¿Uranio sobre Libia?
Por Guillermo Alvarado

Mientras el mundo sigue con gran detenimiento la situación en la planta japonesa de Fukushima, donde aún está latente un desastre nuclear, pocos se han percatado de que en Libia, en los bombardeos que la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, con Estados Unidos a la cabeza, se están utilizando bombas con uranio empobrecido con capacidad de emitir radiaciones y contaminar por largo tiempo el área donde explotan.

Este es un material que queda como subproducto del tratamiento del uranio y la palabra “empobrecido” de ninguna manera es equivalente a inofensivo sino todo lo contrario, su potencial dañino a la salud humana es muy alto y permanente.

Los “genios” dedicados a la fabricación de artefactos para matar gustan de utilizarlo debido a que por su alta densidad, superior a la del plomo, cuando se reviste la punta de las bombas u otros proyectiles, éstos adquieren la capacidad de atravesar el blindaje de tanques, las paredes de los refugios o edificios militares o civiles.

Cuando se produce la explosión se genera un intenso calor de unos 10 mil grados centígrados y el uranio empobrecido se transforma en un gas de contenido tóxico que puede ser arrastrado por el viento a largas distancias. Una vez inhaladas las partículas permanecen dentro del organismo y causan distintos tipos de cáncer, enfermedades inmunológicas, renales, neurológicas o de la piel.

Un ejemplo de los daños provocados por estas armas, que erróneamente están fuera de la clasificación de nucleares, está en la ciudad iraquí de Falluyah, donde desde los bombardeos estadounidenses se multiplicaron los casos de padecimientos oncológicos pediátricos, así como el número de niños nacidos con malformaciones genéticas.

Para quienes puedan dejarse llevar fácilmente por el equívoco nombre de este material, hay que señalar que el uranio empobrecido conserva el 60 por ciento de radiactividad que el natural, es decir más de la mitad, y desde el punto de vista técnico, su comportamiento es similar.

Según la declaración final de la Conferencia Internacional sobre Uranio Empobrecido, celebrada en Gijón, España, en noviembre de 2000, Estados Unidos lleva casi 50 años fabricando municiones recubiertas con este elemento y acumula medio millón de toneladas en sus depósitos.

Para aligerar los costos de almacenamiento, el Pentágono y el Departamento de Energía lo entregan gratis a los fabricantes de armamentos. El documento agrega que este elemento radiactivo tiene una vida promedio de cuatro mil millones y medio de años, por lo que son armas que seguirán matando gente durante miles de generaciones.

Esta es, precisamente, la “misión humanitaria” que los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia empujaron y desencadenaron contra el pueblo de Libia.

Poco importa, en realidad, si el líder Muamar Al Gadafi permanece o se va del poder como resultado de los bombardeos. El suelo libio está siendo sembrado de materiales radiactivos altamente peligrosos y nadie puede alegar ignorancia al respecto.

El mismo ejército norteamericano escribió en un informe redactado en 1995, y vamos a citarlo textualmente, lo siguiente: "si el uranio empobrecido penetra en el cuerpo tiene la potencialidad de provocar graves consecuencias médicas. El riesgo asociado es tanto químico como radiológico". Decidan ustedes entonces, amigos oyentes, ¿quién es la principal amenaza para ese pueblo, Gadafi, o la OTAN? 
Fuentes: RHC, AIN, GRANMA, TRABAJADORES, JUVENTUD REBELDE, PL, REUTER, EFE, IPS, ANSA, AFP, XINHUA, TASS, DPA, AP.

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