Temprano en Desaguadero

 



(1) SOL Y SOMBRA. A pesar que el sol es cada vez más fuerte, la anciana de la imagen no suelta su abrigo, pues como en toda ciudad serrana de altura, hay sol pero en la sombra hace frio.

(2) CON EL SUDOR DE SU FRENTE. Desde muy temprano, esta anciana se gana la vida en Desaguadero, ciudad fronteriza con Bolivia y de amplia actividad comercial.

(3) MUJER. Peinar su larga cabellera es un ritual diario y luego unas trenzas como es habitual en la serranía.

(4) BAJO EL SOL. Pasear por las tranquilas aguas del lago Titicaca, sintiendo su generosa brisa, es cosa de todos los días, en la vida de esta niña.

(5) ACTIVIDAD. Pronto llegarán los comensales y hay que preparar el ambiente, todavía queda mucho por hacer para esta mujer vendedora de desayunos.

(6) A ORILLAS DEL LAGO. Jugar es lo principal, mejor si es a orillas del lago más alto del mundo, un privilegio.

(7) APURO. Ese aire de paz y tranquilidad que encuentra el visitante, contrasta con el apuro de esta pobladora de las islas de los Uros.
Algo que creo aprendí de mi abuelo materno, es iniciar el día muy temprano, así que cuando me fui solo a Puno, escapando de no sé qué, apliqué esa valiosa enseñanza y ni bien los primeros rayos solares se filtraron por la ventana de mi solitaria habitación, cogí mi cámara y a pesar del frío que me atravesaba, salí a la calle, que me reveló lo que ya sospechaba: una ciudad palpitante y en constante movimiento, de colores vivos e imponentes. Esta es una visión a la mañana y su gente, en cómo inicia su día, en la ciudad fronteriza de Desaguadero y en las maravillosas islas de los Uros, que entre preocupaciones de sus habitantes por el serio riesgo de contaminación en el que se encuentra el lago Titicaca, tratan con amable generosidad al visitante. Fue una experiencia mañanera, que me confirmó que desde temprano se vive más.

Javier Quispe 
Texto y fotos

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