EL ARTISTA QUE JUEGA A SER DIOS
El artista que juega a ser Dios
La escritora Susan Sontag decía que los artistas son como héroes que viajan a los confines del subconsciente para explorar la esencia del ser humano y que sus obras son los trofeos de ese viaje. Algunas de esas creaciones son reflejos de la belleza que las inspira y resultan fascinantes para cualquiera de nosotros, pero cada cierto tiempo uno de esos exploradores sacude la escena artística con piezas excepcionalmente crudas, de un impacto que puede herir sensibilidades y escandalizar conciencias. En este grupo está el artista chino Cao Hui.
Este escultor es internacionalmente conocido por sus piezas que muestran animales despellejados o seres antropomórficos que entrarían sin problemas en cualquier película de terror. La muestra que las reúne se llama Temperatura Visual. Según el autor, la meta de su obra es: “disparar las emociones del espectador: sorpresa, temor, furia, tristeza o risa”. No hay duda que lo logre.
Entre las obras se puede ver un caballo o una oveja sin piel, y algunos pasos más allá una chaqueta hecha con piel que parece recién arrancada del animal al que perteneció. También hay muebles a los que parece que se les salen los órganos por un tajo en el tapiz, que también presenta una extraña textura peligrosamente parecida a la piel humana. Y de remate, no falta un enorme pie humano con un corte en la planta que deja ver su interior con detalles que harán la delicia de los admiradores de CSI y otras series de espíritu forense.
La idea del artista es cambiar la perspectiva del arte que se conoce como realista. “Cada vez más inquietos insatisfechos de la mera descripción de las apariencias superficiales, los artistas de hoy intentan explorar las profundidades de las cosas, una agenda que al parecer se mueve hacia la ciencia y otros campos –refiere Cao Hui–. Parece que los artistas ya no se contentan con ser artistas, sino que son conducidos por su propio amor a la creación a probar nuevos roles, sea de filósofo, científico, médico o quizás de ingeniero. Creo que sobre todo los artistas quieren jugar a ser Dios y no se detendrán ante nada para construir una verdad que lo valide”.
Al lado de este creador, el arte controversial de Damien Hisrt (el que pone tiburones y vacas cortadas en vitrinas llenas de formol) queda como memorabilia para el Día de la Madre. Este club no podía dejar de incluirlo en el Salón de lo Insólito.
1 Comentarios
5.02.12
Esto es una patada al cerebro, me gusta.
Publicado por: Lulù Guevara
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