levantamiento
tupacamarista-tupacatarista entre Tacna y Tarapacá en 1781, puede
mencionarse al capitán general Juan Buitrón, a su lugarteniente Juan Mercado,
al capitán Ambrosio Ali, a los líderes o jefes Esteban Olave, Juan Carvajal, y
Miguel Reinoso.
En Moquegua, se tiene a los caciques de Carumas y Ubinas como rebeldes.
Las autoridades coloniales remitieron sendas expediciones a cargo de la
compañía de dragones de la villa de Moquegua para pacificar esos pueblos
entre abril de 1781. En cambio se tienen como caciques fieles a los de Puquina
y Torata.
Se sugiere que las autoridades étnicas de Belén, opuestas al gobierno de
Cañipa de Codpa desempañaron labor a favor de los rebeldes. Se tienen, es
este sentido a Ynquiltupa, quien ocupaba el cargo de alcalde en 1778, y
Asencio Maquera, alcalde mayor en 1780, quien fue identificado como el
principal del ayllu Mancasaya de Belén, en la Revisita de 1773. (Inostroza,
2011)
En Socoroma ocupò el cargo de Segunda, fue Esteban Gutierres, quien
participò en la ejecución del cacique Felipe Cañipa; en estos hechos de igual
forma participó el sublevado segunda persona de Putre. (Contreras y otros,
1987)
23
CAPITULO III
LOS ANTECEDENTES
Y CAUSAS
Los estudios referidos al movimiento de Túpac Amaru II, concluyen es
afirmar que sus causas son las de tipo socioeconómico, enmarcadas en la
crisis del sistema colonial, provocadas por las reformas borbónicas. Estas
reformas fiscales por la década 1770-1780 generaron protestas y revueltas
en los años precedentes en todo el sur andino (Arequipa, Cuzco, La Paz,
etc). No se trata sòlo del rechazo a la mita, sino a un conjunto de medidas
impuestas junto al reparto comercial, las alcabalas, pero también de otras
como el tributo y los diezmos, los servicios personales no pagados y las
gabelas eclesiásticas. Es decir una protesta general al sistema económico
contra la población campesina indígena, mestiza, negra y criolla. Pero
también la protesta tupacamarista proponía cambios y un proyecto de
carácter nacional y popular.
3.1. El reparto forzoso de mercaderías
El reparto forzoso de mercaderías o efectos se convirtió antes de la
revolución de Túpac Amaru en la principal actividad de los corregidores.
Por esta vía se introducía la mercancía al mercado local y garantizaba su
consumo, generando ingentes ingresos al comercio monopolista
peninsular, al que el corregidor servía inexorablemente.
24
Contaba el corregidor con las ventajas propias del sistema para ser de
pronto un pròspero miembro de los sectores encumbrados: "... el alto costo
del cargo, sus bajos salarios, el costo del traslado, la necesidad creciente
de dinero derivada de las deudas contraídas, tanto por -el cargo como por
las mercaderías a repartir, la necesidad de pagar un representante ante la
Real Audiencia para defenderse de las continuas denuncias y también por
supuesto en el afán de lucro" (Hidalgo, 1986)
Pero el sistema de repartos no solo requería del corregidor, el personaje
con mayor poder político y represivo de la provincia, como representante
de los intereses coloniales, sino también de los curas, hacendados,
oficiales reales y caciques. "Parece, pues, que no fueron ya sólo los
corregidores quienes repartieron, sino que, bajo el disfraz de cualquier otra
exacción, fueron también otros muchos los que, unas veces como
coautores, y otras con carácter individual, fijaron al indio como blanco de
sus ambiciones ..." (Moreno, 1977).
Està demostrado con creces que el curaca recibía un porcentaje por el
cobro e imposición de las mercancías provenientes del reparto. Sin
embargo por el carácter abusivo y de saqueo indiscriminado, ciertos
caciques o curacas se pudieron al lado del campesinado en contra de los
corregidores. Esto ocurrió en Tacna en 1776, a pocos años de la
revolución.
En lo que sigue glosaremos en lo que sea pertinente el trabajo de Abel
Sotelo (2014) y de la base de datos del Instituto de Ciencias Sociales del
Perù, respecto al reparto y algunos aspectos de la revolución de Túpac
Amaru II efectuados colectivamente en la cuenca del río Locumba y Tarata.
El vil y cuestionado reparto de mercancías provenía poco antes de las
reformas borbónicas. Debido a las alicaídas arcas de España, fue
legalizado en 1751 y arancelado en 1754, creando a su vez la alcabala de
tarifa. Entonces fueron los corregidores los encargados de este negocio.
Finalmente eran los indígenas tributarios quienes debían pagar el reparto
al corregidor a los precios que éste establecía. Y como este funcionario
poseía atribuciones políticas, militares, policiales, judiciales y
administrativas podía exigir la cobranza de sus deudas sin ningún
contrapeso durante los años que ejercía su gobierno (Lewin, citado por
Hidalgo,2004).
Como dice Alfredo Moreno Cebrián, Ramón López de la Huerta, corregidor
de la provincia de Arica (1763-1768) fue procesado por los “excesivo y
recargados repartimientos que se hacían a los indígenas por algunos
hombres pudientes y de su facción”. Era costumbre que se elevaran la
tarifa entre el 50 y 100 por ciento de las mercadería, como lo reconocieron
los oficiales reales de Arica. Por ello decían “llevaban los magistrados
duplicada y triplicada las ganancias”, sobre todo en el ganado mular. Golte
afirmó que “las mulas eran el elemento más importante del arancel”. A
precios de 1754, las mulas variaban de precios según la proximidad con el
25
Salta o Tucumán. En el Atacama cada mula costaba 21 pesos, en
Cajatambo, 48 pesos. Entre Tacna y Tarapacá costaba entre 30 y 38
pesos.
Para el caso del sur andino, el rubro de mayor significado fueron las mulas,
ropas, fierro, coca y se prohibía llevar aguardiente. Se partía del supuesto
oficial que el arancel correspondía al total de efectos que les estaba
permitido a los corregidores vender a los indios que lo solicitaren, sin la
intervención del menor apremio. Se les autoriza además vender ropa de
castilla a los españoles, mestizos y caciques.(Hidalgo, 2004). Según
Alfredo Moreno el corregidor debía pagar el 4% del derecho de alcabala
por el capital permitido en el arancel, con aumento de 50% del precio en
los géneros de Castilla, "sin admitir la excusa de que no se vendieran".
Asimismo, al finalizar su período como corregidor de Arica (1770-1774),
en 1775, Demetrio Egan fue demandado por el cacique de Tarata don
Pedro Copaja y Ninaja con el respaldo de los caciques de Tacna, Codpa,
Ilabaya y los indígenas principales de dichos pueblos de indios.
Entre esas mercancías del reparto local se incluían algunas no
consideradas en el arancel como coca, cuchillos y guano. El exceso de
deuda los obligaba a llevar “una vida de esclavos”, pues no podían pagar
los reales tributos, señalaba la demanda.
Añadía la denuncia, que eran embargados en sus derechos de agua; si
devolvían las mulas que se les vendió en 35 pesos, después de
domesticarlas, recibían 10 ó 12 pesos a lo más, por lo cual se veían
obligados a desamparar sus tierras emigrando a valles infectados de
tercianas, para buscar qué comer.
Toda la doctrina estaba en un “estado miserable” por lo que clamaban que
se pusiera remedio al comercio de los corregidores. “Con cifras y ejemplos
que tipifican estos abusos, reclamos y demandas se pronunciaban los
caciques de Tacna, Codpa, Ilabaya y los principales de los principales
pueblos de indios en los llanos, la sierra y el altiplano del corregimiento de
Arica. El Consejo de Indias recibió estas denuncias en 1778 y decidió
remitirlas en 1779 al Virrey de Lima y al Visitador para que a la mayor
brevedad y escuchando a don Demetrio, sustanciaran y determinaran la
causa.” (Hidalgo,2004).
En síntesis, en sus cinco años de corregidor de Arica, Demetrio Egan,
triplicó ilegalmente la cantidad que tenía autorizada y, además, repartió
otras mercaderías de manera ilegal. Por la información ofrecida por el
cacique de Tarata don Pedro Copaja los campesinos tacneños empleaban
los productos agrícolas de sus dos de sus tres "topos" de sus chacarillas
en pagar el tributo indígena, el reparto y obvenciones eclesiásticas.
26
Arancel del reparto de la provincia de Arica.1756-1780
Mercadería Cantidad Unidad
Precio
Pesos/
reales
Total
Mulas 2,000 Una 35 p 70,000
Ropa de la
tierra
4,000 Vara 5 r 2,500
Paño azul
de Quito
1,000 Vara 4 p 4,000
Paño
musgo de
Quito
500 Vara 3 p 1,500
Fierro 40 Quintal 48 p 1,920
6.000 pesos
con el 50%
de ganancia
en: Ropa de
Castilla
Vara 9,000
Total 88,920
Fuente: Macera, Pablo. Trabajos de historia. Tomo I. INC. Lima, 1977. Lámina
insertada entre las páginas 264 y 265 con el título: Repartimientos del Perú. 1756-
1780.
3.2. El conflicto por de aguas y tierras
En nuestras investigaciones previas para la cuenca de Tarata, y luego de
Locumba y Candarave, se pudo detectar una serie continuada de conflictos
por aguas y tierras en el periodo inmediato anterior a la revolución, un
factor poco tenido en cuenta en la historia local-regional.
De acuerdo a la información que nos proporcionan los fondos judiciales,
notariales y escribanías de Arica, Tarapacá y Tacna, se tiene que son más
de una treintena de conflictos por aguas y tierras los sostenidos entre
hacendados locales con indígenas campesinos, mestizos y otros actores
de Tacna, Tarata, Estique, Ilabaya y Candarave en los años previos a la
revolución de Túpac Amaru II en la región.
Viviana Briones en su artículo “Agua, territorio y malostratos: Espacios de
conflicto entre ayllu y principales. Tacna siglo XVIII” concluye que una
27
alianza de autoridades hispanas e indígenas a partir del control de pilares
productivos permite su enriquecimiento olvidando los espacios propios del
derecho de las comunidades y las tradiciones. Es decir, a partir de 1750 –
de años previos al estallido de la rebelión- el conflicto por el control de las
aguas y tierras se agudizaron entre hacendados y campesinos indígenas y
entre comunidades o ayllus. Se establecieron entonces alianzas entre
estos grupos étnicos con las autoridades establecidas por el régimen
colonial: corregidores, caciques, principales, entre otros. (Briones, 1999)
Como es sabido la fragmentación de la economía campesina del ayllu, en
favor de la hacienda colonial era un denominador común en el espacio
andino, como ocurrió en los valles de Tacna, Ilabaya y Candarave. Este
proceso continuó durante la época borbónica, aunque para entonces el
control de la tierra se encontraba lo suficientemente cimentado a favor de
una elite criolla y española en la región.
Juan Contreras (1987) en su estudio sobre los curacas de Arica y Tacna
del periodo encontró que uno de los problemas que debía enfrentar es la
introducción de españoles en las tierras comunales. Fue común que el
hispano se adueñara o posesionara de las mejores tierras, impidiendo el
usufructo de ellas.
“Al respecto, Pedro Lupistaca como curaca de Ilabaya "... se a
presentado alegando que algunos españoles se habían
introducido en las tierras de la comunidad [informa que] … se
están corriendo las correspondientes diligencias [para que ....
el común no se hallen perjudicadas ..." (Ilabaya Leg.3 pieza
17, Tacna 9: 3: 1774). Así mismo de no existir los reclamos de
los kurakas, los españoles, además de ocupar, también
cercaban las tierras, especialmente aquellas que estaban
listas para ser cosechadas así, sin mayores esfuerzos obtenían
las ganancias de estas.”
Resulta evidente que el daño practicado contra la población aborigen que
estaba estas alturas cansada de tantos atropellos y vejámenes por parte de
los sectores dominantes de la sociedad regional. Pero en este caso se
impedía con la acumulación de excedente o el recurso dinerario para el
pago del tributo y los repartos.
Había otro problema que debían enfrentar las comunidades y sus
autoridades, es el referido al agua y los pastizales. Estas aguas son
pretendidas a veces por los hacendados y otras por forasteros. Esta
situación de intervención ajena impedía que se cumpliera con la mita del
agua en la cuenca. Y esto atentaba con la producción de las tierras
sembradas.
28
Un conflicto por las aguas enfrentó a los campesinos de Tacna con los de
Pacaje.
"Don Carlos Ara cacique y gobernador de [l] pueblo de Tacna (...)
digo que el común de yndios se halle sumamente obstilizado [por]
los indios de la provincia de Pacaxes, por intentar introducirse en
los pastos y agua que de tiempo inmemorial han poseydo los de
esta jurisdicción sin más título (...) sean expulsados(...)por
estar(...)dentro de los límites y linderos de esta provincia ..."
(A.G.I. 9; 1762. f. 1r).
Los reclamos de agua no solo se restringen a acusaciones en contra de los
campesinos indígenas de pueblos vecinos, sino que también, en contra de
un representante o teniente de corregidor. Es el caso de la denuncia de
Don
".. . Diego Copaxa cacique principal de San Benito de Tarata
(..)Contra nuestro S° teniente de este Pub° que nos ha hecho
mucho daño, lo primero nos a quitado toda el agua de nuestras
chacras (...) ocupa las aguas de nueve a diez por lo cual se nos
atraso nuestras chacras (...) nos quita la dha agua a palos,
guantadas lo que hemos experimentado en estos cinco años ..."
(A.N.Ch., A.J.A., Leg. 40. f.l; 1762),
Se observa cómo un cacique o curaca en un momento dado ante tanto
atropello tuvo que asumir la defensa de la gente del común a él encargado
para el buen gobierno según la lógica dominadora de los colonizadores. No
tuvo otra opción que poner en conocimiento de los excesos del teniente F.
de Sepedes ante la administración española regional.
3.3. El incremento de la alcabala
Las reformas impuestas por la casa Borbona a las colonias como el Perú, fue la
del aumento de la alcabala en 1776 de 4% al 6%. También fue creado un nuevo
impuesto al aguardiente producido en las haciendas a una tasa de 12,5%. Estos
impuestos que recaía en el vendedor, sin embargo era finalmente el comprador
quien sufragaba el mayor precio. Este incremento se hizo patente al establecerse
la aduana de Arequipa, el 01 de enero de 1780, a cargo de Juan Bautista Pando.
Este adoptó medidas compulsivas lo que provocó las protestas. El 02 de enero
aparecen los pasquines en la catedral de Arequipa, que decían:
“Quito y Cochabamba se alzó,
Y Arequipa ¿Por qué no?
La necesidad nos obliga
A quitarle sal aduanero la vida
Y a cuantos le den abrigo” (656)
29
Entre el 15 y 16 de enero en Arequipa aparecen nuevos pasquines subversivos
contra las autoridades y funcionarios de hacienda. El pueblo y el campesinado
salen a las calles a protestar las cargas tributarias procediendo al saqueo de la
aduana. El corregidor Setmanat publica un bando anunciando el cierre de la
aduana, con lo que consigue pacificar la ciudad.
En las Relaciones de los virreyes que han gobernado el Perú, en el
correspondiente al virrey Agustín Jáuregui. 1780-1784, escribe este funcionario
representante del Rey sobre el movimiento de los pasquines en Moquegua:
“De menos consecuencia aparecen los movimientos sediciosos de la villa de
Moquegua, explicados en anónimos, que con el más grosero estilo dejaron
percibir el concepto de los figurados gravámenes que oprimían al pueblo, sin
que éste pasase á otras demostraciones de inobediencia ; siendo contenido
prudentemente por su corregidor D. Mariano de Orive.”
No tenemos aún registrada la presencia de esta reacción contra las alcabalas y
los pasquines en Tacna y Arica para el periodo de estudio, a pesar de ubicarse en
Arica la Aduana y en Ilabaya algún centro receptor de las cajas reales de Arica.
Sin embargo, los estudios sobre el comportamiento de la alcabala señalan que no
alteró los ingresos durante los años de la sublevación. La eliminación del reparto
que habría provocado una caída en la economía regional, no alteró en las
finanzas públicas, pues el Decreto del Libre Comercio dado en 1778 alentó el
intercambio con puertos americanos y españoles. A partir de entonces los
productos importados que llegaban desde Lima, comenzaron a arribar
masivamente desde Buenos Aires, pasando desde el altiplano con todas sus
obligaciones tributarias satisfechas. “En este escenario, el comercio
tacnoariqueño perdió el control del tráfico de manufacturas hacia Charcas”(
Rosenblitt,2014) afectando a los arrieros y comerciantes locales.
Rosenblitt señala que el desenvolvimiento mercantil también estaba subordinado
a la situación política del virreinato, la que dio lugar a períodos de inestabilidad e
incertidumbre. “Tal fue el caso de la sublevación indígena de 1780-81, la
presencia de naves inglesas en el Pacífico, en actitud beligerante hasta 1783 y
luego dedicadas al contrabando. A estos factores se sumó la declinación de los
mercados altoperuanos a partir la segunda mitad de la década 1780, como
consecuencia de la crisis del sector minero”.
Los años más auspiciosos de este período, 1782 y 1783, corresponden a una
etapa de estabilidad política en la que los mercaderes locales lograron aprovechar
al máximo los flujos de intercambio que transitaban por la región Tacna-Arica.
Durante este período, el impuesto más significativo sobre el comercio fue la
alcabala del viento, que recaía sobre las transacciones de las cosechas. Esto
confirma que el sustento del comercio era la agricultura regional, cuyo principal
mercado continuó siendo la demanda altoperuana (Ibid).
3.4. La ideología de la insurrección
Conviene aclarar de partida que el movimiento de Túpac Amaru II fue realmente
una revolución tal como el protagonizado por Juan Santos Atahualpa en 1742. Se
denomina rebelión a un movimiento muy focalizado, de corta duración, dentro del
sistema social, pero que es de mas trascendencia que un motín. Luego una
30
revolución es un movimiento de mayor trascendencia y que busca transformar el
sistema en forma radical. Este es el caso de la revolución de Túpac Amaru de
1780. Al respecto Alberto Flores Galindo:” el movimiento tupacamarista transcurre
básicamente entre noviembre de 1780 y mayo del año siguiente, entre el
ajusticiamiento del corregidor Antonio de Arriaga y la ejecución de Túpac Amaro II
en el Cuzco, aunque en Puno y en el altiplano boliviano se prolongará hasta julio
de 1783: fecha de la muerte de Diego Cristóbal Túpac Amaru. Pero la derrota no
quita la calidad de revolucionario a un movimiento. En todo caso, sólo indica una
frustración colectiva”.
La ideología básicamente se puede estudiar a través de los documentos
producidos por el núcleo rebelde o sus líderes antes y después de la sublevación.
En este caso, Túpac Amaru desarrolló una buena cantidad de proclamas, bandos
y edictos difundidos por el sur andino. En Tacna y Arica, son sus representantes
políticos y capitanes del ejercito rebelde los que dirigieron diversos documentos a
las autoridades coloniales o la población como se vera mas adelante.
Como toda ideología de los movimientos rebeldes se refleja en un programa
político, el de Túpac Amaru II fue estructurado según Flores Galindo (1987) puede
resumirse en tres puntos centrales:
1) La expulsión de los españoles o de los "chapetones", como acostumbraba decir
despectivamente: no bastaba con suprimir los corregimientos y los repartos,
deberían abolirse la Audiencia, el Virrey y romper cualquier dependencia con el
monarca español.
2) La restitución del imperio incaico: fiel a su lectura del Inca Garcilaso, pensaba
que podía restaurarse la monarquía incaica, teniendo a la cabeza a los
descendientes de la aristocracia cuzqueña.
3) La introducción de cambios sustantivos en la estructura económica: supresión
de la mita, eliminación de grandes haciendas, abolición de aduanas y alcabalas,
libertad de comercio.
El programa reclamaba el liderazgo de los curacas y los nobles incas. Pero para
que éstos pudieran vencer, necesitaban no sólo del apoyo campesino, sino
también del concurso de otros sectores sociales, en especial de los criollos. Túpac
Amaru II pensaba conformar un nuevo "cuerpo político", en el que convivieran
armónicamente criollos, mestizos, negros e indios rompiendo con la distinción de
castas y generando solidaridades internas entre todos aquellos que no fueran
españoles. El programa tenía evidentes rasgos de lo que podríamos llamar un
movimiento nacional. (Flores, 1987)
31
CAPITULO IV
EL DESARROLLO
Aunque otros investigadores postulan dos fases de la sublevación: una fase quechua y
otra aymara, Atilio Sivirichi en su “Cronología de la revolución de los Túpac Amaru
(1780-1781)” en donde establece 4 periodos de la rebelión, a saber:
“1era etapa o periodo
Bajo el mando de Túpac Amaru y Micaela Bastidas, desde el estallido el 04 de
noviembre de 1780 hasta la derrota en la batalla de Tinta el 6-7 de abril de 1781, su
prisión y martirio el 18 de mayo de 1781.
2da etapa o periodo
Asume el mando Diego Cristóbal Túpac Amaru y el general indio Pedro Vilca Apaza,
desde el 10 de abril, cuando Diego Cristóbal primo hermano del caudillo, es derrotado
en la batalla de Canas y marcha con sus tropas a unirse al ejercito de Pedro Vilca
Apaza, en Azángaro, que se convierte en capital y cuartel general de la rebelión hasta
10 de julio de 1781.
3era etapa o periodo
Caudillos máximos: Diego Cristóbal Túpac Amaru y su virrey Túpac Catari. Desde la
derrota del ejercito realista en puno por Diego Cristóbal Túpac Amaru y Pedro
Vilcapaza, y sobre todo la gran rebelión de Túpac Catari, sitiando La Paz hasta la
ejecución de Catari el 14 de nov de 1781(655)
4ta etapa o periodo
Genocidio. Se inicia por el Tratado de Lampa el 10 de diciembre de 1781, por lo que
Diego Cristóbal se acoge a la amnistía, el armisticio y luego prisión y muerte el 19 de
julio de 1783, hasta exterminio con los Túpac Amaru entre 1784-1785.” (Seraylan,
1981)
Hay un temprano acercamiento entre el líder máximo del movimiento con los líderes
étnicos de Tacna, como lo señala el historiador Atilio Sivirichi (Seraylan, 1981) y es
que desde “el 11 diciembre de 1780 Túpac Amaru II envía comisionados al Alto Perú,
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Moquegua, Arica, Tacna, lugares en los que han surgido caudillos que reconocen su
autoridad”.
En cambio, los acercamientos entre el líder de Chayanta Julián Apaza o Túpac Catari
o Katari con los líderes locales sobro con Juan Buitrón, se habrían dado al parecer
desde antes del sitio de La Paz en marzo de 1871 y de las fiestas de carnestolendas
en 25, 26 y 27 de febrero de 1781 en que se protagonizó los levantamientos en la
zona de Tarata-Candarave y los Altos de Tacna.
4.1. La fase organizativa y de llamamiento
Por la información contenida en el Expediente formado por el Alcalde de
Arica José Joaquín de Oviedo sobre los sucesos del levantamiento
tupacamarista-tupacatarista entre Tacna y Tarapacá en 1781, se tiene que el
capitán general Juan Buitrón, había liderado una columna de campesinos
indígenas que en enero de 1781, influidos por la ideología del emergente
movimiento insurreccional, descendió de la región altiplánica hacia las
proximidades del pueblo de Codpa, en los "Altos" de Arica, amenazando la
seguridad de las autoridades españolas en Arica, Socoroma, Livilcar, y
Belén.
Por entonces Codpa, antigua prolongación territorial del curacazgo de
Tacna, estaba bajo el gobierno del curaca Diego Felipe Cañipa y Ticona, fiel
servidor y declarado súbdito del "Rey de las Españas e Indias", en cuyo
nombre ejercía autoridad sobre los pueblos ya mencionados y otros de
significativa importancia.
Los insurrectos, enardecidos con la prédica anticolonial de Buitrón, tomaron
un tiempo relativamente breve para una campaña de convencimiento de las
poblaciones del área y sus autoridades; elaboraron y difundieron cartasproclama
como la que está fechada en Codpa el 12 de febrero de 1781,
citada y glosada por Rómulo Cúneo Vidal, y de cuyo texto se recoge las
expresiones siguientes: "Muy señores nuestros de nuestro mayor aprecio; en
vista de una orden que acabamos de recibir del Señor Don Joseph Túpac
Amaru Inca, la que está introducida en todo este Reyno del Perú la que se
debe obedecer para lo arreglado en justicia, por ser bien nuestro...". Luego
se agrega: "...estén atentos a nuestro aviso, y desde hoy en adelante
suspendo el ramo de tributo como repartos hasta nuevo aviso." Por último,
se sentencia:"... den puntual respuesta como vasallos leales y seamos
premiados como nos promete Nuestro Soberano y de lo contrario nos
convertirá en ceniza, pues la última orden, en cuyos términos Vuestras
Mercedes resuelven y den en término de cinco días la respuesta para tomar
los arbitrios necesarios en cuya atención se cierra para más valor." La carta
termina registrando como sus autores a los: "...capitanes a quienes
conoceréis siendo tiempo", como una forma de proteger sus identidad en
aquellos difíciles tiempos.
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Micaela Bastidas y José Gabriel Condorcanqui, Thupa Amaru II
Era evidente la etapa de organizacion y llamamiento de las fuerzas rebeldes
al mando del indigena principal de Codpa Juan Buitrón. Casi todos los
estudiosos del movimiento insurreccional señalan que este habria
coordinado acciones con los líderes cataristas con vigencia por entonces en
Pacajes y Carangas. El programa rebelde señalaba con claridad la
eliminacion de instituciones odiosas para los intereses de los sectores
amplios del campesinado indigena como la mita y el tributo indigena, como
del reparto de mercancias.
En esta fase se hizo un llamado a la unidad con los sectores criollos locales
de Tacna y Arica, excluyendo en esta alianza a los españoles de la
aristocracia ligada a la tierra y el comercio monopilista y la elite de poder
politico.
Cumplido el plazo de los cinco días, y ante la negativa de los caciques o ante la
falta de liderazgo de las poblaciones locales a la convocatoria tupacamarista,
se pasó a la fase más violenta de la rebelión. El 23 de febrero, los insurrectos,
liderados por el influyente Buitrón, irrumpieron en el poblado de Codpa y
buscaron la casa del curaca Cañipa. Dando vivas al gran rebelde cuzqueño
demandaron del curaca local su adhesión a la causa libertaria y el
reconocimiento de Túpac Amaru como Inca y Señor. El mismo Buitrón se
esforzó en persuadirlo expresándole que el rey era un tirano, quien a los
indígenas los había "...entregado maniatados en poder de encomenderos y
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corregidores sin entrañas", y que Túpac Amaru, que era tan americano como
todos los allí presentes, castigaría a los opresores y premiaría a los que lo
acompañasen en la obra regeneradora. Sin embargo Cañipa, fiel servidor del
régimen colonial, en actitud desafiante respondió con duras expresiones para el
caudillo del Cusco, a quién lo calificó de desleal al rey, y a sus seguidores de
aborrecibles y sanguinarios, con lo cual decretó su propia sentencia de muerte.
El curaca Cañipa, desconocido en su autoridad, despojado de sus insignias y
vestidos, fue atado a un poste y murió atormentado por la turba exaltada que le
arrancó la piel a tiras. No obstante, hasta el último momento, tuvo fuerzas para
lanzar vivas al distante monarca Carlos III.
Por entonces, en 1781, Juan Buitrón, indígena principal, es decir titular de
un cargo reconocido por la legislación española, y al cual accedía en forma
hereditaria, había nacido en Codpa; mantuvo serias diferencias y
contradicciones con el curaca Cañipa. Estas contradicciones se retrotraen
a los tiempos de su abuelo Juan Buitrón de Azango, quien era gobernador
de Copda, pero que por tener vínculos con el grupo de poder y sobre todo
con el corregidor, los Cañipa lograron arrebatar de dicho cargo, erigiéndose
Joseph Cañipa en cacique gobernador de Copda en 1702. Hasta ese
momento no había la presencia de los Cañipa en el valle de Codpa, sino en
otros pueblos de los Altos de Arica.
Buitrón consideró llegado el momento para reivindicar sus derechos
conculcados por las autoridades coloniales, para lo cual debía asumir el
programa político y militar del líder Túpac Amaru y Túpac Catari en la
región. Por tal razón se encaminó a organizar las fuerzas rebeldes en los
corregimientos de Arica y Tarapacá.
No es cierto como lo sugiere el investigador Luis Cavagnaro (2006) que se
trataría de un enfrentamiento entre los hanansaya y hurinsaya, pues el
principal Buitrón fue registrado en la parcialidad Collana junto al cacique o
curaca Cañipa en la revisita de 1772-1773 de Demetrio Egan, y así en esta
situación se mantuvo hasta los momentos supremos de la revolución.
A partir del estallido rebelde se tejieron una serie de contradicciones
generadas entre quien(es) detenta(n) intereses particulares y de privilegio
curacal ligados a los intereses del sistema feudal-mercantilista (Cañipa) y
quien(es) vincula(n) intereses colectivos de la "población oriunda sometida"
con una propuesta alternativa al sistema, en este caso la propuesta
tupacamarista (Buitrón).
Como señala Hidalgo (2004) “todos los caciques de Ilabaya, Tacna, Tarata
y Copda –vinculados a la arriería directa o indirectamente- fueron
contrarios a la sublevación de modo abierto o indirecto. Especialmente
grave es el caso del cacique de Codpa, Diego Felipe Cañipa, un activo
arriero, que enfrentado a los rebeldes en 1781 prefirió la muerte, según
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unánime de los testigos de la época, antes que sumarse a la causa
rebelde.”
Además está demostrada en las investigaciones hechas por Alberto Flores
Galindo, Juan José Vega, la participación de los indígenas forasteros como
decisivos impulsores y aliados naturales del movimiento insurreccional, por
ser este grupo social muy golpeado y sobreexplotado, comprendido en el
pago del ignominioso tributo indígena y los repartimientos de mercaderías
con las reformas borbónicas.
El “Examen puntual de los contribuyentes de diezmos en el Curato de
Tacna.1787”, firmado el cura don Francisco Navarro, corrobora la
participación de los indígenas forasteros sin tierras y sin agua de Toquela,
Caplina y Pallagua en el levantamiento que comentamos:
“Son sus habitantes indios forasteros ignorado su origen, quienes
apoderados de aquellos dichos tres territorios licenciosamente se
mantienen y de lejos se experimenta la escasez del agua en este pueblo
(Tacna).
A mas de todo son los citados indios de tan mala fe y procedimientos que
en el pasada rebelión [de Tupac Amaru] fueron los primeros que abrieron
campo a la iniquidad levantando las armas contra nuestro soberano de que
resultó haber infestado a toda la provincia, causaron muchas muertes y
mas de 90 mil pesos de gastos a nuestro católico monarca en dos
expediciones para sujetar si insolencia” (Macera, 1989)
Se puede colegir entonces que estos indígenas forasteros sobrevivían
durante la crisis colonial en las peores condiciones de vida, y que pasada la
rebelión de Túpac Amaru, según la información que proporciona la visita
del intendente Antonio Álvarez y Jiménez seguían viviendo de cargar leña o
de hacer carbón, como sucedió con los forasteros de Estique o Palca: “(…)
todos los forasteros, carecen de agua para cultivar sus tierras,
particularmente los Ayllos de Totorani y Palca, de Cosapilla, los del Pueblo
de Tacora y Ancomarca y los de Estique, a causa que el corto caudal de
agua que trae su río, apenas permite rieguen los demás contribuyentes (…)
A pesar de “la carencia de agua anunciada anteriormente, los naturales de
aquellos ayllos se dedican a trabajar en los Valles inmediatos, a cargar
leña, y a hacer carbón con cuyo pobre comercio satisfacen puntualmente
su cuota.”
A fines febrero de 1781, la insurrección se extendió por toda la región. A
fines de aquel mes de febrero otra carta dirigida al alcalde y los vecinos de
Arica, planteaba el reconocimiento de Túpac Amaru II como Inca del Perú,
al mismo tiempo que daba cuenta de la condena a Cañipa y el alzamiento
de las provincias de Tarapacá, los Altos de Arica y Moquegua.
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En su parte medular demandaba la definición del alcalde de Arica José
Joaquín de Oviedo y Albarracín y de los vecinos: o con los insurrectos o
con el corregidor. Puede decirse que los líderes rebeldes hasta el último
momento apostaron por la alianza con el sector criollo de la ciudad de Arica
y Tacna pero sus representantes desoyeron este llamado prefiriendo
aliarse con el grupo dominante local. Por toda respuesta el alcalde llamó a
los coloniales a tomar las armas y solicitó refuerzos al corregidor Ordoñez,
que por entonces se encontraba en la ciudad de Tacna organizando su
defensa, ante el supuesto de la proximidad amenazante de un grupo de
indígenas por la quebrada de Palca.
4.2. Fase de Hostigamiento
En esta fase es superior a la anterior de acumulación de fuerzas y
establecimiento de alianzas para iniciar el ataque mayor al enemigo común.
Se acudió a una antigua táctica militar que consistía en hostigar y sitiar al
enemigo en su propio terreno con acciones y ataques rápidos y
sorpresivos, como el cortar a la ciudad de Tacna del acceso al agua que
bajaba del Barroso, e instalar horcas como amenaza para quienes
intentaran bajar o subir entre la cordillera y la costa. (Hidalgo, 2004). Esta
forma de sabotaje ya venía de mucho antes cuando los conflictos por el
agua entre los estiqueños con los hacendados y los comuneros de la parte
baja del valle del Caplina. Las fuerzas tupacamaristas y cataristas ya lo
habían hecho al sitiar el Cuzco, La Paz y otros pueblos en donde había
presencia de la burocracia político-militar española.
Señala Jorge Hidalgo (2004) que los “pueblos de los Altos actuaron unidos
a los indios del pueblo de Calacoto de la vecina provincia de Pacajes”.
Seguramente basado en documentos encontrados en archivos acerca de
los procesos judiciales seguidos a los líderes rebeldes.
Las actividades de hostigamiento, se produjeron inicialmente en Tarata y
Candarave, bajo el mando del capitán general Juan Buitrón. Para el efecto
este líder étnico habría incursionado coordinadamente con fuerzas de
Chucuito, llegando a amenazar a los peninsulares asentados en los valles
altos. Luego la coordinación para el valle de Tarata, lo hizo con el capitán y
principal Ambrosio Ali. Esto se corrobora con un informe del cura de
Candarave don Pablo Cuadros de febrero de 1781.
De acuerdo al informe del corregidor Ordoñez, los primeros sectores en
levantarse en las cercanías del pueblo de Tacna, fueron los de Pallagua,
Toquela y Caplina, formados por indios “intrusos”, es decir, “forasteros”.
Cortaron el agua y el arribo de víveres a Tacna –en donde residían las
principales autoridades del corregimiento- y “quitaron la vida a cuantos
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pudieron”. Nos parece exagerado dicho informe en cuanto a la liquidación
física de los españoles.
Se trataba de una etapa de mucho temor para los españoles colonialistas
asentados en la ciudad de Tacna. Según Carlos Basadre (1863) había
mucho recelo con los indígenas de la ciudad de Tacna y sus ayllus, por
parte de estos vecinos españoles “por la poca confianza que inspiraban”,
algunas “partidas bajaron de los altos de Tacna, hasta Pachía”, escribió.
El corregidor logró someter la quebrada de Caplina y que sus habitantes,
ahora como aliados, combatieran contra los restantes rebeldes. Ordóñez
proyectaba en junio de 1781 trasladar a los pobladores de las quebradas
que caían sobre Tacna y donde tenía sus pastizales y cultivos, al desierto
costero más abajo de la ciudad. De este modo aseguraría el agua urbana,
tendría a los campesinos más cerca para el control religioso, político y para
la cobranza de los tributos. (Hidalgo, 2004).
Contaba el corregidor con la complicidad del principal de Caplina, Manuel
Estaca, a quien había ofrecido tierras, agua y el mando de los indios
sometidos. Sin embargo, aún en junio el corregidor no lograba la plena
pacificación de los sectores cercanos a Tacna. En castigo había repartido
cincuenta y tantos indios rebeldes entre los hacendados de Tacna, con la
excusa de “ahorrar gastos al rey”. En cambio, otros 12 reos criminales
fueron remitidos con sus causas a Arica para ser enviados a Lima, entre
ellos un artesano cohetero con conocimientos para hacer pólvora. (Hidalgo,
2004).
Estas acciones estaban efectivamente coordinadas con las que ocurrían en
Puno y La Paz. Como se sabe en estos meses de enero y febrero de 1781
estuvo situado por los rebeldes el sur de La Paz - las zonas mineras de
Porco, Cinti, Lípez, Tupiza- como Atacama. Por Cochabamba, igualmente
en carnestolendas (25, 26 y 27 de febrero) se sublevaron
multitudinariamente.
4.3. Fase de enfrentamiento violento
A inicios de enero de 1781; una vez conocida las partidas o columnas
rebeldes en los altos de Tacna, en la zona de Toquela, Caplina y
Challaviento, las que habrían actuado en coordinación con las de Calacoto
y San Pedro de Machaca, vinculada a las fuerzas de Túpac Catari; el
corregidor Ordoñez huyó a Ilo. Entonces fueron los vecinos españoles los
que organizaron la defensa de la ciudad de Tacna. Carlos Basadre
(1863)señala que “los vecinos notables se reunieron para tomar medidas
de precaución que aconsejaba la prudencia, a fin de ahogar cualquier
agresión que intentaran los indios de las chacras del cercado”
38
Bartolina Sisa y Thupa Catari
Esta etapa llega a su máxima expresión entre fines de febrero y junio de
1781, sobre todo cuando ocurrió la toma de los pueblos de Tarata y
Candarave en los días de carnestolendas y la pacificación lograda por el
corregidor de Tacna.
Para el caso de Tarata se conoce estos sucesos por el relato de los
sobrinos del cura de Tarata que lograron escapar de ese pueblo cuando
fue tomado por los rebeldes. Y la presencia beligerante de los rebeldes en
Candarave es conocida por el informe de su cura: don Pablo Cuadros.
Además se cuenta con el informe del corregidor quien aseguraba que los
rebeldes habrían degollado a mujeres y niños por ser blancos. Esto nos
parece exagerado, pues no hemos encontrado evidencia empírica en los
padrones de entierros de españoles. Durante el mes de marzo la
insurrección se propagó por los pueblos de Candarave-Ilabaya, Sama-
Tarata y Caplina.
Desde enero-febrero de 1781, las autoridades políticas y militares de
Moquegua, en conjunción con las de Arica, ya habían dispuesto un cordón
de protección militar entre la zona de Torata y Candarave, para impedir que
las avanzadas del ejército de Túpac Amaru-Túpac Catari, descendieran
hacia los valles de Moquegua y Tacna. Como se sabe en estos meses, los
rebeldes tenían sitiadas las zonas mineras al sur de La Paz: Porco, Cinti,
Lípez, Tupiza, además que estaban levantadas Chucuito, Juli y Puno.
39
Estos grupos de “sentinelas abanzadas que se apostaron en los caminos
de Torata y Candarave” (citado por Valcárcel, 1970) generaron un gasto, se
aprobó en Junta de Guerra celebrado en Moquegua en 7 de abril de 1781.
En el reporte del corregidor de Moquegua, Mariano Antonio de Oribe, se
dice que estos centinelas habían salido del pueblo de Torata y quién cobró
por ellos fue don Faustino Peñaloza (Valcárcel, 1970).
En este periodo el corregidor de Moquegua, prestó ayuda a los
peninsulares sitiados en Puno por los rebeldes. Trasladó, entre otras
personas, a “2 curas y varios criados de la Provincia de Chucuito, en la
fuga que emprendieron desde ella por la persecución de los Indios
amotinados, los que fueron conducidos desde una cueva donde se tuvo
noticia que estaban ocultos a dicha Villa de Moquegua”. (Valcárcel, 1970).
Uno de los arrieros encargados para dicho traslado era nada menos que el
cacique de Tarata, don Pedro Copaja, “(…) quien conduxo dichos fugitivos
con varias cargas de armas pertenecientes a Su Magestad custodiando
todo de varios Indios leales armados y azalareados”. Esta acción fue
aprobada por el mismo Virrey en carta de fecha 7 de febrero de 1781.
Se sabía que este cacique arriero había fugado de Tarata, cuando la
insurrección asomó el pueblo. Lo mismo ocurrió con los caciques de Tacna,
Carlos Ara, y de Ilabaya, Catalina Chuquimia. Sobre la fuga de Ara, se
tiene que Cipriano Quelopana, segunda persona del cacique, en un litigio
judicial de 1787, al afirmar que "...en la rebelión pasada [se refiere a la de
Túpac Amaru] pues entonces hice también igualmente los enteros de
tributos supliendo de mi propio dinero para que no se conociese falta
quando el cacique padre de el actual [se refiere a Santiago Ara] huyó de
este pueblo abandonando intereses reales y a su propia familia por motivos
para mi inconprensibles..." ("La Comunidad del ayllu Collana contra su
principal Pablo Romero", Archivo Judicial de Arica -1787- leg. 38, p. l,f. llr,
citado por Briones, 1999). Para Briones este dato sin duda constituye una
novedad y confirma la posición antitupacamarista que adoptaron la casi
totalidad de los caciques de esta área.
Volviendo a los hechos de esta fase del levantamiento, se tiene que la
guarnición local de Tacna ascendía a 100 hombres de milicia, pero que fue
reforzada con 150 vecinos «montados»; mientras que en Pocollay fueron
apostados 100 hombres más. A fines de ese mes se conoció una carta
remitida desde Codpa a los indígenas de Tacna, por medio de la cual se
demandaba su incorporación definitiva a la causa libertaria. El corregidor
reaccionó con el levantamiento de dos horcas para sancionar a los
insurrectos, una en el Alto de Lima y otra en la quebrada de Palca,
destacando 50 hombres a cada uno de esos lugares.
40
Por carnestoledas de 1781 (25, 26 y 27 de febrero) la situación política de
Candarave y Tarata se había alterado radicalmente. Una carta de Túpac
Amaru, conocida los días previos, había convocado al levantamiento en la
zona. El cura titular de Candarave, Pablo Cuadros, huyó hacia Arequipa y
desde allí escribió un informe elevado al Obispo. El cura titular de Tarata,
Bernardo Valdivia, hizo lo mismo, con los pocos españoles que había. Lo
reemplazó recién el 8 de julio de 1781 fray Antonio Gómez de la orden de
nuestra señora de la Merced, cura interino de la doctrina de Tarata. Sólo a
partir del 26 de julio de ese año retornó el cura Valdivia. (ADT. Juzgado
Eclesiástico, 1780).
Por estos días, una masa campesina indígena de aproximadamente 800
hombres se movilizó por las alturas de Tarata y Candarave, esta vez al
parecer bajo el liderazgo de Ambrosio Ali, Juan Buitrón, los ilacatas de
Candarave, apoyados por los insurrectos de Chucuito y Calacoto. Como lo
afirmamos anteriormente, Ali, era un indígena principal del ayllu yunga de
Tarata, casó con Inés Chura y tuvo dos hijos llamados Eusebio y Ascencia.
(ADT. Juzgado Eclesiástico, 1780). Insinuamos el protagonismo de este
jefe o ilacata yunga, pues el ejército tupacamarista y catarista estaba
formado bajo el principio de la jerarquía étnica; por ello a la falta del
cacique principal Pedro Copaja por defección o traición, pudo o tuvo que
sucederle uno de los principales y este era Ambrosio Ali. El mismo
fenómeno habría pasado en Copda, donde el cacique principal de entonces
era Diego Cañipa, pero por su lealtad al rey, fue encumbrado por las
fuerzas rebeldes Juan Buitrón, ilacata o indígena principal de la parcialidad
Collana.
La columna dirigida por los principales o ilacatas de Candarave apoyada
por Buitrón habría descendido hacia Curibaya, Ilabaya, Cinto y Locumba
hasta Sitana, sembrando el terror entre los coloniales que huyeron
presurosos, unos hacia el valle de Sama, y otros hacia los pueblos de
Tacna y Moquegua. No obstante, la ocupación de la zona fue muy breve,
en tanto tal zona no era estratégica para los propósitos inmediatos de los
insurgentes. En este sentido Buitrón, conocedor de la existencia de fuerzas
coloniales de caballería acantonadas en Sama y de los contingentes
movilizados en Tacna, resolvió replegarse a Candarave, para luego
dirigirse hacia la región altiplánica.
Mientras tanto Ali tenía alzados a los comuneros indígenas de Tarata
causando zozobra entre la pequeña población castellana ajena al
movimiento insurrecional. Por el informe del cura de Candarave, Pablo
Cuadros se sabe que las fuerzas de Ali, y los ilacatas de Candarave fueron
dos columnas, cada una controlando los espacios de su correspondiente
cuenca hidrográfica, que era además el límite de cada jurisdicción étnica.
41
En junio de 1781 los indios de Tarata estaban pacificados, según el
corregidor “en fuerza del maltrato que les di, y es necesario
conservarlos”.(Hidalgo, 2004)
Candarave durante la revolución de Túpac Amaru II y Túpac Catari
La participación heroica de los hijos de Candarave, como Tarata, en primer
término está registrada documentalmente en el Informe que presentó al
Dean y Cabildo de Arequipa el cura propio de la doctrina de San Juan
Bautista don Pablo Cuadros en febrero de 1781. En este documento
manuscrito señala el religioso que “mis indios (estaban) inficionados con el
contagio del rebelde Túpac Amaru, a quien en virtud de su carta por las
Carnestolendas rindieron obediencia y como constituidos en vasadllos
suyos se convocaron contra el corregidor y españoles de Tacna”. Señala
que el Alcalde de naturales de Candarave estaba comprometido con la
insurrección; revela que había ocho capitanes con una vasta tropa
levantada en la plaza, y que la mitad de ese grueso de gente se dirigió a
Tarata para levantar a la gente. Añadió con mucha exageración y
subjetivismo que “muchos indios de Catari mataron al cacique y a varios
españoles”. La verdad es que el cacique de Tarata no se encontraba por
entonces en su pueblo sede, sino entre Puno y Moquegua ayudando con
su recua al traslado de los españoles leales al rey.
42
Manuscrito de puño y letra del cura propio de la iglesia de San Juan
Baustista de Candarave, don Pablo Cuadros, dando cuenta de la rebelión
de Tupac Amaru en su jurisdicción.
43
También hay otro documento suscrito por el don Juan Gonzáles Moreno,
prelado visitador oficial por encargo del Obispado de Arequipa del curato
de San Benedicto de Tarata, en 1790. (Porras, 1926)
Dicho informe refiere de aspectos económico-sociales del curato de Tarata,
y luego de los aspectos eclesiásticos. El cura visitador en mención, estaba
muy enterado de la participación de los pueblos de Tacna, Tarata y
Candarave durante el movimiento insurreccional de Túpac Amaru II. Por
ello escribió con mucha odiosidad y fidelismo sobre esta participación
precursora de los tarateños y candaraveños en tan magno acontecimiento:
“Tarata, Tarucachi y Estique.(…) Como tambien de aquel espiritu
belicioso, y altanero contra el Rey, y de los de Candarave, que en Dicha
Diócesis se me revelaron en la Rebelión proxima pasada.” (Se ha
respetado la redacción original)
Tarata durante la revolución de Túpac Amaru II y Túpac Catari
La participación heroica de los hijos de Tarata, Tarucachi, Estique está
registrada documentalmente en el Informe que presentó al obispo de
Arequipa por el reverendo padre Juan Gonzáles Moreno, que visitó el
cuarto de san Benedicto de Tarata, en 1790. (Porras, 1926)
Dicho informe refiere de aspectos económico-sociales del curato de Tarata,
y luego de los aspectos eclesiásticos. El cura visitador en mención, estaba
muy enterado de la participación de los pueblos de Tacna, Tarata y
Candarave durante el movimiento insurreccional de Túpac Amaru II. Por
ello escribió con mucha odiosidad y fidelismo sobre esta participación
precursora de los tarateños y tarucacheños en tan magno acontecimiento:
“Tarata, Tarucachi y Estique, abundan en maís, papas y jabales (habales),
alfalfares, algun trigo, frutas, manzanas y otros comestibles, su congrua
[aporte económico] puede llegar, y aun mas de los dos mil pesos anuales.
En la congrua de los tres curatos, no he querido alargarme a mas, siento
en mi conciencia aver echado para abajo. Todas tres pueden ascender a
mas de los dos mil pesos. Dicha division, es uno de los medios para que
aquellos naturales vayan desnudandose de los trapos asquerosos de la
idolatria, y supersticiones. Como tambien de aquel espiritu belicioso, y
altanero contra el Rey, y de los de Candarave, que en Dicha Diócesis se
me revelaron en la Rebelión proxima pasada. Es necesario reconquistarlos:
Tal es el estado de aquellos miserables. Dios N. Señor nos mire con ojos
de sus infinitas Piedades, y antiguas Misericordias. Amen” (Se ha
respetado la redacción original)
44
3.5. Su extensión hacia otros pueblos de los corregimientos de
Arica y Tarapacá
Posteriormente, ya habiendo sucumbido Túpac Amaru en el Cusco, y mientras en
La Paz se sucedían el primero y segundo sitios por obra de las fuerzas de Túpac
Catari, al grupo insurrecto dirigido por Juan Buitrón se lo ubica acantonado en
Tarapacá, un pueblo de un centenar de casas, en tanto que coloniales y fidelistas
se refugiaban en el Puerto de Iquique y su isla, luego de abandonar las minas de
Huantajaya, los centros de procesamiento de minerales de Pica y Malilla y otros
lugares aledaños. En ese momento, Juan Buitrón y sus huestes constituían una
de las subcorrientes del movimiento independentista indígena que colapsaba.
En una carta dirigida al alcalde Oviedo de Arica, fechada 15 de octubre de 1781
en la isla de Iquique, firmada por Cuadros, probablemente el propietario de la
misma Isla, se da cuenta que "...el primer domingo de octubre (...) una partida de
cien hijos valerosos de la provincia, acompañados de cien negros esclavos
armados de arcabuces, pistolas y espadas, cayó por sorpresa al amanecer, sobre
el pueblo de Tarapacá, hallando descuidados, sumidos en el sueño de la
embriaguez a Juan Buitrón, a dos de sus tenientes y a trescientos indios armados
que le formaban escolta, fuera de infinita chusma acuartelada en las casas del
pueblo".
La carta refiere que Buitrón ocupaba el local de la iglesia y que "...desmontando el
pelotón en la plaza del pueblo, dichos asaltantes hirieron a diestra y siniestra
mediante una descarga de mosquetería una barrida de indios que dormían
embriagados en las diferentes viviendas y en la misma iglesia parroquial", y que
luego "se apoderaron de la persona de Juan Buitrón y de la de sus dos tenientes y
los colgaron con sus propias manos en sendas horras..." (Carta citada por Cúneo
Vidal, Rómulo, Obras completas tomo IV, 1978).
Es evidente que la embriaguez de los insurrectos ubicados en la Iglesia
parroquial mencionada no respondía a un comportamiento "sacrílego" realizado
"al cabo de pocos días de orgías", como se pretende hacer aparecer en la carta, si
no más bien debido a los festejos a la Virgen del Rosario que por aquellos días
celebraba con fervor contagiante la población devota, en el marco de un complejo
contexto ideológico similar a lo que ocurre con la festividad contemporánea de las
cruces.
La carta indica con claridad meridiana que tal situación fue aprovechada por los
coloniales para el asalto sorpresivo y masacre a la población indefensa que aún
dormitaba en aquel trágico amanecer de octubre, práctica genocida que los
coloniales ejecutaron con frecuencia sobre poblaciones que tuvieron por "delito"
declararse libres. Recordemos solamente al tristemente célebre Coronel
Carratalá, arrasador apocalíptico de los pueblos de los Andes centrales hasta "no
dejar piedra sobre piedra", como fue el caso de Cangallo, pueblo indígena sobre el
cual ordenó su incendio en represalia a la acción montonera; o al terrorífico
general Valdez que provocó el éxodo de la población tacneña, cuando éste la
amenazó con su exterminio por su colaboración con la campaña de Miller.
45
CAPITULO V
CONSECUENCIAS EN LA REGIÓN
Consecuencias de la revolución en la región.
A fines del régimen colonial, cuando se desató el levantamiento de Túpac
Amaru, se mostró el colaboracionismo y sumisión de un sector de curacas
manifestada, igualmente, durante las luchas independentistas, salvo pocas
excepciones. Mientras los insurrectos tupacamaristas dirigidos por los
principales de Candarave, Juan Buitrón y Ambrosio Ali en el verano de
1781, se movilizaban en actitud de combate a la opresión, por las
proximidades del pueblo de Tacna; los cómodos caciques de Tacna, Carlos
Ara; de Tarata, Pedro Copaja; y de Ilabaya, Catalina Chuquimia; preferían
mantener su fidelidad al régimen colonial.
Por 1793, la institución española del cacicazgo había ya recortado las
atribuciones a los caciques, luego que un sector importante de estos
apoyaran resueltamente la causa liberadora de Túpac Amaru. Los
Lupistaca de Ilabaya perdieron el privilegio del cobro de tributos para
pasarlos a los alcaldes españoles. El informe del intendente Álvarez y
Jiménez dice al respecto:
“Los Reales Tributos se recaudan por el Alcalde ordinario de españoles, lo
mismo que en Ylabaya y bajo la propia cuota, que lo es la de 3 pesos y
medio real, en un tercio y tres pesos un real en el otro, y al año seis pesos
un real y medio incluso el tomín de Hospital, siendo de cargo del
Subdelegado el verificar los respectivos enteros en Reales Arcas por todo
su Partido. Hácese esta recaudación sin fraude ni vejámen de los naturales
y conforme a los Padrones de la última revisita que son los que rigen la
cobranza.”(Barriga, 1948)
A una década que obra entre los sucesos de la revolución y la visita de
del Intendente Antonio Álvarez y Jiménez se pueden observar las
consecuencias en la dinámica sociopolítica de la región. Sin embargo, casi
nada había cambiado a favor de las paupérrimas condiciones de vida de
los habitantes de Tacna, sobre todo de los de Candarave, Tarata y los altos
de Tacna. Veamos a continuación la información ofrecida de la referida
visita a estos lugares.
Diez años después de debelada la insurrección tupacamarista, el
Intendente de Arequipa Antonio Álvarez y Jiménez emprendió un viaje de
visita a los pueblos del sur de su jurisdicción, con el objeto de afianzar la
46
administración en materia de causas del Real Patronato, de justicia, de
guerra, de policía y de hacienda.
En general los correctivos, en el marco de un largo periodo de injusticias,
estuvieron dirigidos a reajustar el régimen de dominación y a prolongar la
condición de los indígenas como sector social sometido y despojado de
sus propiedades ancestrales.
En Candarave la visita oficial se inició el 1 de agosto de 1793. En esta
diligencia se encontraban presentes los ilacatas o principales de los tres
ayllus: de Candarave, Camilaca Grande y Camilaca Chico. Se revisó el
funcionamiento del real patronato. El párroco propietario de dicha Doctrina
era el don Lorenzo Barrios.
Luego se hizo un inventario y descripción de la iglesia, encontrando
satisfacción por su construcción, en los términos que siguen:
“Enterado con satisfacción, y a fondo del estado material de la
fábrica dé la Iglesia, aparece ser suficiente en largo y ancho,
pero sin la desencia que pudiera en tales términos que ni aún
Altar Mayor se le encuentra a excepción de un Camarín o
depósito que podía serlo y sin duda se situó para colocar en el al
Santísimo Sacramento”
Encontró en la población indígena quejas constantes de la falta de
asistencia espiritual que reclamaban en diversas ocasiones, por ejemplo no
podían confesarse porque los curas no sabían o no hablaban el idioma
aymara.
“estar casi toda ella sin confesarse para la satisfacción del
precepto anual de Nuestra Santa Madre la Iglesia, a excepción
de cuatro o seis individuos, creyéndose ha sido la causa, que ni
el Cura ni su Ayudante saben la lengua aymará, nativa entre
aquellos indios, pues a que algunos de éstos hablan algo de
castellano, la mayor parte no lo sabe, y muy en especial las
mujeres por el menor motivo y ocasiones que tienen de versarse
con españoles, de todo lo que resulta no poder ser instruídos en
los principales Misterios de nuestra santa Fé Católica
El cura Barrios fue acusado por los ilacatas -y confirmado por el alcalde de
españoles Tadeo Briseño- de ejercer violencia y abusos en contra de los
candaraveños. Se les hacía trabajar a título gratuito (como pongos y
mitanis) en lugares y negocios que el párroco asignaba, cuando las leyes
habían derogado estas prácticas y malos tratos.
Por entonces, las fiestas que se celebraban en la Doctrina, por la feligresía,
con “elección de alféreces que las costean” son a saber: San Juan
47
Bautista; como titular del Pueblo, por la que se pagaban doce pesos; La del
Corpus Christi; la Purificación; la Concepción; el Rosario; San Antonio y
San Juan Evangelista; por la que se pagaban seis pesos por cada una de
ellas.
Calcula el informe citado que “La Doctrina tiene en su distancia de latitud
16 a 18 leguas y de longitud 12”. Señala a continuación que tiene
diferentes lugares, y hay “tres Ayllos o reducciones, aunque cortas,
nombradas Candarave, Camilaca chico y Camilaca grande”. Indica que
en el lugar de Calacala se está fabricando una Capilla para auxiliar la
distancia de cinco leguas que intermedian entre él y el Pueblo Principal.
Precisa el informe que los niños deben educarse en la escuela de
Ilabaya, para lo cual se dispondrá de un preceptor.
Finalmente en este rubro calcula el informe que la Doctrina contiene, una
población siguiente a saber en los citados Ayllos: “Candarave y
Camilaca grande se encuentran, en el primero entre 65 familias 301
personas, y en el segundo entre 59 familias 163 personas que hacen por
ambos Ayllos 124 familias y 464 personas, puros indios en ambos sexos
y todas edades.”
En la causa de Justicia, el informe indica que la doctrina es “meramente de
indios es regida y gobernada por un Juez Español que lo es el mismo que
se eligió para Ylabaya”.
Según las Ordenanzas de Intendentes, cada Ayllu debía tener su Alcalde,
sin embargo, en Candarave no se cumplía la ley, y eran los alcaldes
españoles los que elegían a los alcaldes de naturales. El intendente
Alvárez y Jiménez anota que se terminará con esa costumbre. En adelante,
será el Cabildo de Naturales de Ylabaya, en donde entrarán a votar los dos
Regidores más de esta Doctrina con sus tres Alcaldes.
En el rubro causa de Policía, referido al desarrollo urbano de la reducción,
señala el informe que “Candarave es igual en el desgreño en que se
reconocen los demás que en esta estación se han visitado”. Su situación es
una llanada espaciosa y a excepción de la Plaza que está perfectamente
cuadrada no hay orden en sus calles ni edificios.
En la causa de Hacienda da cuenta el informe que la Doctrina no tiene ni
abriga españoles. Añade que estos por tanto no poseen tierras o haciendas
y por consiguiente, no hay derechos de Alcabalas, encabezonamientos.
Destaca que hay un Estanquillo de Tabaco administrado por “Diego
Gonzales indio, quien cumple exactamente con su cargo y hace sus
enteros a la Administración de Tacna”. El tributo indígena era recaudado
48
por el Alcalde ordinario de españoles con sede en Ylabaya. Dicho tributo
alcanzaba por cada año los seis pesos y un real y medio.
En Tarata la visita oficial de Antonio Álvarez y Jiménez se produjo el 16 de
Septiembre de 1793. Se revisó el funcionamiento del real patronato. El
párroco propietario de dicha Doctrina era el Dr. Manuel de Menaut.
Se informó que la mayor distancia de esta “Doctrina es de ocho leguas por
un extremo y Ayllo de Coropuro, y como de diez, a unas Estancias que
llaman el Maure, ambos lugares inaplicables a otro beneficio, pues el
citado Maure confina con el Arzobispado de La Paz, y al mas inmediato
Curato distará como dieciseis leguas, y aun más; el de Coropuro al Curato
de Sama, como dieciocho leguas, y que asi es indispensable que la
Doctrina sufra estas dos distancias.”
Las fiestas que se celebraban la Doctrina, fueron: La del Patrón Tutelar
San Benito Abad; la de la Purificación; la de San Juan Bauptista; la de
Santa Rosa; el Rosario, Corpus y su Octava. Costaba cada una 16 pesos
“fuera de los gastos de cera en las procesiones que uno y otro pagan los
Alféreces; siendo de advertir que la de dicho Patrono, la de San Juan
Bauptista, el Corpus y su Octava son por elección que hacen de Alféreces
el Cabildo, y las otras por voluntad del que quiere mandarlas celebrar por
su pura devoción.”
En Tarucachi, la iglesia que estaba advocada a San Pedro, se celebraba
con una misa de fiesta a San Pedro, San Pablo, La Visitación de Nuestra
Señora y Nuestro Amo. Además solían haber de las mismas advocaciones
tres o cuatro alféreces más, los que pagaban 12 pesos cada uno.
En este rubro de la visita se supo que Agustín Luque, indio principal de
esta Doctrina y Alcaide Mayor de naturales de ella, había sido despojado
de su cargo por el despotismo del Alcalde Ordinario de españoles Nicolás
Zamalloa, influenciado por el Párroco.
El indicado sacerdote fue denunciado por el alcalde indígena despojado por
los abusos siguientes:
-Que hace trabajar a los indios alternativamente por ayllos (Tarucachi,
Tarata, Ticaco, Chaspaya y Maure), no sólo en las tierras de sembrío que
actualmente posee, “sino también con tareas de adobe y ladrillo en la
construcción de una casa de peonaje que está fabricando, sin excepción
de las viudas”.
-Que hacía confeccionar para su beneficio, para lo cual debían concurrir
unos con la lana, otros a hilarla y otros al tejido.
-Que así mismo pensiona a los muchachos llevando adelante el antiguo
abuso de que semanalmente le traiga, cada persona de éstas, un tercio de
chala y otro de leña.
49
-Que ocupa ocho personas en su servicio, a saber: “dos pongos, dos
mitanis, un pastor de gallinas que llaman gualpacho, y tres de ganados,
todo sin premio, ganga ni recompensación.”
-Que teniendo dicho Párroco una huerta y alfalfares que quedaron por
fallecimiento de Pedro Acero, indio tributario, las frutas que aquella produce
las entrega a Pedro Quispe, para que en su nombre las coloque como “
repartimiento a los demás indios, y ha exigido por un costal mediano de
duraznos o mansanas media fanega de maíz a beneficio del Cura: lo cual
también sucedió con dos cestos de coca entregados al dicho indio por el
mismo Párroco, tomando dos arrobas del citado maíz en cambio de una
libra de aquella.”
- Que sin, causa especial que motivase el castigo, azotó no hace muchos
días al Alcalde Julián Pincha.
En este periodo ya no se observa en la denuncia la mita del chacaneo,
pero los que se detallan los que venían a contravenir las leyes dadas para
la convivencia social, y expresaban los abusos de curas y corregidores.
Era evidente que por intervención del cura doctrinero, con la anuencia de
los corregidor había fenecido en sus funciones el Cabildo de Naturales, por
eso escribo el visitador que venimos citando “ (dicho cabildo) no lo ha sido
hasta aquí, en modo alguno, por carecer de Regidores, que tenía sino uno
sólo, y entraban a la votación todos los indios principales, sin las
formalidades indispensables”. Las autoridades - párroco y otros- solo
fueron exhortadas para no hacer estos tipos de vejámenes, pero nadie
podía garantizar su cumplimiento, pues eran ellas las llamadas a hacerlo.
Por eso tuvo que crear el Cabildo y restablecer las funciones del alcalde
despojado de su cargo y dirigir la elección de sus regidores. Por tanto
continuaron en sus empleos el Alcalde Mayor repuesto Agustín Luque,
Pablo Ochoa, Alcalde Ordinario y Ambrosio Vilca, 1er. Regidor. “Que para
el presente año se reconozcan por nuevamente creados en la Visita los de
2do. Regidor en la persona de Juan Ochoa, 3er. Regidor en la de Pedro
Ticona, vecino del Pueblo de Ticaco, 4to Regidor en la de Marcos Luque,
de Tarucachi, Alguacil en la de Marcos Calisaya, Procurador en la de José
Velazco, y Secretario en la de Ascencio Apaza.”.
50
CAPITULO VI
SIGNIFICADO Y TRASCENDENCIA
Significado y trascendencia de la revolución
Los hombres andinos de Tacna, junto a sus líderes Juan Buitrón, como
Ambrosio Ali son, junto a una multitud de hombres del sur andino, ínclitos
precursores combatientes indígenas por la libertad. Tienen el mérito de
haber impulsado la primera insurrección tacneña de proyección regional,
nacional y continental dentro de la corriente del nacionalismo revolucionario
indígena, cuando en Tacna distante ya el frustrado intento del mestizo
moqueguano Juan Vélez de Córdova por forjar un proyecto separatista
entre 1730-39, los indígenas mostraban creciente adhesión a la
convocatoria de Túpac Amaru y Túpac Catari, no obstante sus limitaciones
de carácter material.
Dichos campesinos indígenas censuraron a los curacas sumisos y los
sobrepasaron, llegando a comprender en el terreno de la lucha que la vía
insurreccional constituía el único camino para acabar con la opresión
colonial. Esa vía sería transitada años más tarde, en alguna medida, por
los curacas Ara de Tacna y Copaja de Tarata; y resueltamente por Zela,
Calderón de la Barca, Paillardelle y Gómez. De este modo Tacna forja su
tradición de lucha por la libertad a partir de los aportes del ancestral
nacionalismo revolucionario indígena.
En este proceso revolucionario, que inicia la independencia en el Perú, fueron los
campesinos, que en la medida que fue desarrollando la revolución, fueron
desplazando a los otros grupos sociales consiguiendo la hegemonía y logrando
imponer reivindicaciones campesinas, en claro enfrentamiento con todo lo
occidental (Emilo Choy). Ellos exigían la transformación radical de la sociedad
colonial. Y como añade Alberto Flores Galindo “Las masas anhelaban la vuelta a
ese Tahuantinsuyo que la imaginación popular había recreado con los rasgos de
una sociedad igualitaria, un mundo homogéneo compuesto sólo por runas
51
(campesinos andinos) donde no existirían ni grandes comerciantes, ni autoridades
coloniales, ni haciendas, ni minas, y quienes eran hasta entonces parias y
miserables, volverían a decidir su destino: la imagen clásica de las revoluciones
populares como la inversión de la realidad, la tortilla que se voltea, el mundo al
revés”
REFERENCIAS CITADAS
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Año:1780
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Año:1784
Archivo Departamental Tacna. Juzgado eclesiástico. Libros de Entierros. Libro 03.
Año:1754
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dominación española. CPHEP. Lima, 1981.
55
ANEXOS
1. Informe del cura Pablo Cuadros de Candarave sobre sucesos de
insurrección en su jurisdicción
2. Informe del cura de Tarata sobre sucesos de insurrección en su jurisdicción
3. Informe del cura de Tacna sobre sucesos de insurrección en los Altos de
Tacna: Toquela, Caplina y Challaviento
4. Carta de llamamiento por los insurrectos en Copda
56
Anexo 1: Informe del cura Pablo Cuadros de Candarave sobre sucesos
de insurrección en su jurisdicción
"Muy Ilustre Deán y Cabildo:
El Licenciado Don Pablo Cuadros, cura propio y Vicario de la Doctrina de
Candarave, como más haya lugar en derecho, (com)parezco ante V.S. y digo
que en ejecución del superior orden de V. Señoría y deseoso de cumplir con
las obligaciones de mi cargo, tomé la resolución de mi salida y transporte a la
dicha mi doctrina y estando ya cerca de ella recibí la noticia por un mozo de mi
casa de la repentina venida de Catari (monstruo cruel) que acababa de entrar a
Juli haciendo destrozos conmoviendo los pueblos y alborotando los lugares
más retirados y quietos, repartiendo emboscadas de indios por todos los
caminos, términos de mi jurisdicción. Así mismo, comisionados y capitanes a
todos los pueblos con orden de exterminar a cuantos españoles o mestizos
encontrasen sin excepción de sexos ni edades; igualmente a los caciques e
indios que puntualmente no obedeciesen, cuyos mandamientos efectivamente
se han cumplido hasta Chucuito, cuya mina ha sido notoria.
Sin embargo de esta noticia y la antecedente que tuve de estar ya mis indios
inficionados con el contagio del rebelde Túpac Amaru, a quien en virtud de su
carta por las Carnestolendas rindieron obediencia y como constituidos ya
vasallos suyos se convocaron contra el Corregidor y españoles de Tacna.
Determinado, aunque con bastante cuidado y susto, proseguían a entrar a mi
doctrina anticipando aviso de mi llegada, cuando con cautelosa malicia, el
Alcalde, por una esquela me respondió recibirme gustoso y preguntando a los
propios canaris de las novedades del pueblo no querían darme razón alguna
hasta que un indiecito de gran inclinación y amor que me tenía, dijo la mañana
de mi entrada, a distancia casi de una legua, que toda la noche estuvieron los
indios en el pueblo en un alboroto terrible, alistando gente con ocho capitanes
nombrados, que la mitad de la tropa había bajado a Tarata. Las mujeres
estaban en un llanto, alaridos y lamentos, y esta misma noche se entraron para
Tarata muchos indios de Catari, mataron al cacique y a varios españoles y
luego pasaron propios para el pueblo a alistar gente y que tal vez podía
suceder alguna avería conmigo. Con esta razón, desmayado el ánimo,
retrocedí con extremada carrera padeciendo mil trabajos y penalidades hasta la
Villa de Moquegua, librando la vida del peligro nunca imaginado.
Aguardando yo en la dicha Villa noticia favorable de mi Doctrinal, siempre con
el intento de volver a entrar en ella por varios motivos, adquirí el último
desengaño de que los ingratos indios me habían esperado con el suplicio
preparado para quitarme la vida junto con mis familiares; tan público corrió este
depravado concejo de los bárbaros indios que horrorizados los caballeros de
Moquegua me buscaban para maravillarse del modo cómo escapé de las
57
garras de la crueldad. Confirmóse esta verdad de haber fraguado mi muerte los
tiranos indios por un mozo feligrés mío nombrado Marcos Aldana, quien
hallándose cautivo escribiente de ellos, desertó y declaró entre otros asuntos
los designios e inicuos intentos de dichos indios.
Prescindiendo del levantamiento general de los indios, cuyos efectos
lastimosos se experimentan en casi todas las provincias del Reino no se ha
dado basilisco como Catari y sus secuaces quienes han salido de la tierra
arriba como unas fieras destrozando españoles con el fin de robar y aniquilar
cuantos bienes encuentran, profanando los sagrados templos, saqueándolos,
ultrajando y matando sacerdotes como la cruel muerte que dieron al cura de
Santiago de Machaca, al de Viachi y otros que refieren en Moquegua, cuyo
vecindario dejé bien afligido y prevenido de armas y gente, aguardando por
horas la invasión de los indios.
Finalmente, Señor, a vista de tantas ignominias, que han ejecutado con los
curas y, contemplando la ingratitud de los míos qué podía yo esperar sino
salvar la única vida que tantas veces ha estado expuesta al sacrificio, pues aun
en tiempo de quietud trabajé bastante en conservar la paz y concordia en
medio de ellos, conteniendo sus osadías y genios belicosos porque acaso la
fiereza de ellos no se deslizase a perder mi respeto y rompiesen los muros de
la veneración y honra que debían guardarme.
Increíble se hace que llenos de tantos beneficios como han recibido de mi parte
así en lo espiritual como en lo temporal, con una corta insinuación de aquellos
enemigos declarados de los españoles hubiesen maquinado mi muerte, siendo
constante entre ellos, que en los cuatro años (desde 1777) que he servido
aquella doctrina mi fin ha sido mirar su bien espiritual, trabajando sólo sin poder
conseguir otro sacerdote que me ayude a sostener el peso del ministerio, así
por los pocos operarios como por la renta tan tenue del curato. Defecto que
dimana tanto por la miseria de los indios cuanto por lo muy corto que quedó por
razón de la división. Y, debiendo de poner en consideración de Vuestra Señoría
que mis indios no se contemplan como ovejas sino como unos lobos carniceros
que persiguen a su Pastor, parece conforme al precepto evangélico debía yo
huir y buscar ciudad de refugio siendo así que en la presente estación haya
sacerdote que temerariamente quiera entregarse a manos de aquellos
bárbaros, demás del requisito necesario de estar instruido en el idioma aymara
lo que es muy difícil hallar en esta ciudad. Por tanto.
A V.Sa. pido y suplico se sirva su piadosa justificación aprobar mi receso de
aquella doctrina protestando cuando .sosieguen y conozcan su error buscar
medios proporcionados para introducir sacerdote y reducirlos al camino de su
salvación que será justicia. Juro en forma lo contenido y para ello Ssa. Pablo
Cuadros”.
Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Lima. TC-2, Caja 405, 2 ff.,
58
Anexo 2: Informe del cura de Tarata sobre sucesos de la insurrección en
su jurisdicción
(Documentos del estado del Curato de San Benito de Tarata-Año 1790)
Entre los cuales aparece el informe presentado al Iltmo. y Rmo. Sr. Obispo de
esta Diócesis por el R. P. Juan González Moreno que visitó dicho curato, cuyo
tenor literal es como sigue:
"La división de la Doctrina de San Benito de Tarata en la Diócesis de Arequipa
es tan necesaria como urgente. Esta división p-a qe sea como deve, hade ser
en tres Doctrinas, pr. qe. de ser eu dos Doctrinas no se consigue el fin primario,
qe es el bien espiritual de tan tas almas. Dos puntos son los qe, se deven mirar
pra. la división de una doctrina. A saber: El Pasto espiritual dé las Almas; y la
congrua
sustentación del Párroco. La división en tres Doctrinas del Curato de Tarata
además de ser conveniente se verifican los dos otros puntos a qe. se deve
mirar. Si se repara en su terreno, es en sumo escabroso y lleno de precipicios.
Si se mira su extensión es tan dilatada qe. tiene quince anexos con la
Parroquia, o Capital qe. es San Benito de Tarata, A saber:
Capital—San Benito de Tarata
Santo Domingo, y S. Franco de Ticaco.—Tiene Iglesia
S. Pedro de Tarucachi.—Tiene Capilla
S. Juan Babta del Maure.—Tiene Capilla
S. Bartolmé de Chaspaya.—Tiene Capilla
Challagualla.—Tiene Capilla
Susapalla
Sitacara
Cano
Putina.—Tiene Capilla
Curupuro.—Tiene Capilla
Londaniza.—Tiene Capilla
Tala.—Tiene Capilla
Chucatamana.—Tiene Capilla
Los efectos qu. produce el Territorio de esta Doctra. son comunmente. Papas,
Maíz, Alfalfares, algún trigo, y cañeros; exceptuando Cano, Maure, Susapalla y
Sitacara, qe, pr. su rigidez, y cruel Temperamento, no producen mais qe.
carneros, llamas o machorras.
Pero la situación de dha. Doctra. pra, la división de tres no puede menos qe.
hacerse, qe. en la forma siguiente:
Pistala, Chacatamana, Tala, Londaniza, Curupuro, Putina, y Chaspalla ; una
Doctrina. Y pra. el mejor régimen, pasto espiritual, comola sietncia de los
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Feligreses a la Parroquia, y alivio del Cura, debe ponerse la Parroquia en
Curupuri. La razón:
Por qe. dichos siete anexos están repartidos en dos quebradas a modo de un
compás. En el exe de este viene a estar Curupuru alas cabezadas dé la
jurisdicción de Sama cuio Rio se compone de estas dos quebradas, y bañan
los dchos siete anexos cuia extensión es de dose a catorce leguas; luego
poniéndose la parroquia en Curupuru donde hace la Junta de dos arroyos ,o
Rios, es comodidad pra. los Feligreses, pra el Párroco. Se enumeran en dhos
siete pueblos y ciento cincuenta matrimonios derramados en dha extensión. La
congrua sustentación puede subirle al párroco a más de mil pesos. La razón, y
las noticias exploradas dictan dar crédito a lo dho. Pr. qe. si una vez qe. baja el
Párroco en el año pr. razón de hacer Fiesta, asciende solo Fiesta a dos cientos
pesos: no entrando en este ramo entierros, matrimonios sinodo, bautismo &a,
parece, se hace preciso creer qe. la congrua en los siete pueblos dhos le será
sufiviente al Párroco y con su asistencia puede ascende, si nc a más a los dos
mil pesos fixos. Los siete dhos pueblos además de lo referido qe. producen;
también se dan en la dicha quebrada legumbres y algodones.
Ticaco, Challagualla, Sitacara, Susapalla, y Cano, pueden componer otra
Doctrina, poniendo la parroquia, o Capital en Ticaco. Este pueblo es tan grande
como Tarata. Dista de la Capital dos leguas pero tan fragosas y llenas de
peligro, qe. bien se pueden andar doze o quinze de otro Camino aunqe. no sea
muy bueno pr. no andar dhas dos leguas pr. su aspereza. Abunda mucho el
maíz y papas, trigos y otras legumbres, como también alfalfares. Lo mismo
Challagualla. De modo qe. aunqe. Sitacara, Susapalla, y Cano carezen de
estas especies, Ticaco y Challagualla abundan, y también tienen algunos
frutales y si aquellos naturales no estuviesen tan concretados con el ocio
abundara más aquel terreno. Numera su vesindario ciento sesenta vesinos. La
Iglesia de Ticaco es espaciosa, y muy alegre, su techo es toda, Torre nueva de
cal y piedra con dos Campanas. Para la congrua sustentación puede ascende
a dos mil pesos, y algo más. Vista Challagualla de Ticaco, cinco leguas, y
teniendo como tiene Capilla puede sustituir en Challagualla un ayudante, y se
verifica tener pronto pasto Espiritual los anexos de Sitacara, Sucaspalla, y
Cano, los caminos del Territorio respectivos escabrosismos, y pr. el mismo
inconvenente deverá estar el cura en Ticaco, y el ayudante en Challagualla,
pra.el pronto auxilio como va significado.
Para entrar en la tercera Doctrina es necesario advertir qe. pr. toda razón
se hace preciso y Urgente el unir el Pueblo de Estique a Tarata. Dho Pueblo
siempre fue anexo de Tarata pero en tiempo de don Salguero cura de
Tacna pr. un efecto de veleidad de los Indios, y huir el yugo de la
sujeción a Doctrina y sacrantos. se sujetaron a Tacna, qe. dista de Estique
veinte quatro leguas mortales, y de Tarata solo dista quatro leguas cortas.
Luego pr. esta razón aunqe. no hubieser de justicia, que dicho anexo Estique
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se una a Tarata, y así se verifica los dos fines principales ya dhos. El pasto
Espiritual a las almas y congrua sustentación del Párroco. Puede ser la Capital
S. Benito de Tarata, y esta tener por anexo a Tarucache que dista dos
leguas, a Estique en línea recta de Tarucache cuatro, estos es dos de
Tarucache a Estique, y dos de Tarata a Tarucache que componen quatro. Y
el anexo del Maure que se hace preciso unirlo a Tarata qe. es de los
tres curatos el qe. mejor puede cuidarle. Ello, qe. pr. lo retirado, y cruel de su
temperamento el actual cura inter siendo nacido, y criado en Tarata hijo de una
india neta, teme aquel temperamento, y lo teme tan to, que le tiene horror, y
no se atreve a ir a dho anexo ni a hacer las fiestas anuales del Patrón.
Tarata, Tarucache, y Estique abundan en máis, papas, jábales, alfalfares,
algún trigo, frutas, mancanas, y otros comestibles, su con grua
puede llegar, y aun mas de los dos mil pesos anuales. En la
congrua de los tres Curatos, no he querido alargarme a mas, siento en mi
conciencia aver echado pr. abajo. Todas tres pueden ascender a mas
délos dos mil pesos. Dha- división, es uno de los medios pra. qe. aquellos
naturales vayan desnudándose dé los trapos asquerosos dé la idolatría,
y superstición &c. Como también de aquel espíritu belicoso, y altanero contra
el Rey, y los Españoles cuias reliquias están muí vivas, en aquellos
naturales, y en los de Candarave, qe. en Dha Diócesis me se revelaron en la
Rebelión proxime pasada. Es necesario re conquistarlos: Tal es el estado de
aquellos miserables. Dios N. Sor nos mire con ojos de sus infinitas
Piedades, y antiguas Misericordias. Amen
61
Anexo 3: Informe del cura de Tacna sobre sucesos de la insurrección en
los Altos de Tacna: Toquela, Caplina y Challaviento
El texto que sigue se ha tomado del volumen I de Geografia colonial de
Arequipa(1989) que Pablo Macera preparó con ayuda de nuestro amigo el historiador
Miguel Pinto.
Nuestra historia tradicional tuvo cierta aversiòn a los números y a la cuantificación, por
ello tampoco presentó ciclos, series y sus interpretaciones, y en especial a la historia
económica (sino véanse los trabajos de Cúneo-Vidal, Dagnino y Cavagnaro).
La nueva historia, que recién está haciéndose, considera que no es posible explicar la
historia política, militar y cultural, sin referirnos y dilucidar previamente, a los soportes
que trae la historia económico-social. Hay instituciones de la historia económica de la
Tacna colonial de las que no se conoce casi nada: diezmos, para caracterizar la
producción agrícola de los valles; o ciclos de la producción comercial. Tampoco de la
institución del reparto de mercancías; o de las mitas del azogue y del chacaneo.
Hemos titulado “ Informe del cura de Tacna sobre los sucesos de la insurrección en
los Altos de Tacna: Toquela, Caplina y Challaviento”, a un informe eclesiástico valioso
de 1787 para ayudar al estudio sobre el movimiento de Túpac Amaru II, que la historia
tradicional quiso silenciar. Además porque permite el análisis de los diezmos del
curato de Tacna, como a ubicar la producción de sus valles, y
su demarcación elemental. (Efrain Choque)
Sumario: Demarcación, Señalamiento, y designio del Territorio de este Curato:
Examen puntual de los Contribuyentes de Diezmos en lista expresando los
primeros y segundos en facultades de correspondencia de ellas, y segun
gozan en este Distrito el que se compone de treinta y una á treinta y dos
Leguas de Latitud, siendo su principio desde el Rio de Josapilla, que divide
esta Jurisdicción y Curato hasta este Pueblo, inclusive una legua mas abajo, es
el ultimo Terreno hasta donde llega el Agua, y siembra en él, el Cazique como
todo aparece a continuación desta.
Josapilla [Cosapilla], Ancomarca y Tacora
Temperamento árido; circundado todo de serros minarales según sus (...). Caminos no
descubrimos por lo inculto de sus Avitantes, Yndios naturales, no tienen ningún
sembrio por lo estéril y árido de sus minerales cordilleras; solo se crian Carneros de la
Tierra y (…) pagan de Diezmo cuarenta pesos para costear (…) ellos no dar mas,
porque aunque tenga el un vecino, 100; el otro 150; y el otro 200; no hay rason que los
persuada para que pongan, con arreglo al Diezmo, sino cada uno una caveza de todas
estas Madres; y por ser sus genios, vélicosos han (…) en estas tres poblaciones y
Estancias; del primero hasta Ancomarca ay seis Leguas, a Tacora unas seis.
Estique
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En distancia de catorse Leguas vajando de lo escarpado de la Cordillera a medio Valle
y al pie de ella produce: papas, maíz alfalfa y ocas, Son sus Avitantes Yndios, pagan
de Diezmo entre todos doscientos pesos, en sus alturas ay minerales (…) bajados de
los antiguos.
Toquela, Caplina y Pallagua
Temperamento venigno, cavezeras de este Valle. Produce papas, ocas, maiz, y en el
ultimo alfalfal distan de Estique a Toquela cuatro leguas, á Caplina, dos, y á Pallagua
cinco. Tienen sus tres Capillas, nunca pagan Diezmo estas tres poblaciones; son sus
Abitantes Yndios Foraneos ignorado su origen, quienes apoderados de aquellos
dichos tres Territorios licenciosamente se mantienen y de lejos se experimenta la
escases, de la Agua en este Pueblo y sus inmediaciones, de manera que con el
transcurso del tiempo se cree prudentemente que sí los referidos Yndios no se lanzan
vendra há esperimentar este Valle, sus Hacendados é Yndios Orijinarios, una fatal
decadencia, y penuria, que los reduzga a una vida penosa. A que se agrega que con
la continua vondad que hacen los Yndios de estos Ayllos, y sus Hacendados cada
semana para conseguir que los predichos Yndios de àquellos Altos no se roben
continuamente la Agua trasnochando en aquellas quebradas para el efecto susodicho
y se experimenta una total quiebra en su naturaleza, y con ella natural la muerte en
estos mas temprano; Amas de que endichas rompidas de Aguas se gastan
Annualmente entre todos mas de 12 mil pesos, que no abría necesidad de ello,
eyectando y lanzando de aquel territorio a sus advenedizos Avitantes; y muchas
vezes los citados Tributarios de estos Ayllos se ven en la urgente necesidad de azer
viaje a los circumbecinos Valles, inundados de Tercianas a solicitar jornales para
pagar el Tributo de que tambien resulta que infestados del acidente de dicha Terciana,
buelven a sus casas á experimentar la muerte temprana todo lo que annualmente se
experimenta. A mas de todo son los citados Yndios de tan mala fee y procedimientos
que en el pasado rebelion fueron los primeros que abrieron campo ala iniquidad
levantando las Armas contra Nuestro Soberano de que resulto haver infestado toda la
Provincia, causaron muchas muertes, y mas de 90 mil pesos de gastos a Nuestro
Católico Monarca en dos expediciones para sujetar su insolencia se formaron de este
vecindario; pero áun hasta oy se mantienen con el mismo orgullo, y siempre que se
antojan atraviesan la Agua y dejan aun perecer este Valle sin haver quien los
contenga; todo esto ymucho mas resulta de consentirlos en aquel terreno que no les
compete el que poseen en aquellos parajes inacsibles para abrir puerta al enemigo y
acojer allí acuanto malechor circunda lá Sierra como lo hicieron en el citado rebelion
que asociados de ellos se arrojaron al insulto causando lo que referido llevo, y
pusieron este Valle y Provincia en el equilibrio dela mas lastimosa perdida.
Palca
Dista cuatro leguas del ultimo Pueblo citado, hacienda de varios Españoles produce
aquel temperamento venigno: papas, alfalfa., maiz, ocas, y entre todos pagan de
Diezmo, cincuenta pesos.
Pachia. Hacienda de Españoles y Mestizos.
Challata. Hacienda de Españoles Don Lorenzo Infantas y Siles, produce lo mismo dá
de Diezmo quince pesos dista de Palca a Pachia 7 leguas,
Don Nicolas Barrios temple Yd. produce dá.de Diezmos 15 pesos.
63
Caliente. varios mestizos temple id. produce id dan Diezmo 10 pesos.
Miculla. Josefa Ana mestiza temple id, produce id, dá de Diezmo 5 pesos.
Don Manuel Menendez, Español dá 15 pesos. Produce Id. temple id.
Don Miguel Gil id. paga.8 pesos. Produce id. Templa id,
Don Juan Antonio Gil id. paga 10 pesos. Produce id. temple id.
Doña Bentura Gil paga 6 pesos. Produce id, temple id.
Don Andrés Coria Español paga 5 pesos. Produce id temple id.
Don Fernando Barrios id. paga 10 pesos. Produce id, temple, id.
Doña Mariana Oporto id, dá 4 pesos. Produce id. triple id.
Doña Petrona Rios id, paga 5 pesos. Produce id. temple id.
Don Bartolo Palza id dá 2 pesos. Produce id. Temple id.
Doña Juana Barrios id. paga 2 pesos. Produce id. temple id.
Calama [Calana]
Don Francisco Navarro id. dá 15 pesos. Produce id, temple id.
Don Francisco Liendo id, dá 2 pesos. Produce id. Temple id.
Cercado
Don Bernave Portales id. da 20 pesos. Produce id. temple. id
Don Prancisco Pastor Yañez id. paga 15 pesos. Produce id. temple id.
Varios interesados mestizos pagan 6 pesos. Producen.id. temple id.
Canicani
Don Alezo Bustios. Español paga 9 pesos. Produce id, temple Id.
Varios interesados mestizos pagan 4 pesos. Producen id» temple id.
Piedra Blanca.
Doña Juana Infantas paga 2 pesos. Produce id. temple id.
Agustín. Bildoso mestizo dá 6 pesos. Produce id. temple id.
Mas Abajo
Varios interesados mestizos pagan 12 pesos. Produce id, temple id.
Don Francisco Grimaldos Español paga 1 peso.Produce id. temple id .
Doña Ygnacia Bazquez id, paga 2 pesos. Produce id. temple .id.
La viuda de (...) Españoles y varios mestizos dan 6 pesos id.id
Don Martin Godines Español paga 8 pesos. Produce; id. temple id.
José Argandona y Pedro Cuellar mestizos pagan 3 pesos. Produce id. temple id.
Bernarda Ara mestiza dá 2 pesos, Produce id. temple id.
Don Antonio Villanueba Español dá 2 pesos Produce id. Temple id.
Damián Rodriguez Zambo dá un peso. Produce id. temple id.
Gregorio Gonzales mestizo dá 3 pesos. Produce id. temple id.
Doña Petrona Pizarro Española dá. 10 pesos Produce -id, temple id.
Pacchay [Peschay]
Doña Petrona Pizarro Española dá 10 pesos. Produce id, temple id.
Don Miguel Míreles id paga 10 pesos. Produce id. temple id.
Doña Marcela Espinosa mestiza, paga 4 pesos, Produce id., temple id,
Don Bartolomé Rospillosi Español dá 2 pesos.Produce. id. temple id.
Zipriano Quelopana yndio dá 4 pesos. Produce id temple id
Rosa Basquez mestiza paga 1 peso. Produce id .temple id,
El lizenciado Don Pedro Contreras Español dá 2 pesos.Produce id.temple id,
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Ayllos de Tacna. Ocho con 40 Originarios cada uno.
Tonchaca. 40 Originarios Tierras de Repartimiento. No pagan nada de Diezmo.
Cabanique. [Capanique]Id. Id. No pagan nada. Produce id. temple id.
Arica.[Ayca] Id. id. No pagan. Produce id. temple id.
Amo. [Umo] Id, id. lo mismo. Produce Id. temple id.
Olanique. Id. id, lo mismo. Produce id. temple id.
Collana. Id. id. lo mismo. Produce id. temple id.
Silpay. Id. id. lo mismo. Produce id. temple, id.
Aymara. Id. Id. lo mismo. Produce id. temple id.
Tacna hasta Para dos Leguas
Doña Petrona Lavayen Española paga 2 pesos. Produce id. temple id.
Don Gaspar Salazar id. su huerto paga 4 pesos. Produce ide temple id.
Los Erederos de Don Ramon Huerta por otra pagan 4 pesos. Produce id. temple id.
Don Francisco Pastor Yañes por otra dá 2 pesos. Produce id. temple id.
Para
Don Fernando Soto Español paga de Diezmo 15 pesos. Produce id. temple id.
Doña Bernarda Ara id. paga 10. Pesos. Produce id. temple id.
Don Zipriano Eusevio da 15 pesos. Produce id. temple id.
El Señor Vicario y Cura Párroco paga 6 pesos. Produce id. temple id.
El Subdelegado paga 6 pesos. Produce id. temple id.
Chacra del Cazique.
La cual unas veses la pone en distancia de una Legua de este Pueblo y otras de
Legua y media buscando terreno mas fértil para su cocecha. En dicha Hacienda
siembra: maíz, papas, axis y frutas y tiene 15 ó 20 yndios agregados para su cultivo:
da de Diezmo 400 pesos.
De manera, que según parece esta és la razón que según nuestro modo y legal
entender savemos y por ella nos reximos en el exercicio de nuestros empleos lo que
zertificamos y firmamos en cumplimiento de lo que senos Ordena y Manda por
Nuestros Superiores, para los efectos que podrán combenir asus Señorias, Tacna y
Julio Cinco de Mil Setecientos Ochenta y Siete años.
(Firmado) Francisco Navarro.
Doctor Fernando Salguero de Cabreras
5.Carta de llamamiento al pueblo de Tacna por los insurrectos en Copda
65
Después de la muerte de Cañipa, los insurgentes escriben desde Codpa para lograr la
adhesión de los indios de Tacna, y la dirigen a la segunda persona del cacique
Cipriano Quelopana, al saber que el cacique Ara había fugado del pueblo.
Este documento forma parte del expediente formado por el alcalde mayor Don José
Joachin de Obiedo.
(A.J.A. Pág. 1. Leg. 5. Archivo Administrativo de Arica, A.N. de Santiago).
"Al Señor Sigonda,
"y Prensipales de Ambos Ayllos:
"Muy señores nuestros: Loego Bes ta este papel en me diatamente lo pondrá
todo in peño para sacar toda la gente cin que ninguno para el dia jueves cin
falta ninguna persona, para Cumplir el horden que nos en bió Nuestro Bey D.
Jph Graviel tupa Hamaru Inga, y si no lo o videcemos pres to disique nos con
virtirá en siniza iasí no demos lugar a eso por que ya de Oodpa asta Saisama
ya es tan prontos y previnidos para obedecer a Nuestro Catholico yasí por Dios
rióse descuide de sacar la gente y si resistiese alguna persona esta con pena la
vida porque estamos aquí con vastante pina por aliar si sin gente y así nosotros
nos des culparemos con ostedes y si no lo traye la gente para el día sitado no
es nigucio que digan que tienen que a cer que por agora si desato que hacer y
asi por eso no bastamos otros por que esto es tá con mucha fuersa y así ya os
a beis interado por el papel que vi no de Codpa y a Ticnamar y Saisama está
con guardias, por que ha qui no mas es tamos des cuidados por falta de gente
y así cuidado para eso.
"Te aviso con empo y no ofresiendo otra cosa".
(Una rúbrica).
[ Se ha respetado la ortografía y redacción original]
MARCELINO VELARDE CASTILLO
Integra el Movimiento Tawaintisuyano Pachakuti en la región
Tacna. Fue dirigente sindical de pueblos jóvenes, de los
comerciantes de menor cuantía Tacna-Arica, de los
agricultores sin tierra “Valle de Cinto”, luchador Social, fue
miembro del comité patriótico de defensa del Tratado de
1929 Perú-Chile. Sensible a las preocupaciones e intereses de
los pobladores con más carencias. Dirigente cultural,
promotor del primer conversatorio aymara realizado en junio
de 1994 y fundador de la Organización Wiñaya Aymara
Marka (OWAM). Promotor y fundador del Círculo Filosófico
Los Hijos de la Pachamama, organizador del Segundo
Conversatorio Aymara realizado en junio del 2014. Ex
Candidato al Congreso de la República por Tacna.
EFRAIN CHOQUE ALANOCA
Integra la nueva generación de historiadores de Tacna, es
adscrito al Instituto de Ciencias Sociales del Perú. Ha
publicado un conjunto de obras entre las que destaca: La
Nueva Historia General de Tacna, junto a los historiadores
Oscar Panty Neyra, Luis Cavagnaro Orellana y el arqueólogo
Carlos Vela Velarde. En los últimos años viene subrayando su
preocupación por las historias locales de los pueblos andinos
y urbanos de Tacna. En este rubro pueden mencionarse los
estudios sobre Tarucachi, Candarave, Locumba, Ilabaya,
Huaytire, Ite, Quilahuani, Tarata, entre otros. Está
culminando sus indagaciones sobre la presencia Puquina en
la región, así como de los pueblos antiguos de las cuencas de
Tacna, y una breve historia de Tacna.
Esta edición es auspiciada por el
MOVIMIENTO TAWAINTISUYANO PACHAKUTI 

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