Los dueños del Perú: la sociedad oligárquica

 


Antes de los 70, los dueños del Perú eran los gamonales y terratenientes. Carlos Malpica los identifica y describe en su libro “Los dueños del Perú”, ellos monopolizaban y explotaban la tierra y a sus peones (semiesclavos). Pero contrario a lo que se cree, Juan Velasco Alvarado que fue ex jefe de Inteligencia del Ejército que liquidó en menos de 3 meses a la guerrilla del 65, no desapareció al gamonalismo ni a los terratenientes, los movió a la costa y los salvó. Los gamonales desplazados por la reforma agraria de la dictadura militar, especialmente los de la costa, fueron la base para el fortalecimiento de la nueva oligarquía.

El imperialismo y sus brazos financieros como el Banco Mundial, FMI, USAID y BID, impulsaron la toma del poder por la mafia fujimontesinista que desde el inició implantó bajo la bota militar el capitalismo neoliberal como forma dominante de organización política y económica de nuestros tiempos. Todo lo que tenían que hacer es implementar una receta económica de hambre, desempleo, explotación y caos. A decir del dramaturgo Bertolt Brecht: “Nada fue inventado, nada es nuevo y nada está hecho a tu medida, el gánster se mueve en el ambiente que le preparamos, eso lo sabe todo el mundo”.

Lo importante, sin embargo, es notar que el gobierno de Alberto Fujimori luego de ejecutar el golpe político militar el 5 de abril de 1992, gobernó como crimen organizado (mafia) al servicio de la oligarquía que se benefició y enriqueció de sus medidas legislativas y decretos dictatoriales. Al pueblo para callarlo y espantarlo de miedo le aplicó la “ley antiterrorista” y años después para silenciarlo por completo le aplicó la “ley de apología” que dura hasta estos días. La dictadura fujimontesinista es la fuente de energía, la luz de los nuevos ricos del Perú, a expensas de una población víctima de pobreza material y cultural. Además, la constitución política de 1993 es la piedra angular para el dominio de los oligarcas, actuales dueños del Perú: su documento sagrado.

Lo que existe en Perú es una alianza estado-crimen organizado, un Estado corrupto y grupos oligárquicos actuando como mafias: sobornan a funcionarios públicos y por medio de sus lobbies promueven leyes que les favorece como el de no pagar los impuestos de ley. A decir del filósofo Karl Marx: “El Estado es un órgano de dominación de clases, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del orden que legaliza y afianza esta opresión, amortiguando la lucha de clases”.

Bajo este sistema capitalista y su modelo económico neoliberal de convivencia, el estado es débil y la oligarquía fuerte, una condición necesaria para la emergencia no solo de las mafias sino también de las ONG del imperialismo y su ideología reaccionaria. Es en esa situación que se realizan privatizaciones, concesiones y la cultura de corrupción a granel a nivel local, regional y nacional.

La corrupción es el oxígeno que les da vida. Ninguno de estos “nuevos” millonarios están limpios, todos amasan sus riquezas utilizando al estado corrupto para su beneficio, además de pagar salarios de hambre y explotar a los trabajadores. Ni decir de las exoneraciones de impuestos y la impunidad ambiental.

Y todo este monstruoso sistema es defendido a sangre y fuego por el estado “débil” en su relación con las mafias oligárquicas pero muy fuerte para reprimir a sangre y fuego a su propio pueblo. Como dijo el sociólogo alemán Max Weber: “El Estado es aceptado por la sociedad como el único que puede ejercer el monopolio legítimo de la violencia física dentro de su territorio”. Cualquier otra violencia o simplemente una idea contraria es “terrorismo” o “apología al terrorismo”.

De Ewer Checalla

Abrí, 2022


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