LA INDEPENDENCIA ESTADUAL PERUANA: UNA EMPRESA NEO-COLONIAL.





LA INDEPENDENCIA ESTADUAL PERUANA: UNA EMPRESA NEO-COLONIAL.

¿QUIÉNES CELEBRAN EL 28 DE JULIO?

“La Misión de San Martin: rescatar y salvar a la ´Semilla Maldita´ pizarrista”

No se crea que la llegada de San Martin marco el inicio de la lucha liberacionista de nuestra Nación. Lo contrario es verdad. Muchos años antes de la llegada de San martin a la “colonia perú” se venía desarrollando una pujante Guerra de Liberación Nacional contra el invasor judeo-cristiano hispano. Las Guerrillas Montoneras no eran ninguna improvisación; eran la continuación en línea directa de las huestes de Tupaq Amaru.

Nuestras Guerrillas Tawantinsuyanas combatían vigorosamente en los andes. Estaba en marcha una autentica y fornida sublevación nacional. La participación de nuestro “segmento armado” en este movimiento liberacionista era un hecho real, este representaba al contingente más numeroso del ejército “anti-español”, es decir, “anti-peruano”. Sin embargo, a pesar de que las condiciones objetivas y subjetivas estaban dadas, y en un medio en el que la “Guerra de Liberación Nacional” arreciaba por doquier y las praderas ardían ya, San Martín no se animó a desatar una revolución de carácter “liberacionista y a escala abierta”. Este actuó así porque sus convicciones eran otras, y otras eran las instrucciones y las órdenes recibidas del ejército de Buenos Aires, del Gobierno de Chile, de sus logias masónicas y de los agentes de la judería inglesa, a los cuales representaba hasta ese momento y de quienes recibía sueldo.

Los tres actos fundamentales (…de la independencia estadual peruana…): la Declaración, la Proclamación y el Juramento, fueron proyectados por San Martín en una secuencia lógica y racional.(1) Tanto la Declaración, la Proclamación y el Juramento a la Independencia tuvo como protagonistas principales “siempre presentes” a los testaferros del poder colonial y a los peruanos civiles: españoles y demás extranjeros nacidos en la “colonia perú”.

La proclamación de la independencia estadual peruana no se hizo en un día especial, después de un evento histórico trascendente y decisivo que haya marcado un hito libertario, sino tan solo por una vulgar e intrascendente razón: “porque era sábado”.

“La proclamación, no se hizo después de haber vencido al enemigo, sino después de haber pactado con él; no se hizo con nuestra Nación, sino con sus enemigos históricos: españoles, hijos y nietos de los invasores. No se hizo para devolver a nuestra Nación lo que le fue arrebatado en 1532 sino para salvaguardar los mal habidos intereses de los testaferros del poder colonial: los españoles peruanos. No se hizo para liberar a nuestra Nación sino para asegurar su sometimiento y esclavitud efectiva, instaurando para esto un nuevo tipo de colonialismo: el colonialismo interno”.

Si pasamos lista en cada uno de estos momentos de la independencia estadual criolla, veremos algo muy tenebroso y revelador:
- Españoles peruanos y testaferros del poder colonial, enemigos de la Patria: Presente !!!!, en crema y neta nata !!!!
- Tawantinsuyanos cobrizos, hijos legítimos de la Patria: Ausentes en Lima !!!!, pero, presentes en los campos de batalla, en lucha encarnizada y a escala global contra el invasor hispano.

Se cierra así el “círculo jurídico pizarrista”, que se inicia con la Declaración de la independencia, realizada por el Cabildo abierto como autoridad representativa de la sociedad limeña pro-española; continuada con la Proclamación, efectuada por mercenario San Martín: salvador de españoles peruanos; y concluye con el Juramento, acto por el cual las instituciones aristocráticas pro-españolas que dirigían la “colonia perú” cerraron la época del coloniaje externo para iniciar una época mucho más peligrosa y oprobiosa que se prolonga hasta nuestros días: el “colonialismo interno”.

En cada uno de estos tres momentos claves del “circulo jurídico pizarrista” el “español peruano” estuvo siempre presente como “factor común”; nuestra Nación tawantinsuyana fue la siempre ausente, obligatoriamente.

Con la independencia estadual los españoles peruanos dejaron de ser testaferros del poder español y se convirtieron en los nuevos “dueños del perú”, cosa con el que nunca soñaron. Estos, más los remanentes realistas, constituyeron la “Semilla Maldita” de la que germinaron y se originaron los “clanes criollos de dominación interna”, consolidados actualmente en las estructuras del poder de la republiqueta pizarrista peruana.

En el tabladillo, San Martín “eructó” en cuatro plazas el discurso que es ya conocido por todos. Sin embargo, en honor a la verdad, por todo lo visto, y conociendo las entrañas tenebrosas del proyecto criollo pizarrista; el verdadero y sincero discurso debió ser el siguiente:

“Desde este momento el Perú es libre e independiente de España, contra la voluntad general de los clanes criollos peruanos de dominación, herederos de la “colonia perú” y por la conveniencia de su causa que Chile, Inglaterra, la masonería pro-judía y el dios dinero demandan y defienden”.

¡Viva la patria pizarrista peruana!!
¡Viva la libertad para los españoles criollos nacidos en la “Colonia Perú”!!
¡Viva la independencia estadual de la “colonia perú” fundada por pizarro !!
¡Vivan los peruanos – los españoles nacidos enla colonia perú – !!
¡ Vida eterna, poder y prosperidad para los hijos de la “Semilla Maldita” !!

… Y si los indios (cholos cobrizos tawantinsuyanos) quieren su Liberación Nacional que se las arreglen por su cuenta. Ese no es mi business, a mí no me pagan para eso y, por lo tanto, me interesa un reverendo bledo….!!!!

Luego de las vivas de costumbre las damas de la aristocracia y los dirigentes de varias corporaciones hicieron llover miles de medallitas de plata y monedillas de oro, tal y como se había anunciado, lo que provocó un gran alboroto y desorden entre los presentes.

La Proclamación de la Independencia estadual peruana se hizo en cuatro lugares, según la “pertenencia étnica y la respectiva cuota de poder”. Esto puso de manifiesto la esencia segregacionista y racista a ultranza de la naciente republiqueta criolla peruana.

El primer discurso, proclamado en la Plaza Mayor, fue dirigido a los nobles y criollos distinguidos, quienes reunían las siguientes características: eran testaferros del poder colonial, de raza blanca anti-cobriza, miembros de una nación extranjera y grupo dominante. Ya por mera formalidad, este protocolo se repitió en tres plazas más para los negros y los Cobrizos tawantinsuyanos (indios y los llamados mestizos) del modo siguiente: en la Plazuela de La Merced para los tawantinsuyanos – despectivamente considerados “mestizos” –, en la Plaza de Santa Ana para los negros; y en la Plaza de la Inquisición para los tawantinsuyanos “no mestizos”. (2)

El 28 de julio estuvo plagado de cuantas corporaciones existían, órdenes religiosas, grupos masónicos y demás instituciones; y, por supuesto, no podía faltar la “crema y nata de la testaferrería del poder colonial”. Se escuchaban repiques de campanas por doquier, cohetones y gran bullicio. Se dio una vuelta a la Plaza de Armas bajo una lluvia de flores y entre saludos y cortesías. Estos testaferros del poder colonial, sumados a la aristocracia española, se convertirían posteriormente en los “dueños del Perú”, los mismos que en la actualidad – en calidad de “clanes de dominación interna” –, han postrado a nuestra Nación en la más profunda descomposición social, la podredumbre y la miseria.

Como ya vimos, lo que mostró la esencia real de la independencia estadual peruana es el hecho de que en la proclama de la independencia estuvo presente la “crema y neta nata del poder colonial español”, mientras que nuestros guerrilleros montoneros fueron excluidos de los festejos, obligados a estar fuera de Lima. Un oficio del Marqués de Montemira ordenaba a los comandantes supremos de los montoneros:

“Que ninguna de las partidas de su mando, sea la que fuere, avance hacia la capital, ni entre en ella por pretexto alguno”. (3)

Esto fue lo que marcó este momento: “el desaire a los que habían peleado y seguían combatiendo, el rechazo a nuestros guerrilleros montoneros”. Esto fue un acto de desprecio hacia nuestra Nación tawantinsuyana. Y, no podía ser de otro modo: “nuestra Nación tawantinsuyana era la enemiga histórica del invasor judeo-cristiano hispano, y, en ese entonces, del español peruano”. Para el pizarrismo, nuestra Nación era el enemigo con el que había que tener extremo cuidado.

Aquel sábado, en una suerte de “fiebre – criolla – de sábado por la noche”, después de la declaración de la independencia estadual peruana hubo fiesta y algarabía, en la que se mezclaron y bailaron españoles criollos y negros; es decir, esclavos y esclavistas juntos, pero no revueltos.(4)

En relación a este momento febril, revisando los datos poblacionales, vemos que mientras el 5% de la población (básicamente españoles peruanos y negros esclavos) celebraban la independencia estadual peruana el 95 % de la población – la tawantinsuyana – fue excluida de la celebración. Los tawantinsuyanos, lejos de la fiesta, seguían peleando encarnizadamente en el interior de la colonia contra las tropas realistas. Esta no fue una fiesta de los tawantinsuyanos, pues no había nada que celebrar. Y, también en la actualidad el 28 de julio no es motivo de celebración alguna.

“ … Oh, magnánimo San Martín !!!, ilustre mercenario, masón siniestro, salvador y protector de criollos, sembrador de la “Semilla Maldita”. Gracias te dan los hijos de pizarros, almagros, luques, areches y demás criollos peruGuanos. Gracias te dan por tu obra fecunda, por preservar en vida y en el “poder real” a los testaferros del poder colonial, a los asesinos de nuestros pueblos. Nuestra Nación tawantinsuyana te aborrece, desprecia tu obra y abomina tu recuerdo”

Mientras los bailes, los festejos, los brindis y las jaranas se multiplicaban en la capital de la colonia en el interior de nuestro Patria se extendía una guerra implacable. Los prisioneros eran fusilados, descuartizados, ahorcados y masacrados por los españoles. Nuestra Nación – con sus aguerridos guerrilleros montoneros – seguía combatiendo virilmente contra la dominación colonial.

Después de las ceremonias mencionadas la política de San Martín fue la de conciliar las opiniones desavenidas en la “colonia Perú” entre los españoles ibéricos y los españoles peruanos, intentando convencerlos de que la causa de ambos era una sola, cosa que era totalmente cierta. Prometió respetar sus bienes y sus personas, a fin de que no actuaran contra de la nueva republiqueta criolla y su Administración. Declaró que los españoles continuarían ejerciendo pacíficamente sus negocios y demás emprendimientos. Su propósito, en cumplimiento de las órdenes recibidas en chile, era dejar a buen recaudo y bien sembrada a la “Semilla Maldita”.

CITAS:

(1):
Morales Flores, Elisa. El juramento de la Independencia del Perú: tres actas inéditas y otros documentos. Lima: Bibliotécnic Consultores, 2002. (Serie Bibliotécnic Consultores, 7)

(2):
Es fácil darse cuenta del carácter segregacionista y “etno-clasista” , tanto de la colonia, del proceso de independencia estadual, así como de la ulterior republiqueta criolla peruana. En la declaración de la independencia, fue una nación extranjera (a la que San Martín venía a proteger), que era a la vez el grupo opresor y cumplía fielmente el papel de testaferro del poder colonial, la que estuvo en la plaza principal por ser “aliado natural” de sus iguales de Argentina y Chile. Nuestra Nación cobriza tawantinsuyana y el par de esclavos negros estuvieron ubicados en plazas secundarias por mera formalidad, en un intento de legitimar la empresa neo-colonial y para hacer creer a las generaciones futuras de lo glorioso, revolucionario, solidario, humanístico, fraterno y justiciero que fue la independencia estadual criolla peruana. La lectura y la imagen de este acto de proclama de la independencia nos muestra fehacientemente que en la “colonia perú” se conjugó – lo que perdura hasta la actualidad- las “contradicciones de etnia y de poder-clase-”. Por eso, – si no usa el enfoque de etnia-poder – ningún análisis que pretenda ser serio estará en el camino correcto: “no es suficiente luchar contra las grupos dominantes y contra la explotación, es obligatorio plantear la Liberación Nacional, como histórico y primer paso”.

(3):
Juan José Vega: Glorias y Miserias del 28 de Julio: En Diario la Republica: La independencia del Perú o la revolución frustrada, Lima, 28de julio, 1983.

(4):
Como remembranza permanente de aquel “día de celebración” entre “esclavista criollos blancos” y “esclavos negros” están los clásicos del fútbol peruano (también en Lima) entre Universitario de Deportes en representación de los “criollos blancos, acriollados y sus mascotas alienadas” y Alianza Lima en representación de los “esclavos negros y - también- sus mascotas alienadas”. Antes de cada encuentro los “grones” le rezan a su “santo negro”: San Martín de Porres, o a su “señor de los milagros”; y los de la “U” a su “santa criolla”: Sta Rosa de Lima. Si estos dos santos aun vivieran, quizá, mientras ambos equipos juegan en el gramado, ellos tendrían su partido aparte, “juegos particulares” en los camerinos, con la seguridad de que, “si Maria concibió sin pecar, ellos tendrían mejor fortuna, licencia y bendición para pecar sin concebir”.

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