PENOSA REALIDAD PERUANA
PENOSA REALIDAD PERUANA
La Comuna, revista del Movimiento Al Socialismo Andino-MASA, inicia sus publicaciones dirigidas a todos los trabajadores peruanos del campo y de la ciudad. Bajo el capitalismo, el producto del trabajo de los obreros asalariados, las mercancías y la ganancia obtenida de su venta, son propiedad del capitalista; por ello, el capitalismo es la relación social mediante la cual la clase burguesa, propietaria del capital, explota el trabajo asalariado de la clase obrera para obtener la ganancia, que se apropia gratuitamente y le permite, no sólo vivir como clase, sino además, aumentar su poder de explotación sobre la clase obrera y demás trabajadores del país. El capitalismo en el Perú actual marcha al ritmo que le imprime el programa neoliberal de la dominación imperialista, que ahonda y fortalece la dependencia de las estructuras económicas internas a las demandas crecientes de materias primas por las grandes potencias industrializadas, eternizando, con ello, su situación de país primario-exportador en el escenario mundial e impidiendo, al mismo tiempo, que el capitalismo peruano alcance algún desarrollo industrial, a pesar de que el Perú posee ingentes reservas de recursos naturales: mineros, petróleo, gas natural, madera y pescado, que son escasos en países industrializados como Corea del Sur, Taiwán, Japón, China, exportadores de barcos, automotores, máquinas, computadoras, etc. El programa neoliberal, desde 1992, ha impuesto el saqueo acelerado de nuestros recursos naturales y, donde ha encontrado resistencia y oposición del pueblo, los gobiernos neoliberales las han reprimido violentamente. El capitalismo primario-exportador peruano, determina a su vez que el crecimiento económico, durante la última década, beneficie principalmente a los grandes capitales extractivos de materias primas y al capital financiero, pero no a la clase trabajadora, cuyos salarios no han aumentado en todo el período de crecimiento de las ganancias capitalistas, debido a que el programa neoliberal ha impuesto la tiranía del capital sobre el trabajo asalariado y todo el pueblo peruano; porque, además, los gobiernos fujimontesionista, toledista, aprista y humalista, les han arrebatado a los trabajadores asalariados sus derechos laborales y sindicales; por eso, hoy, los trabajadores son contratados por tiempo limitado y con la amenaza de la no renovación del contrato y el despido, sin seguro de salud ni vacaciones ni jornada legal de trabajo ni pago de horas extras ni licencia por maternidad, sin posibilidad de organizar su sindicato por las represalias patronales, etc. La tiranía del capital no sólo impera mediante la directa explotación de los trabajadores en las fábricas, plantaciones y los talleres capitalistas, donde no existen derechos laborales, sino que también lo hace saqueando sus fondos de pensiones, depositados obligatoriamente en las AFP de la oligarquía financiero-primario-exportadora, que los usa gratuitamente como capital de su propiedad, sin arriesgar un céntimo. Este saqueo es doble: de un lado, succionando una parte de los fondos de pensión de los trabajadores en forma de comisiones (que son las más altas de la región), cuya rentabilidad desde el año 2000, supera en más de cuatro veces la rentabilidad de los fondos que administran y, aunque éstos no rindan beneficios a los trabajadores –como ya viene sucediendo en algunos años en que los fondos de pensiones de los trabajadores han sufrido pérdidas–, las AFP nunca han dejado de ganar, porque las comisiones que cobran las confiscan directamente de los salarios y no de la rentabilidad de los fondos, como sucede en otros países. Es más, en EEUU no existen AFP. De otro lado, la oligarquía financiero-primario-exportadora saquea los fondos de pensiones de los trabajadores, desde sus AFP, dejando de pagar los intereses correspondientes al invertir dichos fondos en sus negocios privados, con lo cual dispone de capitales ajenos en forma gratuita y por los cuales cobra, además, para sí misma los intereses de colocación; intereses que sí estaría obligada a pagar si fueran préstamos bancarios. Por ello, los trabajadores deben reclamar que las AFP les paguen los intereses comerciales correspondientes, por el uso de sus fondos de pensiones como capitales de inversión, además del rendimiento de utilidades, como se beneficia todo capital bancario y financiero colocado como préstamo. Por ejemplo, si tenemos que la cartera previsional a cargo de las AFP alcanzó la suma de 112,478 millones soles al 5 de setiembre de este año, que corresponden al fondo de pensiones de 5.661,925 trabajadores, monto que debería ganar intereses como todo capital, al 43% anual produciría una renta promedio de más de 8 mil soles para cada afiliado (por supuesto, la distribución se haría en proporción a cada aporte), independientemente de la renta que les producen las acciones y los bonos, como sucede actualmente. La oligarquía también nos ha expropiado las empresas públicas a todos los peruanos, cuando el régimen criminal fujimontesionista las vendió al capital imperialista, empresas que ahora rinden multimillonarias ganancias a un puñado de capitalistas (Entelperú, Centrominperu, Hierroperu, Electroperu, Pescaperu, Banco Continental, Banco Internacional, Petroperu, Gas de Camisea, Refinería la Pampilla, Siderperu, etc.). Por ejemplo, la empresa extranjera Telefónica recuperó los dos mil millones de dólares que pagó por Entelperu en menos de cuatro años; los 17 años siguientes han sido utilidades extraordinarias. La venta del país ha continuado sin tregua en los gobiernos de Toledo, Alan García y Humala, lo que muestra que el Perú posee grandes riquezas que podrían servir para mejorar la calidad de vida de los peruanos. En pocos años, nos quedaremos sin patria, porque todo el país habrá sido completamente vendido; ahora, ni siquiera el agua se salva de la privatización. Además, durante décadas los gobiernos vienen operando de modo perverso y sistemático la privatización de los servicios públicos de educación y de salud sin la necesidad de promulgar leyes privatizadoras, simplemente desatendiendo sus presupuestos y gestionándolos de manera deficiente y corrupta, pagando bajos salarios para provocar paros y prolongadas huelgas (la huelga de los médicos del MINSA ha durado casi cinco meses), afectando únicamente a los pobres del Perú (la mayoría del pueblo), obligándolos a recurrir a los servicios privados de salud y de educación para recibir la atención adecuada, que el Estado se niega a prestar. En las dos últimas décadas se han creado más clínicas, más farmacias y más escuelas e institutos privados que estatales. Por ejemplo, en el sector salud habían 628 hospitales en el 2012 en todo el país: 165 del MINSA (26%), 85 de ESSALUD (13,5%) y 378 hospitales privados (60%). En el sector educación, en Lima Metropolitana existen 6,242 (77,56%) instituciones educativas privadas de primaria y secundaria, mientras que el número de colegios públicos de los mismos niveles asciende sólo a 1,805 (22,43%). Asimismo, de las 500 universidades existentes en el Perú, 51 (10%) son nacionales y 449 (90%) son privadas. No satisfecho con ello, el gobierno del traidor Humala ha lanzado el “paquete reactivador” para terminar de privatizar el Estado peruano y el agua potable, afectando a millones de peruanos pobres: “Para EsSalud, hemos puesto en marcha en el Callao y Villa María del Triunfo los dos primeros hospitales del país bajo el modelo de Asociación Público Privada”, anunció y ya privatizó las farmacias del seguro social; también ha concesionado 86 Agencias del Banco de la Nación de Lima en favor de las empresas privadas Hermes (recién adquirida por el Grupo Romero) y la española Prosegur, que no pagan por el local ni por la electricidad que consumen; en Lima y Arequipa el Ministerio de Educación ya inició la privatización de colegios e institutos y en Trujillo, el aprista José Murgia ya inició la privatización del Hospital Regional Docente. De este modo, el Estado oligárquico dejará de brindar los servicios de salud y educación a la mayoría de la población y ésta estará obligada a enriquecer más a sus explotadores capitalistas, a pesar de que todos los trabajadores pagan impuestos que deben revertir a ellos en forma de atención educativa y de salud gratuitas. Para su conocimiento, en Cuba todos los servicios de salud y de educación son completamente gratuitos para el pueblo cubano. Esto es posible porque Cuba es país socialista. Desatendiéndose el Estado de la obligación de prestar los servicios de educación y salud al pueblo, última responsabilidad social que le quedaba, ¿en qué va a utilizar el Estado la oligarquía? Lo va a convertir en una máquina represora del pueblo, cuando éste reclame sus derechos, cuando reclame justicia y libertad. A este objetivo obedece la presencia prepotente del milico Daniel Urresti en el ministerio del Interior, quien está preparando el asalto a Conga. La lucha aislada y desarticulada de los campesinos contra el capital extractivo depredador, por muy heroica que es, carece de la fuerza suficiente porque le falta la unidad que sí poseen la oligarquía y su Estado represor. La dictadura del capital sobre los trabajadores asalariados y el pueblo peruanos es posible porque el movimiento sindical está en crisis, porque el proletariado y el movimiento socialista peruanos han sido derrotados por la oligarquía y el aventurerismo senderista, y porque la dirigencia de la izquierda legal ha claudicado en el oportunismo electorero, sin importarle que la democracia burguesa esté capturada por la corrupción organizada: narcotraficantes, mineros ilegales, contrabandistas, criminales de cuello y corbata, que medran en el Congreso, el Ministerio Público, el Poder Judicial, la policía y los ministerios. La mejor prueba es que varios presidentes regionales y alcaldes están presos acusados de corrupción y, también, porque por primera vez en la historia reciente en las últimas elecciones han sido asesinados decenas de candidatos. En este panorama completamente perjudicial para los trabajadores peruanos, MASA plantea la tarea urgente de unificar la lucha del pueblo contra el saqueo neoliberal y la corrupción generalizada del Estado y el país, y esto sólo es posible fortaleciendo el movimiento sindical, construyendo el partido revolucionario del proletariado y eliminando el oportunismo y el reformismo del movimiento socialista peruano.
La Comuna, revista del Movimiento Al Socialismo Andino-MASA, inicia sus publicaciones dirigidas a todos los trabajadores peruanos del campo y de la ciudad. Bajo el capitalismo, el producto del trabajo de los obreros asalariados, las mercancías y la ganancia obtenida de su venta, son propiedad del capitalista; por ello, el capitalismo es la relación social mediante la cual la clase burguesa, propietaria del capital, explota el trabajo asalariado de la clase obrera para obtener la ganancia, que se apropia gratuitamente y le permite, no sólo vivir como clase, sino además, aumentar su poder de explotación sobre la clase obrera y demás trabajadores del país. El capitalismo en el Perú actual marcha al ritmo que le imprime el programa neoliberal de la dominación imperialista, que ahonda y fortalece la dependencia de las estructuras económicas internas a las demandas crecientes de materias primas por las grandes potencias industrializadas, eternizando, con ello, su situación de país primario-exportador en el escenario mundial e impidiendo, al mismo tiempo, que el capitalismo peruano alcance algún desarrollo industrial, a pesar de que el Perú posee ingentes reservas de recursos naturales: mineros, petróleo, gas natural, madera y pescado, que son escasos en países industrializados como Corea del Sur, Taiwán, Japón, China, exportadores de barcos, automotores, máquinas, computadoras, etc. El programa neoliberal, desde 1992, ha impuesto el saqueo acelerado de nuestros recursos naturales y, donde ha encontrado resistencia y oposición del pueblo, los gobiernos neoliberales las han reprimido violentamente. El capitalismo primario-exportador peruano, determina a su vez que el crecimiento económico, durante la última década, beneficie principalmente a los grandes capitales extractivos de materias primas y al capital financiero, pero no a la clase trabajadora, cuyos salarios no han aumentado en todo el período de crecimiento de las ganancias capitalistas, debido a que el programa neoliberal ha impuesto la tiranía del capital sobre el trabajo asalariado y todo el pueblo peruano; porque, además, los gobiernos fujimontesionista, toledista, aprista y humalista, les han arrebatado a los trabajadores asalariados sus derechos laborales y sindicales; por eso, hoy, los trabajadores son contratados por tiempo limitado y con la amenaza de la no renovación del contrato y el despido, sin seguro de salud ni vacaciones ni jornada legal de trabajo ni pago de horas extras ni licencia por maternidad, sin posibilidad de organizar su sindicato por las represalias patronales, etc. La tiranía del capital no sólo impera mediante la directa explotación de los trabajadores en las fábricas, plantaciones y los talleres capitalistas, donde no existen derechos laborales, sino que también lo hace saqueando sus fondos de pensiones, depositados obligatoriamente en las AFP de la oligarquía financiero-primario-exportadora, que los usa gratuitamente como capital de su propiedad, sin arriesgar un céntimo. Este saqueo es doble: de un lado, succionando una parte de los fondos de pensión de los trabajadores en forma de comisiones (que son las más altas de la región), cuya rentabilidad desde el año 2000, supera en más de cuatro veces la rentabilidad de los fondos que administran y, aunque éstos no rindan beneficios a los trabajadores –como ya viene sucediendo en algunos años en que los fondos de pensiones de los trabajadores han sufrido pérdidas–, las AFP nunca han dejado de ganar, porque las comisiones que cobran las confiscan directamente de los salarios y no de la rentabilidad de los fondos, como sucede en otros países. Es más, en EEUU no existen AFP. De otro lado, la oligarquía financiero-primario-exportadora saquea los fondos de pensiones de los trabajadores, desde sus AFP, dejando de pagar los intereses correspondientes al invertir dichos fondos en sus negocios privados, con lo cual dispone de capitales ajenos en forma gratuita y por los cuales cobra, además, para sí misma los intereses de colocación; intereses que sí estaría obligada a pagar si fueran préstamos bancarios. Por ello, los trabajadores deben reclamar que las AFP les paguen los intereses comerciales correspondientes, por el uso de sus fondos de pensiones como capitales de inversión, además del rendimiento de utilidades, como se beneficia todo capital bancario y financiero colocado como préstamo. Por ejemplo, si tenemos que la cartera previsional a cargo de las AFP alcanzó la suma de 112,478 millones soles al 5 de setiembre de este año, que corresponden al fondo de pensiones de 5.661,925 trabajadores, monto que debería ganar intereses como todo capital, al 43% anual produciría una renta promedio de más de 8 mil soles para cada afiliado (por supuesto, la distribución se haría en proporción a cada aporte), independientemente de la renta que les producen las acciones y los bonos, como sucede actualmente. La oligarquía también nos ha expropiado las empresas públicas a todos los peruanos, cuando el régimen criminal fujimontesionista las vendió al capital imperialista, empresas que ahora rinden multimillonarias ganancias a un puñado de capitalistas (Entelperú, Centrominperu, Hierroperu, Electroperu, Pescaperu, Banco Continental, Banco Internacional, Petroperu, Gas de Camisea, Refinería la Pampilla, Siderperu, etc.). Por ejemplo, la empresa extranjera Telefónica recuperó los dos mil millones de dólares que pagó por Entelperu en menos de cuatro años; los 17 años siguientes han sido utilidades extraordinarias. La venta del país ha continuado sin tregua en los gobiernos de Toledo, Alan García y Humala, lo que muestra que el Perú posee grandes riquezas que podrían servir para mejorar la calidad de vida de los peruanos. En pocos años, nos quedaremos sin patria, porque todo el país habrá sido completamente vendido; ahora, ni siquiera el agua se salva de la privatización. Además, durante décadas los gobiernos vienen operando de modo perverso y sistemático la privatización de los servicios públicos de educación y de salud sin la necesidad de promulgar leyes privatizadoras, simplemente desatendiendo sus presupuestos y gestionándolos de manera deficiente y corrupta, pagando bajos salarios para provocar paros y prolongadas huelgas (la huelga de los médicos del MINSA ha durado casi cinco meses), afectando únicamente a los pobres del Perú (la mayoría del pueblo), obligándolos a recurrir a los servicios privados de salud y de educación para recibir la atención adecuada, que el Estado se niega a prestar. En las dos últimas décadas se han creado más clínicas, más farmacias y más escuelas e institutos privados que estatales. Por ejemplo, en el sector salud habían 628 hospitales en el 2012 en todo el país: 165 del MINSA (26%), 85 de ESSALUD (13,5%) y 378 hospitales privados (60%). En el sector educación, en Lima Metropolitana existen 6,242 (77,56%) instituciones educativas privadas de primaria y secundaria, mientras que el número de colegios públicos de los mismos niveles asciende sólo a 1,805 (22,43%). Asimismo, de las 500 universidades existentes en el Perú, 51 (10%) son nacionales y 449 (90%) son privadas. No satisfecho con ello, el gobierno del traidor Humala ha lanzado el “paquete reactivador” para terminar de privatizar el Estado peruano y el agua potable, afectando a millones de peruanos pobres: “Para EsSalud, hemos puesto en marcha en el Callao y Villa María del Triunfo los dos primeros hospitales del país bajo el modelo de Asociación Público Privada”, anunció y ya privatizó las farmacias del seguro social; también ha concesionado 86 Agencias del Banco de la Nación de Lima en favor de las empresas privadas Hermes (recién adquirida por el Grupo Romero) y la española Prosegur, que no pagan por el local ni por la electricidad que consumen; en Lima y Arequipa el Ministerio de Educación ya inició la privatización de colegios e institutos y en Trujillo, el aprista José Murgia ya inició la privatización del Hospital Regional Docente. De este modo, el Estado oligárquico dejará de brindar los servicios de salud y educación a la mayoría de la población y ésta estará obligada a enriquecer más a sus explotadores capitalistas, a pesar de que todos los trabajadores pagan impuestos que deben revertir a ellos en forma de atención educativa y de salud gratuitas. Para su conocimiento, en Cuba todos los servicios de salud y de educación son completamente gratuitos para el pueblo cubano. Esto es posible porque Cuba es país socialista. Desatendiéndose el Estado de la obligación de prestar los servicios de educación y salud al pueblo, última responsabilidad social que le quedaba, ¿en qué va a utilizar el Estado la oligarquía? Lo va a convertir en una máquina represora del pueblo, cuando éste reclame sus derechos, cuando reclame justicia y libertad. A este objetivo obedece la presencia prepotente del milico Daniel Urresti en el ministerio del Interior, quien está preparando el asalto a Conga. La lucha aislada y desarticulada de los campesinos contra el capital extractivo depredador, por muy heroica que es, carece de la fuerza suficiente porque le falta la unidad que sí poseen la oligarquía y su Estado represor. La dictadura del capital sobre los trabajadores asalariados y el pueblo peruanos es posible porque el movimiento sindical está en crisis, porque el proletariado y el movimiento socialista peruanos han sido derrotados por la oligarquía y el aventurerismo senderista, y porque la dirigencia de la izquierda legal ha claudicado en el oportunismo electorero, sin importarle que la democracia burguesa esté capturada por la corrupción organizada: narcotraficantes, mineros ilegales, contrabandistas, criminales de cuello y corbata, que medran en el Congreso, el Ministerio Público, el Poder Judicial, la policía y los ministerios. La mejor prueba es que varios presidentes regionales y alcaldes están presos acusados de corrupción y, también, porque por primera vez en la historia reciente en las últimas elecciones han sido asesinados decenas de candidatos. En este panorama completamente perjudicial para los trabajadores peruanos, MASA plantea la tarea urgente de unificar la lucha del pueblo contra el saqueo neoliberal y la corrupción generalizada del Estado y el país, y esto sólo es posible fortaleciendo el movimiento sindical, construyendo el partido revolucionario del proletariado y eliminando el oportunismo y el reformismo del movimiento socialista peruano.
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