GUILLERMO BERMEJO: “HAN CONVERTIDO A VLADIMIR CERRÓN EN UN PEQUEÑO REY”
Por: Giovani Alarcón
9.01.2022
¿Qué lo llevó a renunciar a Perú Libre?
Un cúmulo de episodios. Primero fue el tema de las firmas [Bermejo firmó dos fichas para inscribirse en Perú Libre] que no aparecieron. Es muy raro. Creo que hubo gente, que estaba a cargo de estas cosas, que tenía celos de que yo, una vez inscrito en el partido, apunte a un cargo partidario. Hay gente súper tóxica al lado de Vladimir. Es un buen compañero, pero le gusta andar con gente que le dice ‘sí, Vladimir’, ‘ten cuidado, Vladimir’, ‘quieren tu lugar, Vladimir’. Lo han convertido en un pequeño rey y es gente del nivel de Guido Bellido. Y lo digo con nombre y apellido. ¿Qué era antes de la elección? Era un pirañita, un chupamedias de Vladimir en Cusco. Le dice ‘comandante’, pero Vladimir no ha comandado ni una marcha.
¿Nunca le preguntó a Cerrón qué fue lo que ocurrió [con las fichas]?
Le comuniqué. Cuando reviso en el ROP [Registro de Organizaciones Políticas] y no aparezco, le digo: ‘¿qué pasó?’, porque me inscribí dos veces. Me dijo que iba a consultar y luego, tratando de solucionar, me dijo que no importaba, que iba como invitado. Era muy complicado porque venía siendo parte de la Comisión Política del partido. Luego, fueron bastante desleales. Cuando les pareció que mi presencia era incómoda para algunos decían que solo era invitado, que no era militante.
¿Pero hubo un detonante para que identificaran un riesgo en usted?
Una de las cosas que les incomodó mucho fue la Asamblea [Constituyente]. Nosotros sacamos el kit electoral para el tema de la Constituyente hace más de 10 años. Cuando ganamos la primera vuelta [de 2021], a los días Vladimir me dice si había la posibilidad de cambiar el nombre del promotor [de la iniciativa del referéndum]. Le dije que íbamos a dar una especie de carta poder para que otros compañeros sean parte y puedan presentar ante la ONPE si era necesario. No me respondió y luego presentaron un nuevo kit.
Ese fue un primer obstáculo.
Luego, no es desconocido que hubo momentos intensos entre el partido y el profesor. Conversé con Vladimir muchas veces y, si comencé a ir a Palacio fue por eso: para mediar las broncas. El que ya hubiésemos ganado no significaba que íbamos a poner a amigos [en los ministerios], así no cumplan el perfil. Cuando se habló de cuotas de poder, a mí me ofendió.
¿Quién presionaba por estas “cuotas de poder”?
Por el lado del partido… Hubo errores. Cuando se cedió ante el chantaje caviar para que no sea premier a Roger Nájar, no se le defendió. Se puso a una persona como Guido Bellido que será compañero, miembro del partido y congresista, pero no tiene la experiencia. Te puede gustar que sea muy pechador, pero esa no es la chamba de un premier. Se necesita un mínimo de experiencia en el Estado.
¿La propuesta de poner a Bellido fue de Cerrón?
La propuesta fue de Vladimir y supongo que coordinó con el presidente. No dio los frutos que se esperaba y el segundo Gabinete fue de crisis, de desgaste por la lógica de Guido con el presidente, a quien buscó pechar. Lo otro que sucedió es que Vladimir y Guido personalizan mucho la política. Si por ellos no pasaban las decisiones, todo era cuestionable. Ellos sí pueden ir a Palacio, salir y tomarse una foto con Pepe Luna y otros grupos de derecha, y eso no es cuestionable. Es medio esquizofrénico y es desgastante.
¿Fueron estas decisiones incoherentes las que pusieron en marcha el rompimiento?
Han ido minando. Si alguien evitó el rompimiento de la bancada, fui yo. Yo hablé con las facciones, que son varias. Hay hasta cuatro sectores dentro. No se ve en el fujimorismo u otras bancadas. Seguramente tienen discrepancias, pero no lo manifiestan públicamente.
¿Por qué se han dado estas divisiones?
Porque no hay liderazgo en la bancada. Las reuniones de bancada son poco asistidas. He estado en reuniones donde había apenas cuatro congresistas. En su mejor momento, he llegado a ver 22. No vienen todos, no existe una agenda parlamentaria. ¿Ustedes pueden ver una agenda en Perú Libre? No tenemos. Por amor a Cristo, tenemos cinco meses como congresistas. No se trata de que me des tu proyecto de ley, y te lo firme yo y cinco más.
[Trabajan] a manera de feudos.
Sí. Algunos no me dejarán mentir incluso con cómo se manejan las asesorías en la bancada. Todas las semanas entra y sale gente. No tiene ni pies ni cabeza. Revisa la cantidad de rotación de asesores dentro de la bancada.
¿Nunca hubo una iniciativa para no autosabotearse?
Hablé con Vladimir, el profesor y Waldemar infinidad de veces. El presidente siempre fue manifiesto a la unidad de la bancada. Del sector del partido, sentía que tenían muy claro que había dos bandos y que así era. Waldemar [vocero de la bancada] es una buena persona, pero carece de un norte, de una brújula política. Nos estábamos dejando llevar por la marea que dictaba la derecha. Todas las semanas ponían un ministro a la guillotina.
¿Nunca aterrizaron en una solución?
Nunca. Antes de que me vaya, se seguía debatiendo el reglamento de la bancada, cinco meses después. Hablan de disciplina, pero esto es hacer lo que ellos digan. Lo de la votación de María del Carmen Alva fue vergonzoso. Cuando dijeron luego que no era un acuerdo de la bancada [la moción de censura contra Alva], no fue verdad. El viernes a última hora, presenté una moción. Si la bancada presentaba la suya, yo les dije que retiraba la mía o sumábamos ambas. El día anterior de la votación, a las dos de la tarde, en la famosa reunión de bancada que éramos seis, creo, se acordó que: o la bancada presentaba la moción o yo presentaba la mía. Pero esa mañana [el día de la votación], Waldemar Cerrón me dijo que no iba el tema. Me dieron argumentos vergonzosos como: no somos colonia de España.
¿Qué le respondió?
Le advertí que si la bancada votaba dividida, yo renunciaba. Me llamaron otros congresistas y les expliqué la situación. Waldemar me dijo que era libre de tomar la decisión que quisiera. Me argumentó que no había ninguna prueba, que no éramos juzgado y que se requería un video o audio de ella.
¿En qué momento presentó su renuncia a Perú Libre?
La presenté sentado en el Pleno. Le dije al asesor Tito Wanka que redacte mi renuncia. En una línea y media porque las explicaciones largas se dan a personas que valen la pena. No pensaba desgastar ni un minuto más con esta gente. No solo pienso que son desleales, sino que luego Vladimir dijo que no habían perdido nada y no sé qué.
¿Cree que Waldemar tenía otros argumentos para motivar indirectamente su salida?
También hay celos políticos. No querían que me catapulte con la Asamblea Constituyente o [querían] que no esté en el partido para que no agarre ningún cargo. Cuando presento mi renuncia, varios congresistas se paran y encaran a Waldemar y a Guido con términos que no puedo repetir. Insultos, cuadradas en el mismo Pleno.
¿Tuvo un encuentro posterior con él?
Me escribió por mi estado de salud [Bermejo salió hace días de alta por Covid]. Cerrón [Vladimir] también me llamó hace unos días, haciéndose el graciosito.
¿En qué sentido?
“Compañero, ¿en qué estás?”, como si no hubiera pasado nada. “Le he dicho a la gente que es un amague tuyo nada más, que vas a seguir con nosotros”, me dijo. Le di por su lado y lo dejé ahí. Me volvió a escribir, pero le respondí escuetamente. Tengo 46 años y 33 haciendo política. Si hay algo para lo que no estoy, es para payasadas. Sé que en esta lucha no existe espacio para individualismos, ni celos, ni mediocridades. Si yo pienso que uno es traidor, no lo saludo, no le hablo, no le pido favores.
¿Y por qué esperó para tomar la decisión de renunciar?
Siempre hay un detonante. Cuando decides algo de esta naturaleza, no es poco. En el Congreso no conviene porque sales de comisiones, te quedas solo. Pero hay cosas que van por encima. He intentado desde mayo mediar, pero, lamentablemente, hay gente que le gusta manejar todo como si fuera su club, por no decir su chacra.
Se refiere a Vladimir Cerrón.
A los que mandan en Perú Libre.
¿Quiénes son, además de Cerrón?
El vocero [Waldemar] y Bellido, quienes todo el día se mueven y dan vueltas, tratando de torcer la voluntad a los demás. Yo he sido atacado por meses desde las redes sociales del partido cuando empecé a tomar opiniones particulares sobre algunos temas. Ellos no quieren que ni opine sobre mí. Están locos. He sido el único que daba escuela [clases] de formación política a los chicos. Y luego venía la orden desde arriba cuestionando por qué hacía eso. Es la del perro del hortelano.
¿Cuáles serán los objetivos de su nueva bancada Perú Democrático?
Vamos a defender el proceso de la Asamblea Constituyente de manera seria. Los otros objetivos son la defensa del gobierno, la nueva Constitución y leyes en favor del pueblo.
Además, se ha asociado al movimiento Vamos Pueblo.
Con algunos del movimiento nos conocemos hace como 20 años. Entendemos que hemos logrado un capital político en este tiempo que hay que conducir y que no daba más en Perú Libre. Han visto liderazgo en mí en un futuro, aunque falta mucho para el 2026. El día que renuncié conversé con Pedro Castillo. Me escribió muy amablemente, es un tipazo. Me felicitó por mi sustentación de la moción de censura. ‘Obviamente íbamos a perder, pero te felicito’, me dijo. Le expliqué que no era un berrinche ni una decisión tomada en caliente. Me pidió que no me alejara.
¿Cuál es su relación con Pedro Castillo?
Tenemos una relación muy de ida y vuelta. Tengo el honor de reunirme con él al menos una vez cada 10 días. Es una relación muy honesta.
Volviendo a Vamos Pueblo, ¿cuál es el ideario de esta organización?
Es el de la izquierda toda la vida, una izquierda que no se siente avergonzada de ser y que no puede convertirse en un feudo, que necesita liderazgos, pero en plural.
¿Bajo qué términos se adhirió a Vamos Pueblo?
Es un proceso de formación. Tenemos que cumplir con la recolección de firmas, armar los comités a nivel nacional. Me convenció el tema generacional. Necesitamos refrescar la izquierda. Cuando trabajé con Barrantes Lingán el último año de su vida, siempre me decía que la izquierda nunca aprendió bien las matemáticas. Que solo aprendieron a restar y dividir, y nunca a sumar o multiplicar.
¿Eso vivió en Perú Libre?
Una de las grandes críticas a lo que pasó con PL fue eso. Pasan dos cosas cuando la izquierda gana: abres un frente o abres el partido. Perú Libre no hizo ninguno.
¿Qué fue lo que más le decepcionó de Perú Libre?
Creo que floreció un espíritu muy sectario en el triunfo. Y eso es un cáncer en la izquierda porque no te permite ver. Conviertes al partido en una iglesia, en una secta donde solo los que te dicen ‘amén’ o ‘sí señor’, están bien. Y todos los demás no son vistos como compañeros ni equivocados.
¿Nunca se lo dijeron a la cara?
Nunca. Tal vez lo bueno de la generación que se fue es que tiene formación ideológica. Ningún panfletario o barra brava que se aprendió dos canciones y tres frases me va a venir a decir caviar.
Usted tiene un lastre: el juicio sobre sus vínculos con los remanentes de Sendero Luminoso que se resolverá en las próximas semanas.
Un hombre es libre cuando tiene la conciencia tranquila. Me pusieron testigos sin rostro, con triple código. Tú, con tres códigos, diciendo lo mismo para corroborar la misma versión. Dijeron que había un video mio sentado con los Quispe Palomino y que había un acta de sujeción firmada por mí a Sendero. Han pasado como 12 años y nunca se presentaron ambas cosas.
¿Nunca ha conocido a los Quispe Palomino?
Nunca. Es absurdo. Si vas ahí, te darás cuenta que es un tema muy focalizado en sitios donde no llega nadie. Que la mayoría de la gente que vive ahí son comités de autodefensa y, más bien, combatieron a Sendero. Con ellos hemos trabajado nosotros.
¿Aspira a candidatear a la Presidencia el 2026?
Desde Perú Libre creían que era la carta para el 2026 y desde otros espacios de izquierda también me han hecho llegar su sentir. Hoy vi videos de Salvador del Solar donde se hacía referencia que la disputa sería con él. Con él tendría el mejor debate político en mucho tiempo. Me alegraría mucho que sea candidato. Tu vas a Chile y pueden ser fachos, pero al menos sostienen cinco minutos una idea. Aquí tienes unos personajes sacados de cuentos de horror. Mira la discusión entre Bellido y Bustamante, llamándose a la calle para agarrarse a golpes. El país no se merece eso.
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